LO LLEVABA EN EL CARDADO

 


Ayer mirando la lista de restaurantes veganos, vegetas o cualquier otro alternativo por pura curiosidad: Billy Bob, Senderipity Vegan Food, Bowie´s, First Watch, Saigon Flavors, Bernie's Gourmet To Go, BJ's, Mike´s, Feten Food&Sidra, Khaisen Shusi Bar, Tasty Poke Bar, Nature Chigre... Alguno se podría pensar que este finde nos hemos cogido un vuelo charter a Londres, Liverpool, Manchester, Cardiff, York, Edinburgo, Glasgow, Dublin, Belfast o saber qué otra ciudad de cualquiera de las islas británicas para una visita rápida de fin de semana. Pues no, nada más cerca como Oviedo, ciudad en la que, al igual de lo que ocurre en el resto de España, la plana mayor de la peña a la que te podrías dirigir en inglés como mucho podría balbucear alguna frase corta en dicha lengua y para de contar. Sin embargo, y en lo que solo se puede calificar como un proceso de "auto colonización" inducido única y exclusivamente por la estupidez de nuestra época, y al que parecen sumarse entusiasmados todo tipo de mentecatos que de ese modo se creen más modernos e internacionales. De ese modo, el número de negocios de todo tipo con rótulos en inglés, o con términos en este idioma (wine&food, beauty, fitness, coworking, store, phone house...) cada vez prolifera más y con más saña si tenemos en cuenta lo que decía antes de que la inmensa mayoría de la población a la que se dirige ni siquiera es capaz de pronunciarlos correctamente, llegando incluso a darse el caso de gente que no entra a determinados comercios porque no saben qué venden dentro dado que el letrero está exclusivamente en inglés: "Naya Shop". Por cierto, ¿nadie se ha dado cuenta de la celeridad con la que cierta peña corre a corregir al prójimo porque pronuncia o escribe mal un término en inglés para dárselas de "estudiaus" y/o "viajaus" al mismo tiempo que no para de darle patadas al diccionario y/o a la ortografía en castellano, y no digamos ya el desprecio secular e instintivo de la mayoría monolingüe hacia el resto de lenguas oficiales y no de la cosa esta llamada España? Pues, eso cosmopaletismo en vena, el verdadero signo de nuestra época.
Dicho lo cual, y como en realidad se trataba de saciar una curiosidad y poco más, ayer nos volvimos a nuestro hogar a prepararnos una comida "comme il faut" (yo en realidad soy tanto de anglicismos como de galicismos; pero, con tal de ir contra a la contra...): ensalada, tortilla de patatas y callos a la asturiana. Todo ello regado con un Murua reserva, el cual, casualidades sin mayor trascendencia, es hoy en día algo así como una bodega astur-alavesa, más que nada porque se trata de una centenaria bodega fundada por los Murua de Elciego que no hace mucho fue adquirida por el grupo empresarial Masaveu, una de las familias asturianas (de origen catalán como bien atestigua el apellido) más poderosas del Principado y cuyo legado centenario ya se encarga de salvaguardar la fundación homónima sita en Oviedo.
Y si, por supuesto, cómo no recordar ayer entre trago y trago a uno de los miembros del ínclito clan riojano-alavés que dio nombre a la bodega de marras: Adela Murua. Mi profesora del latín en el instituto, una mujer que me temo yo que ya era una señora mayor cuando nació, una de esas que llevaban el franquismo recogido en el cardado. Cómo no imaginártela levantándose todas las mañanas para ir al instituto mascullando todo el rato: "No es verdad, Franco no ha muerto, no es posible, sigue entre nosotros, a mí no me engañan, no..." La muy hija de... su tiempo nos hacía rezar el Ave María en latín al comienzo de cada clase, "Ave María, gratia plena, Dominus tecum, benedicta tu in muliéribus, et benedictus fructus ventris tui Iesus. Sancta Maria, Mater Dei, ora pro nobis peccatoribus, nunc...", cosa que a muchos de nosotros, que en aquellos años de plomo estábamos muy por lo de aportar nuestro granito de arena en pro de la liberación de Euskadien über alles y el socialismo molón que te cagas a escala planetaria desde las aulas, nos traía por la calle de la amargura. Así que no solo nos dedicábamos a profanar a diario el crucifijo que doña Adela, "... gratia plena, Domenicus tecum, benedicta tu in muliéburus...", se empeñaba en recoger de la papelera con auténtica resignación cristiana (eso cuando no aparecía con un cigarro entre las piernas o vestido con la camiseta del Alavés) para devolverlo a su lugar destacado encima de la pizarra, acto que provocaba de inmediato las protestas del alumnado aludiendo a la condición de centro público de nuestro instituto y por lo tanto supuestamente laico. Protestas que continuaban con la interrupción del rezo en latín por parte de los cuatro miembros de la insurgencia adolescente que en ese momento se ponían a canturrear el Eusko Gudariak emulando aquel otro acto heroico de los diputados batasunos en las Juntas de Gernika durante la visita, sonada, del hoy Emérito. En fin, chiquilladas que con el tiempo, esto es, como consecuencia de la famosa espiral "acción-reacción" a escala instituto de provincias, acabó derivando en cosas acaso todavía más chungas y peligrosas que ahora no vienen a cuento porque me estoy alargando demasiado y además creo que ya las he contado en alguna otra parte.
Pues eso: ¡Viva el vino!

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