jueves, 10 de abril de 2025

LINCHAMIENTO ONÍRICO


 

  He tenido una pesadilla de las gordas a cuenta de un encontronazo, o acaso sólo semi, que tuve a la mañana con una de las empleadas de uno de los super del barrio. Una empleada a la que ya tenía medio cruzada porque es con toda probabilidad la persona más desagradable que uno se pueda imaginar atendiendo al público. Cuando está de cajera no sólo no intercambia palabra alguna con los clientes, en realidad ni los mira, como si le diéramos asco o algo así, sino que ya la he visto maltratar en varias ocasiones a clientes de cierta edad a los que suele responder de una manera cortante, displicente, desabrida, la mayoría de las veces ni mirándoles a la cara. a cualquiera de las pejigueras que estos le plantean. Con resto no se atreve a tanto, conmigo al menos no; pero, lo que digo, la mueca de sempiterno fastidio por la razón que sea no se la quita nadie.

Pues resulta que ayer por la mañana al ir donde la empleada que estaba en la frutería para que me cortara el extremo verde de unos puerros, me encuentro de espaldas a la malencarada haciendo no sé qué hostias junto a la máquina de pesar los productos. Al principio no le digo nada confiando que en cualquier momento se dé media vuelta para atenderme. Ni el más mínimo amago. Pienso que estará tan enfrascada en su tarea que no se ha dado cuenta de mi presencia a pesar de que esa mañana me he echado casi medio frasco de colonia con aroma de vainilla, puede que con el propósito inconfesable de convertirme en una polka, una bomba de crema, un chuchito de lo mismo, un pionono o cualquier otro pastelito de crema andante. De modo que me decido a reclamar su ayuda del modo más educado posible.
- Perdona, ¿serías tan amable de cortarme estos puerros cuando puedas? Tranquila, no hay prisa (aunque sí la tenía porque procuro hacer la compra lo más rápido posible para regresar cuanto antes a mis quehaceres diarios frente al ordenata).
Recibo un silencio atronador como toda respuesta. Con todo, me decanto por esperar a que acabe su tarea antes de volver a requerir su ayuda. Así un buen rato hasta que por fin se digna en dar media vuelta, me arrebata de la mano los puerros de la mano sin mediar ni media palabra y me los corta con el cuchillo que tiene al lado con un ímpetu en el que no he podido evitar sospechar una más que notoria, implícita, carga metafórica. En cualquier caso, espero a que termine de cortarme los puerros para presentar mi queja.
- Muchas gracias. Pero tampoco estaría nada mal que cuando alguien te pregunta algo, máximo si es un cliente, te dignes en contestarle.
- Perdone, caballero, pero yo ya le contesté.
- ¿Ah sí? Pues estaba justo detrás de ti y no te he oído. Por no hablar de que cuando se le habla a alguien lo mínimo es darse media vuelta para mirarlo a la cara.
- Le digo que...
- Que sí, bonita, lo que tú digas. Que te vaya bien, buenos días.
No insisto, de hecho me conformo con volver a casa para desahogarme delante de mi señora esposa.
- ¿Pero tú no te das cuenta de que con ese tono de voz que tienes, que seguro que has metido uno o varios "cagüendioses" sin venir al caso, por no hablar de las "hostias" de rigor, la gente puede pensar que estás maltratando a la empleada?
- Pero si se lo he dicho del modo más tranquilo, sosegado, que pude.
- Da igual, esa manera de hablar que tienes, esos modos tan de tu tierra, aquí en Asturias no se entienden; parece que estáis siempre regañando a todo el mundo. Aquí somos mucho más tranquilos, finos, incluso dulces.
- Ya, y el pretérito perfecto también os parece una agresión. ¿No?
El caso es que a la noche sueño que me meto en las redes sociales del super, vamos, la santísima trinidad diaria del FB, Insta y X, a ver si, por lo que sea, ha trascendido mi pequeño roce con la cajera malencarada, y, cuál es mi sorpresa que sí.
"EL COMITÉ DE EMPRESA DEL SUPERMERCADO XXX MANIFIESTA SU MÁS ENÉRGICA CONDENA POR LA AGRESIÓN SUFRIDA ESTA MAÑANA POR UNA DE NUESTRAS COMPAÑERAS POR PARTE DE UN CLIENTE CUANDO..."
¿Agresión? No quepo en mi asombro. Pero, estoy tan indignado que no puedo resistir la curiosidad de ver hasta qué punto la gente se toma en serio lo que acabo de leer echando una mirada a los comentarios que acompañan a esta patraña.
- "Yo estaba cogiendo unas manzanas cuando, de repente, oí cómo ese hombre chillaba como un loco a la pobre chavala. No son modos de dirigirse a una empleada."
- "¡Qué vergüenza, un tipo de metro ochenta y mucho abalanzándose sobre una pobre cría que sólo estaba haciendo su trabajo. Otro que se cree que somos sus esclavas."
- "¿Hasta cuándo vamos a tener que seguir soportando las mujeres
que nos traten como felpudos los señoros de turno haciendo uso de sus privilegios heteropatriarcales?"
- "No hay día en que una trabajadora no tenga que pasar por tragos como el que nos ocupa. Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu permiso. Los hombres, sus derechos y nada más; las mujeres, sus derechos y nada menos"
- "Yo he visto a este tipo cómo intimidaba a la muchacha poniéndose detrás de ella con el manojo de puerros en la mano durante un rato largo. La pobre estaba paralizada, apenas conseguía musitar una palabra. ¡Si eso no es acoso sexual que venga Irene Montero y lo vea!"
- "Ya me dirás tú que hace un cincuentón solo en un supermercado por la mañana si no es acosar a las chavalinas que fuera de ahí ni siquiera se molestarían en mirarlo a la cara."
- ¡NI PUERROS NI HOSTIAS, CASTRACIÓN!
En eso que me despierto de sopetón alarmando, como de costumbre, a mi señora.
- ¿Qué pasa, qué pasa!
- Pasa que he decidido salirme para siempre de las redes sociales. Eso pasa.

