jueves, 31 de enero de 2013

EL FUTURO ESTÁ EN EL GATOPARDO


De entre lo peor de esta crisis la certeza cada vez más extendida de que la ficción de un contrato social por el que cada ciudadano aportaba su granito de arena en su propio beneficio y ya de paso también en el del resto, la mandanga esa de que todos estábamos en el mismo barco, se ha venido abajo definitivamente. Qué otra cosa pensar cuando las élites económicas que en su inmensa mayoría lo son gracias a que parten de una situación de privilegio, el llamado liberalismo ventajista, esto es, en una carrera supuestamente abierta a la participación de todos los primeros en llegar siempre son los que estaban en primera línea de salida, iban en patines o hasta el culo de EPO, muestran su verdadera cara insolidaria, clasista, despectiva hacia el resto de sus conciudadanos, y, sobre todo, confiesan que éstos para ellos son poco más que conejillos de indias o simples piezas del ajedrez de las grandes finanzas o chanchullos al por mayor en el que ellos, por muy crudo que lo tengan, siempre acabarán ganando. Y para muestra un botón.

Eso de entre lo peor, porque lo peor de todo, me temo, es que pase lo que pase y cuando pase en realidad no pasará nada. Quiero decir que cada vez estoy más convencido de que por muy injustas e irreversibles que sean las consecuencias de la crisis económica, por muy generalizada que esté la corrupción a todos los niveles, por muy injustas y abusivas que sean las leyes que aprueba el actual gobierno para restringir la libertad a los ciudadanos en beneficio de una minoría privilegiada (recortes y privatización de lo público, anmistía fiscal, subida de las tasas judiciales y de todo tipo, indultos selectivos, reforma educativa, abusos policiales...), y sobre todo, por muy evidente que se haga día tras día que los de arriba se chotean o se pasan la crisis de marras por el forro de los cojones a cuenta de los de abajo, nada o muy poco cambiará en esencia porque los dos grandes partidos que constituyen los pilares de esta segunda Restauración Borbónica harán todo tipo de malabarismos legales y mediáticos para hacer creer a la mayoría que siguen siendo los únicos verdaderamente capacitados para pilotar la nave y que el resto, como mucho, simples idealistas o extremistas, gente de poco fiar, mejor no hacerles caso que para eso ya estamos nosotros, los de siempre, los de toda la vida, los de las dietas para acudir al parlamento teniendo casa en Madrid, los que lo mismo te digo una cosa que otra según me convenga. Al fin de cuentas, esa es la única estrategia que tienen a la vista, la de resistir todo lo que se pueda a verlas venir, que escampe el temporal y a ver si salen los dichosos brotes verdes de una vez por todas, que ya verás como al primero la gente empieza ya a cambiar de actitud, en cuantico se reduzca el paro un poco y ese que antes despotricaba contra todo, el que pedía guillotina a gritos para los políticos y la monarquía, ya verás como se olvida de todo con la primera nómina. Y si no más fútbol, más telebasura, más y tu más que yo, que ya amainará, ya, y todo seguirá igual, y entre tanto, si las cosas se ponen muy crudas, pues echamos mano de Lampedusa y "se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi"). Vamos, la vicepresidenta ya se ha puesto a ello, que dicen que hay que empezar a firmar pactos con el primer partido de la oposición a ver si maquillamos las cosas, si hacemos como en realidad nos importa el cabreo que la gente lleva encima, como si nos importara lo más mínimo la corrupción que hemos aceptado como endémica al sistema, este de la Segunda Restauración Borbónica, repito.

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