jueves, 31 de enero de 2019

RIPIOS DEL FARSANTE




Ripios para hacer puñetas.

La cagaste, Savater
¡qué risa, (tía) Felisa! 
¡qué listo, Calisto!
¡qué monada, limonada!
¡qué nivel, Maribel!


Los nacionalismos todos muy malos.
el cáncer de España,
no como en Francia,
allí a los vascos y catalanes 
apenas se les oye,
sobre todo hablar en su lengua
apenas reivindican nada.
Las identidades son todas asesinas,
menos si las pones en souvenirs
para llevar de vuelta a París.


Los nacionalistas son siempre los otros,
el resto ciudadanos del mundo.
Y así y todo, dice en su (enésima) diatriba,
los españoles deberían ser más nacionalistas,
que se quieren poco, pena penita pena.
Oh, maestro de la impúdica contradicción,
de la impostura desde el EGIN al ABC.
Porque aquí se vive como en ninguna otra parte,
y se come de puta madre,
y se folla cuando se puede,
y se cambia de chaqueta que da gusto.
¡Vivan los toros y la paella!
¡Viva la Consti y la pandereta!
¡Viva todo alrededor de mi ombligo!


Cinco millones de idiotas,
ahí es nada en boca del gran filósofo.
¡qué agudeza, maestro de la sutileza!
¡qué galanura, el muy caradura!
¡qué prepotencia, su eminencia! 
¡qué verbo, el de la Ética para Amador!


Menudo plan, olvidaste a Ciorán:
"En España nunca hubo verdaderos filósofos,
los españoles están tan obsesionados por sí mismos
que se erigen en el único problema."
Por eso Baltasar Gracían fue un jesuita moralista,
Ortega y Gasset un sociólogo reaccionario,
y tú un pergeñador de libros de autoayuda.

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