HISTORIA DE UN QUIJOTE CONTEMPORÁNEO


     Todo empezó el día que organizaron una feria medieval en su pueblo y, como era el único que tenía un caballo de montar, le propusieron que tomara parte ataviado de caballero medieval para animar el cotarro y tal.

Y le gustó, vaya que si le gustó eso de ir vestido de armadura, yelmo y lanza en astillero. "Mola un huevo", dijo, y en seguida se ofreció para ir de la misma guisa a la feria medieval que se celebraría el primer fin de semana del próximo mes en la capital de la provincia. Allí ya la petó porque, aparte de la armadura y las armas que había alquilado a un asador castellano, se había confeccionado un escudo de armas, el cual decía ser el originario de su apellido, el de los Sánchez de Zoroa, apócrifo a más no poder, y que había mandado imprimir sobre la sobrevesta de su armadura, los faldones del caballo y el propio escudo.
Había que haberle visto pavoneándose por todo el antiguo casco medieval de la ciudad, abriéndose paso a caballo entre la multitud que se arremolinaba alrededor de los puestos de venta de comida y quincalllería varia para los que la celebración del evento no era sino una mera excusa para sacar los cuartos a los memos del lugar, vamos, a todos los presentes.
Y en eso que nuestro caballero descubre a otro fulano a caballo que se le acerca desde el fondo de la calle gremial de lo viejo. En seguida reconoce bajo el casco al vecino del pueblo de al lado y aficionado como él a los caballos, y con el que, vaya casualidad, tiene un pleito pendiente por una cuestión de lindes, qué si no.
No se sabe muy bien qué le pudo pasar por la cabeza a Zoroa en ese momento. También es verdad que en esas fiestas medievales se consume mucho vino en jarra y del malo, por no hablar de los licores de hierbas de los puestos que venden casi que de tapadillo, por los controles sanitarios y así. Eso y que como dichas ferias se suelen celebrar con la llegada de la primavera, o ya sólo del buen tiempo, a veces hace mucho calor y no digamos ya nada para el que lleva una armadura...
El caso es que nuestro caballero de la Patética Figura no vaciló ni un segundo en bajarse la visera del casco, poner su lanza en ristre y lanzarse al galope hacia su supuesto adversario. Como al otro le pilló por sorpresa, pudo derribarlo de un sólo golpe. Entonces nuestro caballero desmontó a toda velocidad, se lanzó espada en mano sobre el cuerpo tendido en el suelo de su vecino y allí lo inmovilizó amenazándole con clavarle la espada por la rendija de la visera del casco: "¿Prometes devolverme el trozo de tierra que me arrebataste levantado una cerca sobre mi finca de Txorosoloa y en el que plantaste colza el año pasado?" El otro, qué remedio, le respondió afirmativamente al instante. Entonces, la gente, que en un principio había asistido atónita al embate de nuestro caballero, prorrumpió en aplausos casi que hasta bien entrada la noche; puto orujo de contrabando..
A partir de aquel día a Sánchez de Zoroa lo invitan a todas las ferias y mercados medievales habidos y por haber. Y como en realidad son tantos, que no hay ciudad, villa, villorrio, barrio o aldea de mala muerte que no tenga el suyo, nuestro caballero va encadenando un entuerto uno tras otro con todo aquel que osa cerrarle el paso a su caballo de nombre Atorrante. Tal es así que nuestro caballero de la Patética Figura ya apenas se quita la armadura, incluso se dice que duerme con ella. Lo último que se sabe de él es que se desplaza siempre al galope desde su pueblo hasta la feria o mercado medieval de turno. Eso y que ya no le quedan pleitos pendientes con nadie, que prácticamente ha recuperado todas las tierras un día pertenecieron a su familia y de las que con el paso del tiempo se fueron desprendiendo por tampoco les sacaban mucho rendimiento. El caso es que como también lo eligieron alcalde se su pueblo por la cosa esa de la fama, ha acabado recalificando todas esas tierras que antes apenas daban nada con el fin de darle salida a un proyecto urbanístico que hacía tiempo que le rondaba en la cabeza porque de loco el Zoroa siempre ha tenido lo justo.
-¿Qué le parece a usted la historia?
-Una vergüenza.
-¿Y eso?
-Pues hombre, antes se volvían locos leyendo libros de caballería; ahora ya ni eso...

