LA PLURINTOLERANCIA



Avisas que contestarás en catalán a quien te pregunte en catalán, entre otras cosas porque eres un funcionario catalán en Cataluña y el catalán la lengua propia del país y ademas oficial, y aun así varios periodistas españoles se levantan indignados porque lo consideran una ofensa. Ya se sabe, para las cosas serías, importantes, hay que hablar sólo en cristiano, en español, hacerlo en tu idioma y en tu casa, con quien se dirige a ti en él, es de paletos, insolidarios, separatistas, casi que de la ETA.

Y que no saquemos los pies del tiesto, que no es para tanto, porque eso es cosa de cuatro intolerantes y para de contar. Demasiados intolerantes a tenor de lo que se ve, lee u oye por doquier, y no siempre en boca de los más duros de mollera o iletrados, no. Ya pasó también con el entrenador del Eibar, Gaizka Garitano, cuando en una rueda de prensa en Almería le preguntaron en euskera para la prensa que trabaja en euskera y contestó en este idioma: los periodistas locales lo abroncaron como si hasta el momento no les hubiera contestado a todos en perfecto castellano. Pasó también con Garitano y en realidad pasa de continuo y de muy diversas maneras, el desprecio o menosprecio de palabra y actos hacia el resto de lenguas españolas es una constante para muchos, demasiados, monolingües en castellano.

Pero es un síntoma de cómo tantos y tantos miembros de las nuevas generaciones monolingües en castellano siguen considerando el resto de las lenguas de España como una molesta excrecencia, todo lo más algo a tolerar porque no queda otra, una concesión en su momento a los paletos periféricos, incluso una imposición de los nacionalismos periféricos tal y como no se cansan de proclamar.

Han pasado muchas décadas desde la proclamación de la Constitución que reconocía la oficialidad de otras lenguas españolas en su territorio y aun así la actitud de un número sustancioso y muy significativo de españoles hacia ellas sigue siendo en lo sustancial la misma que les inculcaron durante el Franquismo a sus padres, la misma que viene desde muy atrás y que no es otra que la mirada colonial sobre todos esos territorios de España con lengua y cultura distintas a la castellana, una anomalía que para gente como la de Ciudadanos, el PP y otros sólo se entiende por la influencia que han tenido los demonizados nacionalismos periféricos, los cuales, no sólo suponen un obstáculo para la uniformización definitiva en castellano de España, sino además un peligro para su unidad. Lo que ocurre es que la idea de la diversidad cultural y lingüística de España no cala en buena parte de la ciudadanía, ni la entienden ni la asumen, para ellos España es o debería ser una Castilla ampliada y todo lo demás ganas de tocar las narices, de dárselas de diferentes, una coartada para, según ellos, exigir privilegios.

Y lo más curioso de todo, la gran paradoja, es que cuando se les inquiere por su intolerancia lingüística responden que lo hacen porque "en España se habla castellano", es su Repuesta recurrente, definitiva, un mantra irrebatible, con lo que ya tienen la respuesta en bandeja: "pues si sólo se puede ser español en castellano, si un señor de Lérida, de Mondoñedo o de Mutriku no tiene los mismos derechos que uno de Valladolid o de Badajoz para hablar su lengua materna cuando le venga en gana porque en España la única lengua digna a ser tenida en cuenta es el castellano, pues blanco y botella..." ¿Por qué debería alguien compartir nada con aquel que desprecia lo suyo, por qué?

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