jueves, 20 de febrero de 2020

LO DE LA SEMANA




-¡Qué bueno lo del poetastro rojo de mierda ese de Miguel Hernández!

-Aquí luchando con denuedo contra la dictadura progre y por España. Siempre y todo por España una, grande y libre.


-¡Bravo chaval, tú sí que vales!



-¡Chúpate esa, Abascal!





                                 CAGARSE EN DIOS


Uno no precisa simpatizar con Willy Toledo, todavía menos con su numantismo de izquierdas, y no digamos ya su simpatía por ese reducto caribeño del socialismo de antes de la caída del bloque devenido ahora en discípulos más o menos flojos del capitalismo a la china, para revolverse contra el juicio por ofender los sentimientos religiosos del prójimo al que está siendo sometido esta semana. Un juicio que a estas alturas a muchos nos sorprende tanto como subleva, pues no es sino el síntoma de cómo ciertas minorías perfecta e estratégicamente organizadas pretenden utilizar los resquicios legales del Código Civil, en este caso con algo tan subjetivo y por lo tanto discutible del respeto a los sentimientos religiosos, para restaurar de un modo harto subrepticio el viejo delito por blasfemia.

Porque, ¿qué pasa si a partir de una sentencia favorable a los intereses de ese grupo de picapleitos meapilas que han denunciado a Willy Toledo ya no podemos cagarnos en Dios cuando nos venga en gana, donde y cómo nos plazca? ¿Dónde quedan los siglos de lucha para quitarnos de encima el yugo que la Iglesia había puesto sobre la conciencia de generaciones enteras con la connivencia del poder político que le prestaba sus perros para perseguir cualquier atisbo de herejía y sus derivados en forma de mero desahogo en forma de exabrupto? ¿Dónde queda la victoria de las luces sobre el oscurantismo?

Pues queda al servicio de aquellos que, como los de la asociación de marras, aspiran a someter la libertad del prójimo al servicio de sus creencias. Porque primero toca poner coto a la blasfemia en público con la excusa de la ofensa a sus sentimientos religiosos -y aquí ya luego discutimos si los de los católicos son más o menos respetables y hasta defendibles, ¿por una simple cuestión de solera?, que los de los de cualquier otra religión o secta, desde los tarados del Palmar de Troya a los adoradores de Satán en sus infinitas versiones, incluso a los seguidores de Start Trek-, y lo siguiente, no nos engañemos, será arremeter ya directamente contra el pensamiento ateo que cuestiona el fenómeno religioso en su totalidad, pues qué puede ofender más un meapilas que la opinión de todo aquel que no piensa como él.

Ahora, si ganan no lo habrán hecho solos, sino más bien con la complacencia, si no verdadera complicidad, de esa mayoría de mansos y timoratos que, sin compartir incluso los susodichos sentimientos religiosos supuestamente atacados, entienden por la inercia de la cobardía que rige sus vidas, la de procurar convenir siempre con lo que en apariencia no desentona, aquellos a los que cualquier salida de tono del prójimo provoca un malestar instantáneo porque barruntan en ello un peligro indeterminado para su plácida existencia, que toda opinión que pueda molestar a terceros es ya una grosería en sí misma y que por lo tanto merece ser reprimida, siquiera ya solo para tener la fiesta en paz.

Porque con la blasfemia pasa como con la eutanasia, nadie te obliga a ella si eres una persona de esas serias que nunca profieren tacos o juramentos porque te consideras demasiado fino filipino, educado a la antigua, prudente por no decir pusilánime. Empero, deja que los mastuerzos irreverentes y malas personas nos caguemos en un ser imaginario a servicio de las carencias cognitivas del ser humano como ejercicio mínimo e instintivo de libertad a la hora de manifestar nuestro disgusto contra lo que sea, desde haber abierto la carta con el último requerimiento de Hacienda, tropezado con el pie descalzo contra la esquina de una mesa, al último rebuzno de un tal García Egea. ¿Que te molesta, te ofende, piensas que en ese preciso momento puede caer sobre la tierra un rayo divino que dé inicio al Apocalipsis? Pues aprende a joderte como lo hacemos todos cada vez que escuchamos cosas que también van en contra de nuestros sentimientos más diversos, siquiera ya solo ofensas contra la inteligencia como el mismo concepto de la Santísima Trinidad y por el estilo.

