domingo, 6 de enero de 2013

FELACIÓN A DISTANCIA







Anoche enciendo la tele y aparece un tío que creí que imitaba al inefable Hermida dirigiéndose de "vuestra majestad" a otro que parodiaba al rey de algunos españoles, pensé, claro, que era un refrito cutre del Mota, o del cutre de Mota, qué más da. Pero, luego oí que el que hacía del Borbón hablaba de que lo que le falta a Espala es más igualdad y solidaridad y ya no, ya me di cuenta de que era una INMENSA TOMADURA DE PELO a toda la ciudadanía, y eso en el supuesto de que realmente exista ésta y no una inmensa, sumisa y alienada masa de súbditos y para de contar.





Y sí, el tema ya tiene aires de matraca, como si siempre que sale alguna noticia relacionada con el Borbón uno se viera obligado a despotricar contra él, siquiera ya sólo para tener con qué rellenar este blog. Por eso me he resistido hasta hoy. Ya han dicho y escrito de todo por ahí. Pero, hay que joderse, abro hoy las primeras páginas de EL PAÍS, periódico del que mi señora me ha surtido de bonos para poder adquirirlo a diario, y me encuentro con uno de los típicos ejercicios de este periódico, en concreto el de la falsa equidistancia hacia los temas espinosos, esos en los que no sólo aparenta no posicionarse, sino que encima lo hace con su tan característica autosuficiencia, esto es, dando a entender que puesto que ellos se tienen por un periódico serio, homologable a los más exquisitos del resto del mundo, casi, casi por encima del bien del mal, y aún y todo, con una pretendida patina de progresía, eso es, de falso despego. Y sin embargo, lees de arriba abajo lo que dicen acerca del monarca y en seguida te percatas de que esa falta de posicionamiento, esa falso distanciamiento con el que presentan el tema, y sobre todo en razón de que no hay ni la más mínima crítica, más bien al contrario, un descarado lavado de imagen presentando la corona como un sujeto tan humano y cercano como cualquiera de nosotros, no es sino una forma como otra cualquiera de apoyar la campaña de prestigio a toda costa de la institución monárquica. Campaña a la que pertenece la que algunos han llamado "felación a distancia", esto es, la entrevista de insufrible Hermida, momia de lo más casposo que uno pueda imaginar dentro del jodido "establisment"  de la cosa mediática española. 





Es evidente que han tocado a rebato para intentar remontar la caída en picado de la opinión de los españoles respecto a la monarquía. No es para menos, la corona es la piedra angular del sistema instaurado durante la llamada Transición, esto es, el sistema que se vendió a la población como un pacto entre diferentes para aceptar una democracia con sus libertades a cambio de no tocar lo esencial del poder económico de la clase dirigente durante el franquismo. Ese sistema otros lo hemos llamado desde siempre "Transtraición", esto es, la reiterada traición a los principios y prioridades de la oposición democrática frente a los intereses del régimen franquista, empezando por la más flagrante de todas, la aceptación del heredero de tirano sin necesidad de un referendo previo. 





Luego ya se aplicaron en extender y abundar en las mentiras convertidas en mantras, los lugares comunes acerca del rey que nos trajo la única democracia posible, la que le convenía a él y su casta, las supuestas virtudes de un monarca que es todo menos un lumbreras, incluso la imagen insoportablemente trasnochada y hasta ofensiva de un monarca paternal que en realidad sólo era el reflejo de la idea paternalista del estado que tiene su institución, donde la noción de ciudadanía, esto es, la suma de las voluntades individuales, suena poco más que a chiste en esta España elitista y ventajista. Y eso por no hablar de la censura que durante décadas ha habido alrededor de la figura del monarca, de las condenas a todo aquel que hasta no hace mucho osaba criticar la institución, de la impunidad legal o constitucional que lo rodea en lo que parece más propio de un régimen del pasado que de nuestra época.