AMORES EN LA EDAD DEL PAVO




https://youtu.be/WUNgX09rGD0?si=otaIeNn6FaTbDnNx

    Con trece o catorce solíamos "excursionar" los sábados por la mañana por los alrededores de nuestra ciudad. En una de esas nos dio por ir hasta las casetas de madera que el tío de A, uno de la pandilla -por entonces todavía andaba con los del cole de toda la vida y no tendría mi cuadrilla, como quien dice, hasta que me escapara a cursar el bachillerato en el instituto Baraibar, que decían "El Femenino-, tenía en medio de bosque junto a la aldea de Monasterioguren. Y hacía allí nos dirigíamos a pie desde Vitoria, con una parada en el pueblo de Mendiola para recoger los bocadillos de pan con barra de chocolate que nos había prometido la tía de uno de la pandilla. Todo esto en plan "ochomiles" de barbecho, es decir, botas de monte, camisas de cuadros de las de entonces, chubasquero por si las moscas, por si tocaba un día de primavera como el de hoy, pasado por agua, y alguno -siempre había alguno que fantaseaba con tirarse al monte imitando a los "cabras" de Zumalde y en ese plan -cosas que se estilaban mucho en aquellos tiempos y por aquellos pagos de misticismos revolucionarios también como de barbecho-, hasta pantalones, chamarra y zakuto de caquí, retales del ejército que vendían en una tienducha al lado del hospital de Santiago. No obstante, no era tanto el ardor guerrero del "gudari" de turno lo que motivaba nuestra caminata, como la pasión amorosa que por aquella época hacía que la plana mayor de la pandilla anduviera como subida a una nube.
Y es que hacía apenas unas semanas que habíamos conocido a Isabel en los alrededores de los bajos de las casas del barrio de Txagorritxu por donde merodeábamos a la salida del cole. Isabel era una niña de carita preciosa, menuda y dulce como pocas, destacaba por su larga melena castaña hasta la cintura, sus jerséis de punto inglés en los que ya sobresalía la evidencia de que estaba dejando de ser una niña, y unos vaqueros ajustados en el que su trasero adquiría la dimensión de unos verdaderos timbales caribeños. Isabel nos tenía pillado a todos con su dulzura en el trato y sus turgencias adolescentes a la vista. Pero Isabel siempre estaba acompañada, escoltada, por una amiga. Una amiga a la que, para no alargarnos, porque no lo merece, y también para ser fieles a la ruda y grosera franqueza propia de la adolescencia y también, o sobre, todo, de aquellos tiempos heteropatriarcales al por mayor, en seguida le pusimos el mote de "la Puta Gorda".
No había manera de acercarse a Isabel sin que la Puta Gorda no se pusiera en medio para evitar que ninguno de nosotros monopolizara a su amiga. Con todo, y tras largas y duras negociaciones para obtener la aquiescencia de la Puta Gorda que ejercía la custodia de su amiga, los más exaltados por los encantos de Isabel consiguieron, primero audiencia, y luego ya derecho a un paseo con ella a solas, de media hora como mucho y siempre con la otra vigilando desde una distancia prudencial.
El último en tener audiencia y paseo con Isabel había sido I justo el día anterior de salir de excursión hasta las chozas de Monasterioguren. Tal era su embeleso por la chica, y el interés de los demás por saber cómo había trascurrido la breve cita con ella, que no hablamos de otra cosa a lo largo del camino. Éramos en esencia cinco adolescentes idiotas e envidiosos a los que no les interesaba otra cosa que averiguar si la tal Isabel se dejaba magrear las tetas o no, que ya habría tiempo para ir bajando en la siguientes citas y puede que con los años hasta para una sexualidad sana y sobre todo madura.
