Uno puede estar de duelo y no tener muchas ganas de hablar o escribir; pero, como no dejo de informarme de lo que me rodea, tampoco dejo de soliviantarme por lo que leo y escucho y que da la nota, ya desde hace mucho tiempo, del grado de miseria ética y moral de la que hace gala el partido que nos gobierna o algo así. La última, la última que acabo de leer, claro está, estas declaraciones de “Gonzalez Pons” en las que pretende hacer virtud de los vicios de su partido:
"Algún crédito tiene que tener el PP por no haber puesto obstáculos a la detención"
¿Hace falta comentar lo obvio? Pues sí, siquiera a modo de desahogo que es para lo único que valen estas líneas, que estamos ante una más que evidente “excusatio non petita accusatio manifesta” con la que el vicesecretario del PP reconoce implícitamente lo que es vox populi desde hace mucho tiempo, que el PP no sólo utiliza los órganos del Estado en su propio beneficio, que tiene a jueces, fiscales y todo tipo de altos funcionarios de la Justicia a su servicio para obstaculizar las causas que hay contra ellos, que cuando estos no son de su cuerda, y por lo tanto no trabajan de buena gana en su favor, se dedica a presionar, acosar, eliminar a los jueces, fiscales y demás que se toman la justicia en serio, que destruye pruebas impunemente ante la pasividad generalizada de ese mismo ministerio de Justicia, que es imposible concebir un partido más corrupto y nocivo que el que nos gobierna. Y con todo, la cosa no acaba ahí, porque la idiocia consustancial al señor Gonzalo Pons, tanta que decir que nos encontramos ante un tonto del culo en su máxima expresión ya no es un insulto sino más bien una verdadera descripción antropológica y de ahí que sea lícito y hasta necesario subrayarlo, es de tal magnitud que todavía es capaz de proporcionarnos otro ejemplo de la podredumbre intelectual que caracteriza a los suyos.
“El PP, en su opinión, "sigue teniendo todo el crédito que tenía antes" y "lo expresan las cifras de creación de empleo".
Unas declaraciones estas últimas que, paradójicamente, son el mensaje más claro y sincero que habrá expresado nunca González Pons en toda su trayectoria como profesional de la confusión mediática, pues no hay duda de que en ellas se resume toda la filosofía de su partido: “mientras haya -supuestamente- empleo, mientras España “supuestamente” crezca”, mientras la macroeconomía empiece a dar buenas cifras, todo lo demás nos la suda a nosotros y a los que nos votan. Podremos robar a mansalva, pervertir el estado de derecho todo lo que sea posible, hacer retroceder España en libertades y costumbres a los tiempos de nuestro venerado Caudillo, causar todo el daño que sea posible a las clases populares con nuestras políticas de recortes, cargarnos el estado de bienestar no tanto como consecuencia de nuestra ideología neoliberal como de nuestros intereses particulares y de nuestros amiguitos, también llamados “gente que mete dinero en sobres”, pero con tal de que a los que nos votan les sigan yendo bien las cosas y les importe un carajo que a otros les vaya peor que nunca, con tal incluso de que muchos de nuestros votantes sigan siendo, no sólo indiferentes sino también cómplices, ante la corrupción a todos los niveles entre nuestras filas, sino acaso también verdaderos idiotas morales, ahí estaremos como el partido más votado una vez más, siglos de “¡vivan las cadenas!” no caen en balde, más bien definen a un país, una sociedad.
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