martes, 26 de diciembre de 2017

NO HAN GANADO LOS INDEPENDENTISTAS, HAN VUELTO A GANAR LOS AUTODETERMINISTAS.

La práctica totalidad de la prensa internacional, la cual en principio no se debe a IBEX alguno o su contrario, si lo hubiera, no tiene ninguna duda (tampoco Enric Juliana...), el jueves ganaron los independentistas las elecciones autonómicas. Que Ciudadanos quedara primero, a tres escaños del segundo partido y cinco del tercero, es algo meramente anecdótico. Con todo, esa es la noticia de portada de la mayoría de los medios españoles. Porque es lo que les interesa, dimensionar la victoria meramente formal de Ciudadanos y resaltar la figura de Arrimadas como lideresa natural del unionismo. Porque la realidad es que la victoria de Ciudadanos responde única y exclusivamente a una reubicación del voto unionista a costa de la debacle del PP y el aumento de votantes. También los independentistas han ganado 80.000 votos respecto a las últimas autonómicas, es decir, que a pesar de todo no ha habido ni un paso atrás, más bien unos cuantos adelante.

Pero la realidad no tiene vuelta de hoja por mucho que los medios españoles, con alguna que otra honrosa excepción digital, se empeñen en ofrecer a su clientela una imagen deformada, interesada, oficializada, de ésta. El verdadero vencedor de estas elecciones, dicho con la debida distancia y desde un punto de vida exclusivamente subjetivo, es Puigdemont sin el menor lugar a dudas. Todas las encuestas daban a la ERC de Junqueras por delante de los antiguos convergentes y con bastante distancia. Pues no ha sido así, a pesar de la campaña bestial de demonización, criminalización, ridiculización, del president, una buena parte del electorado indepe, y con toda seguridad de catalanes que no lo son pero que sí estaban indignados por todo lo que ha supuesto el 155, han colocado a Puigdemont como en el único candidato con posibilidades de volver a ser investido president.

A decir verdad, la suma de JPC y ERC es una victoria absoluta, incontestable, no se me caen los anillos en decir que hasta épica dadas las circunstancias, sobre todo si tenemos en cuenta lo que ha ocurrido después del 155. Una victoria aplastante contra el 155: 70 escaños contra 57. Más aún, si pensamos que todo este pifostio ha girado y gira, no alrededor de la independencia, no, sino de la reclamación de un referendo de autodeterminación, no queda otra que sumar los 8 escaños de los Comunes. Entonces la distancia entre los autodeterministas y el bloque del 155 todavía es más grande: 70 escaños contra 57. ¿Dónde está la victoria de Arrimadas? Quiero decir, más allá de los titulares de El País y compañía...

Y sí, los independentistas siguen sin sumar mayoría en votos. Pero vuelvo a insistir, esto no va de independencia, va del derecho a decidir, de modo que menos desvergüenza a la hora de sumar los votos de los comunes a la mayoría unionista y más honradez para hacerlo al bloque pro referendo. No es la independencia lo que está en juego, es el reconocimiento de los catalanes a decidir su futuro. Y sí, por supuesto que sí, también el de cualquier otra nación de las que componen España. Dicho de otro modo, lo que en realidad se juega es el reconocimiento de la realidad plurinacional de España que la Constitución niega y el establisment español desprecia y demoniza.

Han machacado a todas horas y desde todos los medios posibles contra los independentistas. Han elaborado un relato para consumo del españolito medio, el español y muy español, en el que estos eran lo peor que se podía concebir: supremacistas, insolidarios, imperialistas, sediciosos, criminales, enfermos mentales. Y no niego que sus líderes no hayan hecho méritos con su patética "perfomance" de la unilateralidad sin red ni nada de nada, para ganarse el descrédito de hasta el español más moderado e incluso empático. Empero, el establisment español ha elaborado un discurso exclusivamente legalista en el que la ley y la Constitución -insisto que esta hecha expresamente para hacer inviable con la ley en la mano reivindicaciones como la de los independentistas-, única y exclusivamente para negarse a hacer política, la cual, por cierto, he ahí la paradoja con su cuota de drama, es la manera histórica que tiene el poder en España de hacer política; Cuba, Marruecos, Franquismo...

