sábado, 12 de mayo de 2012

RUEDO IBÉRICO


Bai nekea!, qué pereza, fin de semana y, como no se comentar los vaivenes meteorológicos o la evolución de las cacas del nene, nada interesante que contar del trascurso de ésta. Así que sólo quedaría recurrir a la actualidad mediática, al comentario más o menos airado de lo ocurrido en los últimos días. Y no, me apetece una mierda, de hacerlo sería ponerse a despotricar sin ton y son, echar bilis porque sí, para ná. 

Y es que no ha nada, o casi, de lo que ocupa portadas de periódicos o telediarios que merezca la pena ser comentado en positivo. Parecería que al evidencia de la crisis en la que estamos sumidos se une la sensación consecuente de que todo va de culo y en todos los aspectos posibles, que no hay día que no amanezcamos con una noticia o varias que nos ayude a remontar este decaimiento espiritual, moral, que acompaña al económico. Todo nos suena a corroborar poquito a poquito la mierda de país, estado, reíno, conjunto de realidades históricas a la greña entre sí o lo que sea en el que vivimos. Se diría que ya que los bolsillos están vacíos por lo menos podríamos disfrutar de la convicción de vivir en una sociedad más o menos decente. Pues ni esas, como que buena parte de las razones que hacen que esta crisis mundial sean peculiarmente cruda aquí en España no se deben tanto a los males congénitos del capitalismo y los sinvergüenzas codiciosos que lo desrregulan para que los gobiernos ni siquiera tengan la opción de atenuar las consecuencias o daños de las inevitables crisis periódicas, como a la particular idiosincrasia ibérica, esa mezcla de individualismo insolidario y asocial con dosis ingentes de improvisación, chapuza, temeridad, cortedad de miras que hay en todo. La sociedad española viene de donde viene, décadas de retraso inducido en buena parte por unas determinadas élites que tenían y tienen al país como su coto particular y a los españoles como simples siervos como los que salían en Los Santos Inocentes de Delibes. Es un país atrasado y triste que de repente, por arte de birlibirloque especulativo, se creyó rico y alegre. Peor aún, se creyó que para serlo no hacía falta trabajar duro, estudiar, investigar, invertir en ello, y sobre todo, el peculiar chovinismo hispano, esa mezcla de folclore y tópicos más o menos autocomplacientes con una actitud despectiva hacia todo lo de fuera o lo de dentro que no se ajusta a una idea monolítica del país, esto es, Castilla ampliada, el rechazo a su diversidad por simple ignorancia autosatisfecha, impidió la creación de una conciencia ciudadana que exige y también se obliga, que no se resigna y se rebela. Las razones de esta mirada amarga de España son muchas y sobre todo muy antiguas, como país latino, católico y mediterráneo compartimos más de un defecto o tara con otros países de nuestro entorno, además de la Historia de un país que construyó un Imperio y luego se puso a vivir de las rentas todavía perdura en más de una conciencia, siquiera en el carácter, en esa intolerancia hacia el prójimo que no sea de tu cuerda o piense como tú, esa incapacidad para los matices, para la autocrítica. 

Y todo esto porque la semana ha dado cosas como la desfachatez de ese "intocable" sujetacirios del Divar creyéndose más allá del bien y el mal en virtud de su cargo, todo el tinglado de Bankia y la ignominia que lo envuelve, con el estado machacando a las clases populares mientras saca dinero de donde puede para tapar los agujeros que originan sus "amiguitos", con el estado empeñado en convertir a Otegi en el primer lehendakari de Bildu, con un gobierno al que se le ve excesivamente el plumero cuando con la excusa de los inevitable de los recortes aprovecha para menguar el estado de bienestar en el que nunca ha creído porque lo suyo siempre fue lo privado para el que tenga dinero y la beneficencia para los desgraciados (al menos la Aguirre es de una sinceridad acorde a su infinita condescendencia hacia los pringaos que la votan a mansalva porque es muy castiza y aristocrática toda ella), un gobierno que ataca con saña a los más desfavorecidos con la complicidad de una sociedad cada vez más egoísta y racista, más pobre en todos los sentidos, un gobierno que destruye todo los pasos dados para convertirnos en una potencia siquiera solo mediana en I+D, pero eso sí, que ya tiene la vista puesta en las costas que todavía no han sucumbido al ladrillo, ya tiene a Cañete manos a la obra para justificar una nueva oleada de destrucción con hormigonera, la coartada de la crisis no puede ser mejor. Un gobierno que además se blinda ante la protesta ciudadana, por si acaso no somos tan sumisos ni tan tontos para comulgar con sus ruedas de molino, por si llegamos a creernos verdaderos ciudadanos con derecho a salir a la calle a protestar contra la autoridad vigente; para ello ya tienen no sólo sus perros preparados para repartir estopa, también a sus juristas para sacarse de la manga leyes cada vez más restrictivas, y sobre todo, a su Brunete mediática al pie de cañón para disparar calumnias y sospechas contra cualquiera que proteste contra su gobierno, ¡caña a los perroflautas! Y no solo este gobierno de engreídos señoritos y abogados del estado cuya sensibilidad social es pareja a la de sus amigos/cómplices de la CEOE, parece que también la plana mayor de los  políticos de todas partes y partidos están empeñados en aburrirnos con la comedia de su hipocresía y su infinita soberbia del tipo me voy cinco meses de crucero a cargo de mi sueldo de concejal, ahora rompo el pacto para hacer como que estamos enfadados pero tranquilo que en realidad seguimos como estábamos, o como mi único escaño puedo poner y quitar gobiernos voy y exijo el oro y el moro dado que no tengo sentido de la medida ni vergüenza torera alguna, soy el más listo del barrio, el que los tiene bien puestos, el que se pasa todo por ahí mismo, En fin, que está la cosa como para oír a mitad de semana a unos descerebrados berrear en mitad de la calle, ¡soy español, español, español!, y que le entren ganas a uno de emigrar al Polo Norte, que fijo que los pingüinos tienen más dignidad y no digamos ya sentido comunitario.

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