lunes, 8 de abril de 2019

LA PAJA EN EL OJO AJENO





Creo que Julen Arzuaga tenía razón cuando acusaba a la PN y la GC, con la complacencia y apoyo del PP, de intentar impedir el reconocimiento de las víctimas que ellos mismos han causado durante décadas en EH con la tortura sistemática, la guerra sucia y no pocos muertos, todo lo cual ha sido perfectamente corroborado en parte, solo una parte, por el famoso informe de expertos encargado por el GV. Eso lo sabemos la mayoría de los que hemos vivido los llamados años de plomo. Y también sabemos cómo se desconoce fuera por la inmensa mayoría de españoles, o peor aun, que no se quiere reconocer, y que la razón última de dicha actitud no es otra que oficializar a toda costa, y sin opción a la disidencia, un relato en el que la lucha contra ETA de la PN y GC fue escrupulosamente democrática y siempre sujeta a derecho. Una mentira como una casa. Empero, Julen Arzuaga carece de toda legitimidad para hacer tal denuncia cuando el mundo ideológico al que pertenece, la izquierda abertzale que estaba en HB y por lo tanto a las órdenes de ETA, no ha reconocido en toda su dimensión moral y humana los crímenes cometidos por su brazo armado contra aquellos que tildaron como objetivos, tiroteables en el lenguaje que todos sabemos, e intentó imponer por la fuerza de las armas, y el clima de terror derivadas de estas, su proyecto político al conjunto de la sociedad vasca que no estaba por la labor. Creo que procede recordarlo porque pasados ya varios años desde el cese de la violencia por parte de ETA, que no su disolución, y en el clima enrarecido en el que vivimos donde el nacionalismo español más rancio y jacobino amenaza e insulta a diario a todos aquellos que tampoco compartimos su ideario excluyente y uninacional, algunos parecen haber olvidado demasiado pronto lo obvio, cuando no siguen anclados en la vieja dialéctica exclusivamente militar. Vamos, que Julen y compañía están como para llamar nazis a otros. Si eso los que estuvimos siempre contra ETA y su delirio autoritario.

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