lunes, 12 de marzo de 2018

DEL TRATO CON EL PRÓJIMO



Creo que a partir de cierta edad, cuando alguien te pregunta qué tal te va la vida, sobre todo si el que lo hace es un conocido al que hace tiempo no ves y del que tú también sabes poco o nada, se impone dar cuanto menos información mucho mejor. Si dices que bien, puede parecer que te ufanas en exceso pecando de falta de pudor ante alguien al que le podrían estar yendo mal las cosas. Si respondes que mal, entonces también puedes pecar de agonías, plasta, alguien que aprovecha la minina para contarle sus penas al prójimo. Pero, sobre todo, lo que no hay que hacer nunca es satisfacer la curiosidad de otros, y en especial los antes citados, porque ésta es siempre malsana, ya sea para juzgarte o para hurgar impunemente en tu intimidad con a saber qué oscuro motivo. Para eso tenemos en castellano la expresión "bien, tirando" o "no me puedo quejar", supongo que también otras que ahora no recuerdo. En euskera, sin embargo, utilizamos para el caso " hainbestean" o "ondo esan beharko" , esta última, literalmente "habrá que decir que bien" siempre me ha parecido muy definitoria de cierta manera, entre el sarcasmo y la bordería", del modo de tratarnos, esto es, como diciendo "¿A ti qué cojones te importa de verdad cómo me va la vida, con saber que bien ya vas más que listo, no me vas a sacar más..." Y esa castellana de "no me puedo quejar" también tiene su miga, también. Pero tiene tanta que mejor dejarlo ya aquí, porque no me quiero tirar toda la noche escribiendo sentado sobre el inodoro, ya dice mi señora que paso mucho tiempo encerrado con el móvil en el baño, que no sabe cómo no me han salido todavía almorranas.

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