jueves, 8 de agosto de 2019

CRÓNICA DE UNA NO ASISTENCIA



Escribo desde la cafetería adonde he ido tras hacer el recado en Gasteiz que me ha hecho madrugar después de acostarme anoche a las tantas. Como ando con "fame" pido un cruasán a la plancha para desayunar untado con mantequilla según costumbre. La camarera me mira como si le hubiera preguntado por el color de sus bragas. Luego, enseguida, me cosco de que estoy en Vitoria y que aquí un simple no es poco, sino que siempre hay que dejar constancia manifiesta del desprecio infinito que te inspira el cliente con sus chorradas. Entonces me acuerdo de que anoche, en la plaza más importante y concurrida de la ciudad, mi señora y una amiga entraron en un local a pedir bocatas para los que estábamos en la terraza, y cuando piden que les calienten los de lomo y así, los cuales debían estar hechos desde la mañana, escuchan a la encargada que le dice a la camarera que se disponía a meterlos en el hornillo, que la última vez que hiciera eso, que menudo gasto si había que calentar los bocatas a todos... Así, con dos ovarios delante de ellas, Vitoria in vein, donde todo detalle para con el cliente es una claudicación en no se sabe muy bien qué guerra entablada por los hosteleros contra el resto de la humanidad.

Luego yo quería ir a ver el concierto de la Chula Potra, "¿Dónde estás Yolanda?" y así. Y eso que después de hora y pico en la playa de Saturraran con los críos para que no se los llevara la corriente y el trajín por el " Kalbaixo" detrás de un coche con un inútil suicida al volante,, estaba hecho polvo. Pero bueno, pregunto a mi señora y a una amiga si nos podemos acercar hasta el Gaztetxe, y como ando medio dormido acabo al rato rodeado de peña en un rincón con olor de orines y un ruido atronador. Espabilo a ver si distingo a una tal Julieta Itoiz sobre el escenario y alucino porque no me la imaginaba tan chata y generosa de caderas. Luego ya la música, que como sabía que lo suyo era rap tampoco esperaba una maravilla..., yo es que soy muy de rock, blues, jazz, son cubano, bossa nova y en ese plan anclado en el pasado así me maten...; pero no, aquello era demasiado, un horror de luces y decibelios.. Demasiado, eso y la puesta en escena con juego de luces y gogós dando brincos junto a la cantante, todo años 80 por un tubo. Vamos, un demodé que echaba para atrás y además un sonido también de mierda. Entonces oigo: "A quién le importa lo que yo haga, a quién le importa lo que yo diga, nunca cambiaré..." Y sí, claro que también le pega a la Txula, sí; pero, de rap-punk nada de nada, la que berreaba era la insoportable levedad del ser de la caramorro de la Alaska y su grupo verbenero Fangoria. Me habían arrastrado hasta el concierto de Fueros y no al del Gaztetxe; lo que pasa por dejarte en manos de dos maduras pijotonas. Eso y que ya decía yo que había demasiada peña. Demasiada para mí, que sin droga no soporto las multitudes y con casi que tampoco. Suerte que cuando me agobio pongo unos ojitos de perro apaleado que no se resiste nadie y a mitad del concierto hubo retirada Lo de Julieta una pena, ya habrá otra Aunque algo he visto por ahí que lo de anoche fue la hostia. Y no me extraña, yo también prefiero mil veces el gaztetxe -por supuesto que debidamente drogado- a los Fueros; pero...

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