Ahora bien, los que siempre hemos dado la murga con el carácter intrínsecamente antidemocrático de la monarquía española, los que recordábamos cada vez que teníamos la ocasión que al Borbón lo eligió Franco y no el pueblo español, los que comentábamos las más que curiosas trapacerías de toda esa pléyade de ex-militares, empresarios, banqueros, intelectuales orgánicos, políticos y demás ralea de arribistas que rodeaba al rey que decían sin corte, ya, ya, pues hasta hace no mucho dábamos en moscas cojoneras, aguafiestas, tábanos, figurones, listillos. No era para menos, cuando las cosas iban bien y todo parecía perfecto a la mayoría no le gusta que le den la tabarra con lo que sólo se les puede antojar obsesiones o monomanías de terceros. Pero ya digo, hasta no hace mucho, porque ahora, elefantes y Urdangarín mediante, muchos de esos que en seguida te fruncían el ceño cuando salías con tu monserga republicana, ahora son los primeros en lanzarse a degüello sobre el Borbón, vivir para ver y sobre todo para beber para olvidar. 

Por eso resultó tan patética la entrevista del engolado y baboso a más no poder Hermida. Tanto como reveladora de los verdaderos intereses del monarca, aparte, claro está, de vendernos las excelencias de su heredero como en un mercadillo gitano, que no son otros que conservar su finca, ya lo dijo, entre sus méritos traer su modelo de democracia y asentar la monarquía, objetivo del que, como cualquiera puede entender, él y los suyos son los principales beneficiarios poco más que por designio divino, sí, como el la Edad Media sin ir más lejos. Y como de conservar la finca se trata, pues también le preocupa al Borbón, cómo no, la integridad de su finca. De ahí el aviso a catalanes y a otras especies de malos españoles, que en su modelo de democracia hay límites, él lo recuerda, y entre estos, ni qué decir, el de cuestionar la sacrosanta unidad de su reino, poco importa que la mayoría de un determinado territorio no quiera seguir perteneciendo a su tinglado y por lo que sea, que a saber, a discutirlo en todo caso, eso es muy feo y es inviable porque así lo dicta una Constitución hecha a medida del poder central, faltaría más, no por convicción democrática o cualquier otra cosa que tenga que ver con el siglo XXI como en el Reino Unido o Canada. No, para qué convencer a los catalanes de lo que nos une y nos conviene, mejor recordarles que no se tomen muy en serio eso de la democracia, que tampoco era para tanto, mera formalidad propagandística. 

Y luego, claro está, el rey padre que se preocupa por el mal estado de sus súbditos, que le da mucha pena que lo que está pasando, que no haya trabajo, se tengan que ir fuera y todas cosas tan tristes, aunque luego omite que él mismo representa la máxima institución del sistema que ha dado lugar al desastre no ya económico, y a la foto de arriba me remito, sino sobre todo político y social, la percepción por parte de una gran mayoría de españoles de que después de décadas de democracia todo estaba montado en beneficio de una élite de intocables compuesta por lo de siempre. Pero bueno, será precisamente eso a lo que se refería el Borbón cuando hablaba de que lo más le orgullece de su reinado es haber conseguido una España moderna y solidaria, vamos, para desternillarse, oyes, no se puede ser más cínico o memo.

Pero bueno, ya lo dijo el esperpento al cuadrado del eterno flequillo, juntos podemos, podemos capear el temporal y conseguir llevar la nave a buen puerto bajo la tormenta, esto es, hacer todo lo posible para que una vez escampada ésta nada de lo que hay cambie en esencia, para que todo siga igual y sobre todo los mismos de siempre al frente, Lampedusa siempre en mente, como si no hubiera pasado nada, como si no hubiera que cambiar nada. Y en eso están, con la ayuda de sus cortesanos en todos, prácticamente todos los medios de gran difusión y los dos grandes partidos. Sólo así se entiende el desprecio infinito de un locutor de una de esas emisoras de alcance nacional cuando tras escuchar las babosas declaraciones de los portavoces del PP y el PSOE encomiando las palabras del Borbón, le toca dar paso a la mosca cojonera de turno, la minoría por méritos propios, esto es, por no haber comulgado, o acaso sólo lo justo y en el pasado, con el consenso establecido entre todos los poderes fácticos españoles para divulgar la idea de un rey que no nos lo merecemos, la hostia en verso, un don divino, bueno, franquista más bien: "damos paso a las declaraciones de Gaspar Llamazares, que parece ser que tiene algo que decir que no le gusto de la entrevista..." a lo que bien podía haber añadido: "será hijo de puta, porque tiene que haber de todo, que si no, le metía yo paredón a ese rojo de mierda..."

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