LO DE LA SEMANA





-¿Y ya está, después de la que hemos montado esto se acaba aquí, España en manos de un gobierno a merced de etarras y golpistas? ¿Cuál es el siguiente paso, Pablo, centrarnos?

-¿Centrarnos? Ja, ja, ja, qué cosas tienes, Caye, si yo no tengo ni idea de dónde está el centro, qué coño es el centro, para qué sirve el centro. En realidad no tengo ni puta idea de nada. Bueno, de una sí.

-¿Cuál, Pablo, cuál?

-¡ESPAÑA, ESPAÑA!

-Pero...

-Yo soy español, español...

-Obvio...

-Venga, Caye, no seas así, mujer, que eres muy siesa, vamos a escupir unas aceitunas con Teodoro, ya verás qué diver.






Tú ponte por un segundo en la piel de un ciudadano extranjero, o ciudadana extranjera si tan mal llevas lo del neutro en castellano, pongamos que un danés, holandés, canadiense o de cualquier otro país de acreditada solera democrática, el cual tiene noticia de la investidura parlamentaria del presidente de un país en el que la oposición de los partidos de derecha acusan a éste de traidor, felón y cómplice de asesinos terroristas, que considera su elección ilegítima sólo por pactar con grupos parlamentarios cuyo ideario detestan, pero que si están en el parlamento es porque así se lo permite la ley que emana de la Constitución que ellos dicen defender sobre todas las cosas. Ponte en el lugar de unos testigos ajenos, neutros, de la política de un país donde las derechas insultan, intimidan, acosan, a los representantes de la voluntad popular solo porque no comparten su estrategia, que lo hacen además acusando al candidato del partido más votado de haber pactado con el grupo terrorista que mató a muchos de los suyos, que intenta descalificar a sus socios tildándolos de comunistas, bolivarianos e incluso de cómplices del narcotráfico. Unas derechas cuya única alternativa para afrontar los conflictos en los que se ve inmerso el país que dicen amar sobre todas las cosas, es decir, más que nadie, es la cárcel, represión o deslegitimación de por vida de todos aquellos que no piensan como ellos. Una derecha que considera la bandera y la máxima figura institucional del país como propias y que por eso la exhibe siempre en contra de sus adversarios en la convicción de que ellos son la verdadera alma del país y el resto apenas unos recién llegados bajo eterna sospecha. Unas derechas que tienen a casi todos los medios a su servicio para verter todo tipo de calumnias e infundios contra sus adversarios políticos, listos para comenzar la campaña de intoxicación masiva. Una derechas en las que incluso algunos de sus miembros hacen llamadas al ejército para que den un golpe de estado contra un gobierno legalmente constituido sólo porque no es de su agrado, que llaman a la movilización en la calle para parar por las bravas el resultado lógico del juego democrático. Unas derechas montaraces que no parecen haber cambiado en lo esencial desde hace ya, cuanto menos, doscientos años. Una derecha en la que el líder de su expresión más ultra, o más bien plus ultra, hasta se permite hacer un comentario sobre la moral distraída de un personaje histórico del pasado siglo como si eso tuviera alguna relevancia en nuestros días y sobre todo en el día y lugar para el que ha sido llamado a la tribuna.

Pues, a la vista de este panorama, qué podría pensar ese supuesto ciudadano o ciudadana de cualquier país con cierta solera democrática. Supongo que no otra cosa que: "¡Joder con el sentido de la democracia de la derecha turca; estos no pillan el tren de la modernidad, el del siglo XXI, ni con la locomotora parada en la estación!"




AÑO NUEVO

A partir de cierta edad
ya no se cumplen años
solo se arrastran derrotas.

A partir de cierta edad
todo se repite sin cesar
reina el tedio y las visitas al médico.

A partir de cierta edad
las palabras no dicen nada
y los demás siempre hablan demasiado.

A partir de cierta edad
ya no se cree en nada
y los creyentes resultan repulsivos.

A partir de cierta edad
nada te afecta como antes
ni tú mismo te tomas en serio.

A partir de cierta edad
sobra todo lo que te irrita
es hora de soltar lastre a tu alrededor.

A partir de cierta edad
todo proyecto, toda ilusión
es la antesala segura del fracaso.

A partir de cierta edad
no hay tardes de domingo
si no te entran ganas de tirarte por la ventana.

*Verso de regalo:

"A partir de cierta edad
siempre hay un idiota de guardia
que te dice que la actitud lo es todo

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