jueves, 19 de febrero de 2015

MAMARRACHO



Casualidades de la vida. Hoy al mayor le tocaba ir de momio a la fiesta del Carnaval del cole. Casualidades, sí, porque el único año que salí disfrazado en carnavales fue precisamente de eso, de momio. Ahora bien, lo de mi hijo es un disfraz de momia en condiciones, lo nuestro de entonces fue un arrebato. Sí, que resulta que como todos los años no habíamos pensado, preparado, nada para el sábado de Carnaval y ya nos daba un poco de vergüenza salir un año más de "paisanos". De modo que no nos lo pensamos dos veces y, haciendo de la necesidad virtud, cogimos unos cuantos rollos de papel de baño e improvisamos unos disfraces de momios. Lo que fuera con tal de no ir por los bares de lo viejo con el chiste de todos los años en la boca; "vamos de normales..." Patético, tanto como que todos los años también el único de la cuadrilla que salía disfrazado lo hiciera siempre, pero siempre, de mujer... muy tetuda, demasiado, por cierto.

En fin, por fin un sábado de carnaval en condiciones o casi. El disfraz más de mamarrachos que de momios, todo hay que decirlo, sobre todo a medida que iba avanzando la noche. Y en eso que al entrar al Okendo veo a la pava de la que por entonces estaba pillado hasta las cachas, como solo se puede estar con veinte tacos, bobo, que no se puede ser más bobo a esa edad, la pava que me mareaba la existencia con un ahora sí, luego no, otra vez a empezar, sólo cómo amigos, ¿que no me quieres ya o qué, por qué pasas de mí?, mejor lo dejamos una temporada, eres la persona que más quiero... Pues eso, la pava que me había dicho que no iba a salir porque ese día se encontraba indispuesta y tal. Y oye, ahí estaba ella dándose el lote junto a la barra con un maromo. "¡Coño, Txema, qué ilusión, si te has disfrazado..." Pues nada, yo aquí sola con un amigo. Que qué bien te queda..." De gilipollas, de qué iba a ir disfrazado, de puto pringado al cuadrado, memo de mil de pares de cojones y todo así por el estilo. "Si me habías dicho que para no salir disfrazado mejor..." Sí, sí, y tú que te dolía... De modo que eso, para un año que me decido y salgo a la calle como un mamarracho. Y todo para acabar cagándome en Dios por las esquinas con un katxi en la mano para mí solo mientras toda la peña a mi alrededor daba rienda suelta al saltimbanqui beodo que todos llevamos dentro. En fin, cosas de la juventud, miserias del roce con el otro género; no es que luego sirvan para convertirte en un cabrón con pintas, creo, pero oye, algo ya ayudan para lo de quitarse de cuajo la tontería esa de la inocencia en las relaciones de pareja y por el estilo, para tomártelo todo con más tiento, siquiera para escoger mejor. Ni qué decir que amanecí sin un trozo de papel de baño encima, no sé dónde ni cómo pero amanecí. Mañana si eso toca hablar de San Valentín.

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