martes, 22 de mayo de 2012

BROMAS PESADAS



El lunes en la cafetería de currelas donde desayuno todas las mañanas. En la radio a todo volumen uno de esos programas mañaneros de mucho jijijaja, hace tiempo estaba de locutor el ínclito y antiguo crónico-marciano, Javier Cárdenas, ahora puede que también lo esté, yo estoy con el periódico y no suelo prestar atención a la radio. Hasta ayer mismo que, por lo que parece, unos ocurrentes locutores se les ocurrió llamar al azar a un número de teléfono para gastar una broma. El caso es que les cogió, la segunda o tercera llamada, el teléfono fue un director de un colegio público de no me acuerdo dónde.

-¿Está la Paqui?
-¿Qué Paqui? Aquí no hay ninguna persona que responsa a ese nombre.
-Sí hombre, ¡la Paqui!
-Mire, está llamando a un colegio público y en este momento no le puedo atender. Buenos días.

El director les cuelga y ellos se regocijan, saben que han dado con lo que buscaban, que hay carnaza. Vuelven a llamar.

-¿Está la Paquí?
-Miren, han vuelto a llamar al número equivocado, esto es un colegio público.
-¿Pero está o no está la Paqui?
-....-

El director que vuelve a colgar, ellos empiezan a partirse el culo, no podían haber imaginado una presa más fácil para animar su programa, un pardillo estirado en toda regla, alguien que ya les está dando el juego que buscaban y que por nada del mundo dejarían escapar. Ni qué decir tiene que vuelven a marcar el mismo número.

-¿Paqui, Paqui?
-¡LES HE DICHO QUE ESTO ES UN COLEGIO PÚBLICO, QUE ESTAMOS TRABAJANDO, NO VUELVAN A LLAMAR!
-¿pero está la Paqui o no está la Paqui?
-¡VAYANSE A TOMAR POR CULO, HIJOS DE PUTA, VAYAN A REÍRSE DE SU PUTA MADRE SI QUIEREN!

Por fin lo han conseguido, el tipo ha estallado tal y como preveían, las carcajadas en el estudio de la radio son generalizadas, otro hito del programa, son los mejores, humor a raudales por la mañana, a reír que eso siempre es bueno, y si encima es a cuenta del prójimo casi que mejor. Y si eso ocurría en el estudio en la cafetería otro tanto, la parroquia habitual que no puede contenerse la risa y uno hasta se permite el comentario de que vaya pardillo el director del colegio que no sabe aguantar una broma. En ese momento, cuando yo ya creía estar rodeado de verdaderos imbéciles, porque a mí, desde luego, tieso que debe ser uno, la broma no sólo no me estaba haciendo la más mínima gracia, sino que más bien me estaba irritando  lo suyo dado que me parecía una falta de respeto en toda regla, a la persona y también a la institución, también a esa, claro que sí, por no decir la enésima expresión del garrulismo patrio, ese del "pues si no aguantas una broma te vas del pueblo, y siempre, pero siempre, a cuenta de la gente que se toma en serio su trabajo, de la que requiere respeto sobre todas las cosas desde el momento que ya te dice que está trabajando y que no está para hostias; pues bien, en ese preciso momento en el que servidor empezaba a sentirse una vez más un extraterrestre entre sus semejantes, la dueña que sirve detrás de la barra y que además acostumbra a departir amigablemente con su clientela, parece que ya no aguantaba más tanta risotada boba.

-¿Taís tontos o que os pasa?  ¿Qué gracia tie llamar para molestar a un paisano que tá trabayando nel so colegio? Yo nun comprendolo, ho!
-¡Muyer, que ye solo una broma!
-¿Una broma? Ye una broma pesada, una broma que nun fai ni puta gracia, ya deberies sabelo.

Pues sí señora, toda la razón del mundo, ni puta gracia por mucho que los parroquianos luego le quisieran quitar hierro a la cosa; ya se sabe que esos directores de colegio... Claro que puestos a comparar, para bromas pesadas esa de mantear a ese novio de la Pola de Laviana el día de su boda, con tanto ímpetu y tan poco tiento, que el chaval acabó estampado contra el suelo y luego de allí corriendo en ambulancia al Hospital Central de Asturias con traumatismo cráneo-encefálico. Menuda broma,  tanto o más como lo que luego  durante la espera los invitados se enzarzaran en una pelea y tuviera que intervenir la policía para separarlos; vamos, el clásico si podemos arreglar las cosas a hostias, para qué cojones vamos a ponernos a dialogar como seres civilizados...

Lo dicho, por bromas pesadas que no quede. Como que uno hojea la prensa y es un no parar: «Vino a matarnos directamente. Estamos vivos de milagro». Los tres jóvenes colombianos que la mañana del domingo fueron atropellados a las puertas de una discoteca de El Natahoyo explicaron ayer en la Comisaría de Policía que no conocían a su presunto agresor, un chico de 19 años de ascendencia dominicana, y que lo único que hicieron fue «gastarle una broma», cuando lo vieron delante del establecimiento con un vehículo 'pick up'.

Será que este es un país de graciosos inveterados, tanto que hasta a los emigrantes les da por gastar bromas , bromas pesadas, porque si uno piensa en las bromas que se gastan en este país a gran escala, quiero decir, la broma de Bankia, la de los recortes en Sanidad y Educación, la del déficit de comunidades como Valencia, Castilla la Mancha o Extremadura, la del presidente del Consejo General del Poder Judicial, su excelentísimo señor Divar, la broma de las autopista de Lérida que no va a ninguna parte, la de Urdangarín y el resto de la familia (i)rreal, la de la marquesita soliviantando los ánimos patrioteros del personal, la de... bueno, bromas a porrillo, un no parar de reírse con tanta broma... pesada.





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