martes, 1 de diciembre de 2009

ROBO INFORMATIZADO Y LA LUCTUOSIDAD INVISIBLE


Menudo mosqueo llevo encima desde que vinimos de V-G. Resulta que al llegar a casa de mis padres me encuentro con el extracto de una cuenta de la Laboral en la que apenas tengo unos euros por tener y poco más, así que no se trata de una cuenta cuyos movimientos me moleste mucho en rastrear por internet. Pues que descubro que el ayuntamiento de Vitoria me ha embargado 80€ por el morro, porque sólo pueden ser por el morro dado que no tengo nada que pagar ni por lo que pagar al hay-UNTAMIENTO de allí, sobre todo desde que me deshice de mi coche. Pues nada, que como el finde no se podía hacer nada ayer me acerqué hasta una sucursal de la Laboral de Uvieu donde a preguntar en conceptó de qué me habían embargado. Pues que no me podían decir nada, que no les constaba, que no suele hacerlo, que a saber, a preguntar en el hay-untamiento. Y como no voy a coger el coche para irme hasta allí por semejante cosa sólo se me ha ocurrido llamar a las oficinas recaudatorias tras rastrear en balde por internet a ver si había algo. Que me dice la amable funcionaria, estamos hablando de una funcionaria vitoriana, de modo que la coña ni se explica, lo que ya me temía, que sin referencia nada de nada. Joder, pues toma nombre, apellido, DNI y dale a la tecla de tu ordenador. Que eso no se podía hacer, que o le daba el número de referencia o me presentara en las oficinas de Vitoria. Pues ha sido explicarle que me encontraba a cuatro horas de distancia y ella empezar a rechistar, lo siento, no puedo atenderle, le he dicho todo lo que sé y lo que puede hacer. Vamos, el tonillo al uso de funcionario eficiente, no me moleste, a ver si se ha creído usted que me pagan por atender a la gente... En fin, ahí estan mis 80€ en las arcas municipales para que el señor Lazcoz pague alguna maqueta de esos proyectos que no salen nunca tipo cubiertas del centro o lo que sea. Y a joderse toca, pues me quitan el dinero y no sé por qué, a santo de qué, con qué derecho si no tengo nada que me pueda cobrar o multar dicho ay-untamiento, ni impuesto de circulación o multas por un coche que ya no tengo, en fin, misterios del inextricable mundo de la hacienda municipal.


Cambiando de tercio, llevo dándole vueltas estos días a lo que contaron mis padres de que la semana pasada se había suicidado una señora de Berroztegieta colgándonse de no sé dónde. Parece ser que ahora los suicidios no constan en ninguna parte, que ni se mencionan en los periódicos, ni se hablan de ellos, a la gente las desgracias ajenas como que les da yu-yu, no vayan a jodernos con sus historias el estado de felicidad permanente en el que vivimos. Resulta triste, porque contabilizar los suicidios, o mejor dicho, tomar cuenta de ellos cuando se producen aunque sea a través de un apartado rincón del periódico también da la medida de las cosas que están pasando en nuestro entorno, o sobre todo dan un toque de atención para que no nos olvidemos de que no todo es feliz navidad y demás monsergas, que hay gente en crisis y muchas veces ni es económica ni pasajera, es a la que conduce el infierno de cada uno de puertas adentro, ese que que ni se ve ni del que habla, con lo que se cada cual perpetua y agudiza su desgracia a falta de una mano o una palabra amigra, todo es cada vez más y más estraño, más hostil, más cada uno por su lado y de ahí, de esa mierda de sociedad con hipotecas y vacaciones en Cancún que estamos construyendo no resulta raro que algunos se apeen, que se sientan de sobra, no les va lo que hay, mejor quitarse de medio para no molestar a propios y extraños, ni que estuviéramos en Somalia.

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