viernes, 9 de febrero de 2018

DEL SANTO OFICIO, Y VAN...



Pero qué puta de mierda de país es éste donde se vuelve a castigar a la gente por blasfemar. Bendita coartada la de la ofensa a los sentimientos religiosos para restaurar una versión actualizada de la Inquisición, para blindar a la Iglesia y a los creyentes de las criticas y chanzas del prójimo, para recortar la libertad de expresión y siempre, siempre, en una sola dirección. Y que haya gente que lo justifique. Cada vez más una democracia de mínimos, formal y poco más, votar y agachar la cerviz para no meterse en líos todo uno.

Ahora, no nos engañemos, no habría esta sentencia si no hubiera un juez que la tramita y hace suya la supuesta ofensa. Porque no hay nada más subjetivo que la ofensa a los sentimientos religiosos, a los sentimientos en general. No se puede cuantificar, valorar, el dolo de la ofensa, de ahí que esta absurda ley lo que hace es funcionar como coacción a la discrepancia, la sátira, la,burla pura y dura, Sirve para amedrentar a la gente, para que no opine, no bromee, no cuestione nada ni desde el humor ni desde la reflexión más o menos sesuda. Están creando un estado de opinión en el que el ciudadano tiene miedo a ejercer sus derechos como tal y de entre los que destaca la libertad de expresión. Es la jugada más perversa y descarada de aquellos cuyo concepto de la democracia es meramente formal porque su verdadera idea de las cosas es esencialmente autoritaria. Son los que no aceptan la discrepancia en sus vidas, los que la consideran siempre una ofensa, los que ven libertinaje en toda opinión contraria, los que ni entienden ni soportan el sentido de humor del prójimo, los enamorados del orden, del suyo, y del alto concepto que tienen de su dignidad sobre todas las cosas, los que sólo entienden vivir en sociedad de una manera jerárquica e impositiva, el lado más negro de nuestra Historia. Creo que no hace falta subrayar quiénes son, dónde están, cómo han llegado a donde han llegado para poder hacer lo que están haciendo, tienen millones de cómplices.

No hay comentarios:

Publicar un comentario