martes, 23 de marzo de 2010

http://www.youtube.com/watch?v=MsWVvQHAzSU


Tenía pensada una crítica literaria para hoy, pero no hay ganas. Eso sí, será por la edad o porque la distancia le hace a uno fijarse en cosas que estando en casa no se fijaría,el caso es que ayer estaba viendo uno de mis canales temáticos favoritos, VIAJAR, ya desde que tenía el canal satélite ese en Berros (por cierto, alí sigue la antena que me reclamaban los de la compañía tras intentar darme de baja, no hacerme ni puto caso y dejar de pagar la cuota por las bravas, creo que en un rincón del jardín de la casa de mis viejos, bajo una capa de herrumbre y algo de musgo, que para venir a ponerla bien que se dieron prisa, pero para llevársela...decían que lo hiciera yo, que sigan esperando...) Pues resulta que en uno de esos zapping a lo loco me encuentro con un reportaje sobre Vitoria y sus cosicas, el cual echaron previamente en la serie de la 2 sobre ciudades españolas. Una pocholada, sobre todo en cuanto al enfoque desde el aire y la fotografía tan a la última. Otra cosa es el regusto que deja un reportaje sobre el terruño una vez comparado con otros que echan en el mismo canal y que, según me decía mi viejo con su agrosarcasmo habitual, están muy bien porque te hacen viajar sin moverte del sofá y sobre todo sin gastar un duro, faltaría más. Que resulta que una vez reportadas las excelencias de la capital alavesa con la Catedral de Santa María, el casco viejo y el Festival de Jazz a la cabeza, se va de visita a la Rioja Alavesa, Salinas, los pantanos y para de contar, de comentar.

Nada que objetar a la RIoja Alavesa como el destino lógico para el turista después de Vitoria. Laguardia es sin lugar a dudas por historia, cultura y puro atractivo la segunda ciudad de la provincia, al menos en cuanto al turisteo (no vas a mandar a alguien a Llodio de excursión, que te pone una denuncia que te deja sin oficina de turismo para los restos...), qué decir del paisaje, el arte y más en concreto eso que llaman el boom arquitectónico de las bodegas de autor, Gerhy, Calatrava, Azpiazu y compañía. Tampoco de la visita a Salinas aunque luego vayas allí y te encuentres que el museo de turno con su visita tiene un horario más que ajustado, no vaya a venir más gente de la que estamos dipuestos a atender, cagonlahostia. Lo de los pantanos ya es otra cosa, que sí, un lujazo a menos de veinte kilómetros de la ciudad, pero con todo de uso casi exclusivo de los nativos, poco más. Lo digo porque cuando veo en el mismo canal reportajes sobre otros destinos se percibe a las claras que el objetivo final es animar al personal a que se ponga al volante, compre un bono de autobus o de lo que sea, y haga una escapada hasta allí. En este caso, no lo tengo tan claro, será que de atractivos turísticos en comparación con otras lares andamos bastante justicos, que tampoco merece mucho la pena vender tanto atractivo turístico para que luego al desembarcar en V-G den de lleno con la simpatía vitoriana, quiero decir, con ese carácter que Unamuno definió como el resultado del cruce de los vientos de la meseta y los del Cantábrico, lo que en román paladín viene a ser una mezcla entre la sequedad castellana y la soberbia vasca al por mayor. Con semejantes ingredientes luego que no se extrañe nadie de que lo mejor que pueda pasarle al forastero en un establecimiento hostelero de V-G es que no le tiren el café hirviendo a la cara... No obstante, de hacer caso al reportaje la escapada merece la pena por lo viejo de V-G con algún que otro pintxo de paseo por el mismo o el ensanche decimonónico, la visita etílica a la Rioja Alavesa, y... poco más. Supongo que el formato del reportaje no da para recrearse en el parque de Izki, Gorbea, Quejana, los dólmenes y el románico de la Llanada, el valle de Aramaio, Ayala, Valderejo y alrededores, ni siquiera en garbeos por las villas más monumentales de la provincia como Antoñana, Arceniega, Bernedo, Contrasta, Elvillar, Labastida, Lagran, Labraza, Peñacerrada o Salinillas de Buradón y un largo etc de murallas y casas de sillería, gótico y campanarios. El caso es que el reportaje se explaye como pocas veces en la calidad de vida, el anillo verde, la obsesión por el deporte y otras mandangas de interés casi exclusivo para los naturales, pero que de por sí dudo mucho que incentiben más turismo que el exclusivo de paso. Todo parece más un video de promoción de las autoridades a mayor gloria del ombliguismo local que otra cosa. Una pena, hay mucho que mostrar, si se quiere, si de verdad interesa, y por si fuera pocos, ejemplos a tutiplén de cómo hay que hacerlo sin ir lejón de las provincias hermanas o simplemente vecinas, a destacar Navarra y Rioja, que cada una por su cuenta se han convertido en reconocidos destinos turísticos a base de publicidad y medios. Sin embargo, por lo que respecta a Álava, y mientras la política turística este en manos del Gobierno Vasco casi en exclusiva, mejor olvidarse de promomer nada ya que cualquier promoción de lo que no sea lo ya citado, la Catedral de Santa María y la Rioja Alavesa, parece supeditada ya de salida a la del ese museo impronunciable de la villa vecina, las playa de la Concha y, si me apuran, el Txillida-Leku. Es lo que tiene vivir a la sombra del vecino, formar parte de una organización territorial que es poco más que Vizcaya y sus alrededores; o estamos todos juntos pero no revueltos, con la capital o lo que sea donde ya la puso Iñigo Arista en su tiempo, o de lo contrario a resignarse a ser mirados por encima del hombro, ciudadanos de segunda, cuando no hasta con cierta condescendencia por ho haber sacado nota en la asignatura de aranismo para infectados por el síndrome del batzoki.

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