¿Y ahora qué? La victoria independentista ha laminado al PP en Cataluña, el principal responsable de la aplicación del 155, el que todavía gobierna Cataluña gracias a éste como si de un territorio ocupado se tratara. ¿Qué pasará si vuelve a ser investido el "president" en fuga, si es detenido incluso antes de poder serlo, si lo es cualquier otro candidato indepe? ¿Habrá 155 ad eternum? ¿Elecciones hasta que ganen de una vez por todas los "neolerrouxistas" con todas las artimañas habidas y por haber? Sí, Lerroux en vena y por primera vez desde el 78, porque la campaña de Arrimadas ha resucitado el anticatalanismo de las masas inmigrantes que viviendo, e incluso habiendo nacido en Cataluña, nunca han sentido la necesidad, ni tenido el deseo, de integrarse en la cultura catalana, que la desprecian incluso en la convicción de que al encontrarse en su propio país son los otros los que deben integrarse a ellos, puro síndrome del colono lo mires por donde lo mires. Menuda papeleta tiene el gran perdedor de las elecciones del jueves, un tal Rajoy: sentarse a hablar con los criminales indepes para encontrar una salida al embrollo histórico en que se encuentra o resignarse a gobernar Cataluña como una colonia para los restos tratando a los independentistas como trató Franco a los republicanos durante cuarenta años: como vencidos.

Todo apunta a que no hay más salida que sentarse a hablar, que los resultados de los proreferendo no dejan dudas de cuál es la salida para desatascar esta situación y recomponer la fractura de marras que unos atribuyen en exclusiva a los indepes en una interpretación harto partidista e interesada de las razones de dicha fractura: "Han sido ellos por alterar el status quo, si no hubieran planteado su reivindicación nada habría pasado". Claro, y si vosotros os hubierais comportado como verdaderos demócratas al estilo de los canadienses, británicos, daneses, etc, y ante el hecho de una mayoría parlamentaria a favor de un referendo de autodeterminación, pues tampoco, tampoco.

Pero para qué nos vamos a engañar, así entre nosotros, en confianza: no va a haber negociación alguna, nadie va a cambiar de postura, no va a haber más acuerdo que el de no tener ninguno con el de enfrente. No porque cuando pudieron se negaron en redondo despreciando la fuerza del adversario, y ahora porque la clase política española parece genéticamente incapacitada para desdecirse en nada, no digamos ya para ceder. Sólo hay que echar una mirada a lo que dicen y escriben los más conspicuos de sus voceros mediáticos para darse cuenta de lo que afirmo. Eso o leer las declaraciones de políticos en derribo como Rodríguez Ibarra, el cual, ante el fracaso a medias del PSC de Iceta, propone que el PSOE se separe de Este para reforzar el mensaje españolista del PSOE, esto es, para conseguir recuperar lo que Ciudadanos les ha arrebatado, para hacer el lerrouxismo que él siempre ha hecho desde Extremadura. Y no es baladí, a mi juicio no, es todo un síntoma de esa incapacidad de miles de españoles y muy españoles de entender el hecho plurinacional de España y, más en concreto, lo sucedido en Cataluña durante las últimas dos décadas. Seguirán hablando de enfermos mentales, de racistas con pujos imperiales, de gente abducida por el sistema escolar, de paletos ignorantes, de ricos insolidarios, demonios estelados -y eso aunque la geografía electoral demuestra que los verdaderos ricos de Cataluña han votado a Ciudadanos o colaborado con el chantaje económico del PP de Rajoy-. Lo que sea con tal de hacer imposible en el imaginario del español y muy español sentarse a hablar con un adversario al que prácticamente se le ha despojado su condición de personas dignas a ser tenidas en cuenta, o ya sólo en su sano juicio.

En cualquier caso, estas elecciones han evidenciado algo que yo siempre he pensado a espaldas del relato mediáticamente omnipresente, oficialista, y extremadamente partidista, de los medios españoles: el verdadero peligro para la unidad de España no es otro que el nacionalismo español.

*El titular del Frankfurter Allgemeiner, el periódico de centro-derecha más leído en Alemania, dice literalmente: "Los separatistas ante la victoria en Cataluña."

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