viernes, 20 de noviembre de 2015

CHORIZOS ASADOS





Ayer a la tarde en la parada del autobús de vuelta a Oviedo tras la caminata de todas las tardes. Dos paisanos talluditos entablando una discusión acerca de la cena de amigos del pasado fin de semana. Uno que si una pena que no les hubiera salido el conejo como lo hacía su abuela, el otro que si...


-Lo meyor rustir unos chorizos, eso gústa-yos a toos.
-Yá-yos dixi yo cómo faía'l coneyu la mio güela; pero, non fixeron nin putu casu.

-Pero pa qué complicase. Chorizos asaos. ¿Sabes cómo salen de puta madre?

-¿Cómo?

-Envueltos en papel albal. Endolcar (enrollar) antes de ponelos sobre los caricotes (brasas) y nun se queman.

-Yá, pero'l coneyu de la mio güela.

-Y enriba se te queda tola grasa del chorizu nel papel albal; una delicia.

En ese que llega el urbano y los dos amigos se suben a él. Pues cuando parecía que la conversación no daba para más, o sería que no tenían nada más para hablar, el de los chorizos en plan vuelta la burra al trigo:

-Rápido, llimpiu y deliciosos. Pa qué complicase pudiendo rustir unos chorizos en papel albal.

-Nun sé. El coneyu de la mio güela tamién taba deliciosu.


Y ya luego desconecté porque enseguida adiviné el famoso bucle astur del que tanto he hablado ya en este medio, esto es, esa capacidad innata de buena parte del paisanaje de esta tierra de tirarse horas y horas dándole vueltas mismo tema hasta el infinito; supongo que en el caso de estos dos paisanos hasta la parada donde se bajara uno de ellos, que ya le veo al otro desde la ventana del bus despidiendo al otro: "Faime casu, los chorizos en papel albal!" Ahora bien, confieso que, después de leer y oír a diario tantas convicciones de piedra de unos y otros sobre lo divino y lo humano, tanto descalificar al prójimo por cojear de un pie distinto al de uno mismo, tanto ejercer de oráculos de los retos de la política geo-estratégica del mundo en los próximos años y así, la presunta trivialidad de la conversación entre los dos paisanos a mí me pareció deliciosa. Eso sí, yo ya sé que los chorizos envueltos en papel albal salen muy bien, que anda también que no saberlo a estas alturas en una tierra donde el cerdo sobre ascuas es religión; pero, joder, si al tipo le apetecía el conejo de su abuela: ¿qué vienes tú a joderle el plan? Está visto que no nos libramos de los enmendadores compulsivos, esos que en cuanto ven que abres la boca para decir algo ya están pensando qué pega ponerte. Una peste, una verdadera peste.

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