Por eso conmino a todos aquellos que no estáis en este mundo para plegaros a los miedos y chifladuras místicas de los demás, a cagaros en Dios, la Virgen, Mahoma, Buda, Maradona y lo que sea, siquiera ya solo en ejercicio de la más nimia de las rebeldías contra la imposición del respeto a la superchería religiosa de cualquier signo. Luego ya, si queréis, pues nos retiráis la palabra por blasfemos, que no nos inviten más a las comidas familiares, a las bodas, comuniones, bautizos o lo que sea -esto hasta se agradecería-, no folléis con los impíos. Pero hay que ofender a los píos y los mansos que los secundan, a Facebook incluso. No vaya a ser que por no hacerlo acabemos de vuelta a la puta Edad Media, que es a lo que apunta cada vez que alguien es llevado delante de un tribunal para rendir cuentas por su supuesta impiedad para con las creencias de ese prójimo de piel tan fina y morro del tamaño de una de sus catedrales.

*San Esteban acusado de blasfemo - Juan de Juanes. De cuando los cristianos eran acusados de blasfemos por predicar sus creencias en sinagogas y/o templos paganos. Antes, claro está, de que acabaran imponiéndose e imponiendo su propia tiranía a todo aquel que no pensaba como ellos; como quien dice hasta hace cuatro días.








CONTRADICTORIOS

-¿Qué es madurar, aita? ¿Cuándo sabes que ya eres una persona madura y más o menos escarmentada?

-Cuando por fin aceptas que vives rodeado de gente con la que es absolutamente imposible entenderte, gente que te será hostil por principio porque no tienes nada en común con ella y da igual lo que hagas o dejes de hacer, lo que digas o dejes de decir, incluso lo que calles o dejes de callar, que siempre utilizará todo lo que esté a su alcance para arremeter contra ti, gente que con solo la abrir boca ya sabes de antemano que va a decir algo que te va a molestar porque  sólo lo hacen siempre es para manifestarte del modo más o menos sutil del que son capaces toda la hostilidad que sienten hacia ti. A decir verdad, sabes que has alcanzado cierto grado de sabiduría cuando por fin te resignas a que la gente con la que, por lo que sea, estás obligado a compartir el mismo espacio vital, aquella con la que no coincides en nada y cuya manera de concebir la vida te resulta tan opuesta como incompatible con la tuya, no atienda jamás a tus razones porque sabes que les importa una higa la veracidad o no de tus argumentos, los datos que aportes o dejes de aportar, incluso con la evidencia de los propios hechos puestos delante de sus narices. Gente que te inquiere una y otra vez sobre lo mismo porque en realidad nunca te escuchan, les importa una mierda lo que salga de tu boca, nunca lo van a tomar en cuenta, solo procuran utilizarlo en tu contra reafirmándose en sus prejuicios hacia ti. A la mayoría de la gente no le interesa la verdad de los hechos cuando estos ponen en tela de juicio sus convicciones de piedra, sólo dan por válidos aquellos que les sirven para asentarlas todavía más. Y si no es así simplemente se dan por no enterados, no se vayan a ver obligados a replantearse nada de lo que creen que da sentido a su presencia en este mundo. Y por eso, porque cuando ya tienes una edad y estás escarmentado del trato con gente para la que sus prejuicios son más importantes que las evidencias, su credo que la razón, al final llegas a la conclusión de que no hay esperanza alguna de que la especie humana corrija de alguna manera el largo, lento pero imparable camino que lo lleva hacia su auto destrucción por culpa de su incapacidad innata para mirar más allá de su puto ombligo.

-Pero, eso es horrible, aita. ¿Y si todo eso es cierto, qué podemos hacer para no caer en la melancolía?

-Ser optimistas y no renunciar nunca al pensamiento positivo... como procuro hacer yo siempre.


* Melancolia de Edvard Munch




Los que administran las redes sociales suelen ser a veces de un hijo de puta de cuidado. Pues no me recordaban hace unos días que hace un año o así, en un acto de imperdonable indiscreción sentimentaloide impropia de un servidor (sí, "reírse", listillos, qué sabréis de lo que cuento, cómo o por qué...) colgué esta fotico de mis padres recién condenados a aguantarse de por vida, o al menos eso les dijo el cura. Y ellos, que nunca fueron de curas ni por asomo, siquiera en eso les hicieron algo de caso a los de las sotanas. Todo ello a modo de comentario sobre la mandanga esta de día de los enamorados. Pues vuelvo a caer. Sasikume galantak, negarrak begi ertzetan....

El amor verdadero no es fácil, pero es eterno.


"...

Oh you are in my blood like holy wine
You taste so bitter
And so sweet oh
I could drink a case of you darling and I would
Still be on my feet
Oh I would still be on my feet

..."

A case of you - Jonny Mitchell in Ana Moura´s voice

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