domingo, 3 de junio de 2012

DESAHUCIADOS MORALES








Cada día se registra en España una media de 159 desahucios por el impago de la hipoteca o el alquiler. El 82 % de ellos golpea a familias con menores a su cargo que, en su mayoría, carecen de otra alternativa de residencia. 


A mí se me encoge el alma que esté pasando esto, vidas truncadas, vidas estafadas. A otros supongo que no, lo oigo a todas y en todas partes, los listos del rebaño lo tienen muy claro, allá ellos dicen, es su culpa por firmar hipotecas que no podían pagar, poco importa que los de los bancos se las vendieran de tal modo que casi que no les quedaba otra que cogerlas si no querían pecar de tontos, eso y que el ansia de una vida mejor, una vida a secas, era irresistible, así que si encima te lo venden como algo que casi no puedes rechazar, si encima no entiendes, no tienes por qué, de la cosa financiera y confías en aquel que sí dice saber, si te guías por el principio de autoridad aristotélico según el cual si quieres saber de carpintería preguntas a un carpintero y si quieres de filosofía pues a un filósofo, pues a ver si no ha habido engaño aquí, como que lo habido a mansalva, el timo de la estampita a gran escala, bendecido y sobre todo propiciado desde las más altas estancias.

Pero a los listos del pueblo esto no les vale, como lo son se creen que la gente corriente que cayó en las garras de los especuladores lo hicieron por bobos. Ellos jamás habrían caído, por eso ahora observan con indiferencia e incluso con desprecio estas cosas de los desahucios y en general cualquier otra que tenga que ver con las dificultades, cuando no verdaderos dramas, que está padeciendo la gente corriente por culpa primordialmente de la codicia inmoral del sector financiero que permitió y alentó todas las burbujas que hemos padecido, que nunca dijo no a lo que ya de entrada sabían que era un desatino, que se compincharon con el poder político para llevárselo todo crudo, que han mangoneado todo lo que han podido y más con los resultados por todos conocidos y de los que probablemente BANKIA apenas será una anécdota.

Pero los listos del barrio lo tienen muy claro, esto es una jungla y ellos van de depredadores, y el que no enseña los dientes, saca las garras y está dispuesto a tirarse a la yugular del primero que pase da de lleno en gacela, en presa de su espíritu emprendedor, el cual, al tenor del código ético y moral de cierto empresariado español salido poco más que del barbecho cultural de ese puto país llamado España, ese de los ignorantes autosatisfechos que decía Machado, el de la gente que presume de echarse la mano al cinto en cuanto oyen la palabra cultura, el país eterno de la picaresca y el chanchullo, poco más que consiste en aprovecharse de las circunstancias para hacer caja a cuenta de la desgracia ajena y abusar todo lo que se pueda del prójimo porque, oye, de eso va la cosa si quieres permanecer en el grupo de los listos. De eso y no de crear, producir y vender como ha sido siempre, como sigue siéndolo, de trabajo, estudio y sobre todo tesón. Ni más ni menos que lo que hicieron en países más al norte, más serios, más cultos y civilizados, y lo que siguen haciendo sus descendientes cuando apuestan por renovar sus empresas para producir más y mejor, para poder competir en condiciones con las nuevas potencias emergentes, para destacar sobre ellas aprovechando la experiencia acumulada y el talento de sus gentes porque apuestan por ellas de verdad.

Lo otro, el pelotazo vía urbanización de adosados, la alquimia financiera para engatusar a los inocentes metidos a brokers, el oportunismo como bandera, la mentalidad de conseguidor, del conformista que nunca se cuestiona nada porque cree que no va con él, el abuso del más débil, el desprecio del talento ajeno porque sólo sabe cuantificarlo en euros, el nuevoriquismo del que se cree más listo que el resto de sus semejantes porque ha hecho cuatro perras y ya se ve un escalón por encima de ellos, con derecho incluso a echárselo a la cara, a creerse llamado al Olimpo de los que de verdad cuentan, el de los tiburones de raza, apenas es otra cosa que la cara más amarga, patética y cutre de necesidad de la España de las últimas décadas, la del pan para hoy y hambre para mañana, la del mira cómo nos hemos quedado porque todo explotó y nos quedamos sin nada.

Suerte que todo no es así, que aquí en España sobra ganas y talento para hacer cosas, que lo que falta para poder regenerar esta sociedad no es tanto voluntad como saber elegir a los mejores para hacerlo.¿Cómo? ¡Yo qué sé!





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