Callejeando a la mañana por lo viejo, desde el barrio árabe de Al-Dabe a la Plaza de la Brullería, rampa de acceso nueva a la Catedral junto a la torre de los Anda, pequeños grupos de turistas catalanes y franceses plano en mano intentando adivinar por dónde acceder al templo que venden como "Abierto por Obras". Llegamos a Cuchi, la calle petada de polares y chubasqueros negros y grises con pegatinas de LAB. Era de cajón por el sirimiri y también porque los de LAB potéan en casa, vamos, en su calle. El caso es que uno se pregunta en plan retórico a qué vendrá tanta uniformidad en el vestir como en el color. De hecho, mi señora asturiana parece ser la única que pone una nota de color con su cortavientos rosa en medio del magma gris oscuro tirando a negro que compagina Maiatzak 1 eta Pintxopote. A decir verdad, da tanto el cante que tomando un pote en el Elizondo casi me entran ganas de darle la espalda y ponerme a pegar la hebra con una cuadrilla de fieros abertzal-sindicalistas que conozco de vista de toda la vida, que es cosa como muy de aquí eso de conocerse de toda la vida y, pese a haber poteado codo con codo durante décadas e incluso corrido tal que así en más de una mani de cuando todos éramos alegres y combativos o algo por el estilo, no haber intercambiado ni media palabra hasta el día de hoy, que de qué. El caso es que noto que me está entrando el síndrome de OCHO APELLIDOS VASCOS y ya me imagino a mi señora en su chubasquero rosa poniéndose a berrear con dos zuritos de más subida al crucero que hay a la entrada de la Plaza del Machete: "Euskadi tiene un color especiaaaaaal..." Sí, muy especial, gris oscuro tirando a negro... y menos mal que estamos en el "Sur". En fin, apuntes viniendo de fuera cada dos o tres semanas.
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