lunes, 18 de enero de 2016

FICCIÓN Y REALIDAD

por Txema Arinas
La captura del capo del narco Chapo Guzmán,  prófugo de la Justicia tras escapar de la prisión de máxima seguridad del Altiplano, y más en concreto las circunstancias o detalles de la misma con su huída a través de túneles escavados bajo la vivienda donde se escondía y a los que accedió por una puerta secreta, amén de la persecución en compañía de su jefe de sicarios, ambos pistola en mano, me han traído a la memoria la serie de televisión estadounidense de género policíaco The Bridge emitida por la cadena  FOX y protagonizada por el actor mexicano  Demián Bichir y la actriz alemana Diane Kruger (la cual es a su vez una versión libre de otra serie de origen coproducida por productoras de Dinamarca y Suecia en el año 2011).
En efecto, la serie, que tiene como principal hilo argumental la investigación por parte de una pareja mixta de policías, mexicano y estadunidense,  del asesinato  de una mujer cuyo cadáver es encontrado en el Puente de las Américas (Bridge of the Americas en inglés), un puente ubicado en uno de los cruces de la frontera entre Estados Unidos y México, sobre el Río Grande, y que comunica la ciudad estadounidense de El Paso (en Texas) y la ciudad mexicana de Ciudad Juárez (en Chihuahua), nos habla de todo aquello que nos remite de inmediato al presente criminal del país azteca y en el que la omnipresencia del narco a ambos lados de la frontera tiene un papel predominante. Tanto como que buena parte de lo que nos cuenta la prensa a cuenta de la detención del Chapo Guzmán, en particular la historia de la puerta secreta en el domicilio del narco y los túneles bajo la misma y su huída pistola en mano en compañía de su jefe de sicarios  me resultaban conocidas de haberlas visto precisamente en la serie. Hasta las imágenes y más en concreto el particular estilismo agro-hortera del propio Chapo Guzmán me recordaban a su sosias en la ficción. Así pues, la pregunta no puede ser más pertinente: ¿qué fue antes, el huevo o la gallina, es decir, la serie o la noticia, la ficción o la realidad?
No lo sé y tampoco voy a dedicar mucho tiempo a documentarme al respecto. En todo caso, lo normal dentro del género negro es que los autores de ficción se nutran de la realidad para inspirar sus historias, siquiera ya sólo para documentarse con el fin de dotar a éstas del imprescindible viso de verosimilitud que requiere el género realista por excelencia. Con todo, y siempre en función de esa verosimilitud que pueda hacer creíble una historia negra por muy disparatada que parezca, todo autor de novela negra sabe que la realidad supera con creces la ficción y que por ello, y aunque algunos detalles de la primera resulten sumamente jugosos para aderezar las historias –estoy pensando en la relación del capo mexicano y su paisana la actriz Kate del Castillo, protagonista del culebrón de mayor audiencia de los últimas años en el país norteamericano, La Reina del Sur, y la polémica surgida a raíz de la entrevista de Sean Penn al prófugo en su escondite- a veces conviene dejar a un lado aquello que el lector podría considerar demasiado forzado o ya directamente pasado de rosca. Por suerte, el filón de datos, por no hablar ya directamente de horrores, que proporciona el narco mexicano y en especial, todo lo relacionado con el territorio fronterizo a ambos lados del Río Grande, es de tal magnitud que el autor tiene donde elegir sin miedo a que la realidad le estropee una buena historia por muy rocambolesca que sea.
Ahora bien, hay que ver cómo cambian las cosas en cuanto cambias de escenario y te tienes que adaptar no tanto a peculiaridades de uno como el español, sin ir más lejos, como a las ideas preestablecidas que los lectores pueden tener sobre éste. Estoy pensando en la acogida que tendría, no ya por los lectores, sino incluso por un editor medianamente serio, una propuesta editorial en la que yo, como escritor de novela negra, plantearía una historia de narcotraficantes con apariencia de paisanos que no han roto nunca un plato, policías o más bien picolos al estilo de los de Lorenzo Silva, esto es, de auténtica ficción, jueces estrellas que saltan desde el helicóptero sobre la lancha requisada por la policía costera con un alijo dentro, corrupción en sus más diversas formas y así en general todos los ingredientes al uso, una historia digamos que ambienta en Galicia porque ese es el escenario más recurrente por estos lares, y por mor de hacerla más atractiva, completa, es decir, recurriendo a la más estricta actualidad, Ficcion y realidad_imagense me ocurriera incluir el personaje de un presidente de la Xunta que fuera amigo íntimo desde la infancia de un conocido capo de la droga y del que hay fotos veraneando sobre la cubierta del yate de este último. Un presidente que a pesar de las pruebas gráficas acerca de su vínculo con el capo en cuestión se niega, ya no sólo a dimitir de su cargo, sino que incluso niega la mayor, esto es, el vínculo con el capo en cuya compañía se le ve en traje de baño. Y por si fuera poco, un presidente de la Xunta que vuelve a presentarse a las elecciones y también vuelve a salir elegido por una ciudadanía para la que la constatada connivencia de su máximo representante institucional en el país galaico con un capo de la droga no pasa de ser una mera anécdota sin mayor trascendencia. ¿Me habría dicho mi editor que quitara lo del presidente de la Xunta porque le restaba verosimilitud a mi historia, que eso en México, Bolivia o Venezuela, pues vale, puede tener un pase, pero que a quién se le ocurre inventarse algo así en un país tan moderno, civilizado, euro-satisfecho, como España? No sé, mucho que temo que ni a un escritor tan reconocido y talentoso, dos cualidades que no tienen por qué coincidir pero que en este caso lo hacen y con creces, como Domingo Villar (Ollos de Auga, 2006, A Praya dos Afogados, 2009), le dejarían poner al respecto. Ya se sabe, todo por la dichosa verisimilitud.

Relato publicado en: http://solonovelanegra.com/tag/arinas-txema/
© Txema Arinas. Enero 2016.  Todos los derechos reservados.

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