Con todo, como ya habían sido tres los que habían podido disfrutar de su compañía a solas, cada cual, y por si acaso, todos hablaban maravillas de la generosidad de Isabel para con nuestros más húmedos y sucios sueños. Pero de toda la pandilla era I quien más pillado estaba por la moza. Así que en una de esas, y se supone que para acallar los continuos y malévolos infundios que el resto estaba profiriendo acerca de la castidad de su amada, sacó de su zakuto un radiocasete de los de entonces, de aquellos con teclas del tamaño de un trampolín de piscina olímpica, e introdujo una cinta de Miguel Ríos, muy en boga en aquellos días. A partir de aquel momento sólo se pudo oír la canción fetiche del granadino: "El Río", a saber si inspirado, dado que recién acabábamos de meter las piernas hasta la rodilla en el Errekaleor con la intención de poder cruzar así hacia el monte sin tener que rodear todo el pueblo. Miento, en realidad era a I a quien tuvimos que aguantar tarareando todo el rato sin parar: "Yo recuerdo aquel día que nos fuimos a bañar, aquel agua tan fría y tu forma de nadar, en el río aquel, tú y yo y el amoooor que nació de los dos..."
Y así hasta llegar hasta llegar a las estribaciones del Pagogan. Y juro por lo más sagrado, que para mí también es como jurar por nada, que el radiocasete de los cojones estuvo vomitando todo el rato "El Río". Entre otras cosas porque I no cesaba de rebobinar la cita para solaz propio y disgusto en aumento del resto. Todo ello hasta llegar al descampado donde estaban las chozas de madera que había construido gente como el tío de A en medio del monte para echar el rato a espaldas de la urbe, y mucho me temo que también de sus familias; vamos, para descomprensar.
- ¿Vas a parar ya con el puto Miguel Ríos? Ya hemos llegado.
- Vale pues. ¿Dónde está la cabaña de tu tío?
- Ni puta idea. Tiene que ser una de éstas. Yo sólo me acuerdo cómo es por dentro.
- Pues nada, patadón y cuando veas cuál es ya nos dices.
- ¡Mira, en ésta hay patxarán casero!
- ¡En ésta también!
- ¡Y en ésta una caja de puros!
- ¿Ya sabes cuál es la de tu tío?
- Pues no.
- Bueno, ya poco importa. A ver ese patxarán.
- ¿Quién tiene fuego?
Yo ya no sé cuánto les duró a los demás la tontería con la tal Isabel,; por cierto, más sosa la pobre, tipo "para que me voy a esforzar con la simpatía con este cuerpazo que Dios me ha dado..." En cualquier caso siempre menos de lo que le tuvo que costar a I tener que lidiar con la Puta Gorda para que luego fuera la otra y se liará en serio, como solía y seguro que suele ser lo habitual, vas a aguantar un mocoso pajillero, con un tío cinco o seis años mayor y casi ya que también que con empleo. De lo que sí me acuerdo es de que no volvimos a escuchar nunca más a Miguel Ríos y todavía menos "El Río". Como que, de hecho, en los años venideros lo más parecido que escuchábamos a una balada fue la de "Txus es un alcohólico" de la Polla Records, esto es, la historia de amor de un notas con la priva. Esa o la de "Eder bati" (A una hermosa) de Hertzainak, la cual hablaba de lo bonito que es el amor con uno mismo en la soledad de tu cuarto. En fin, todo en ese plan tan irresistiblemente romántico... y maduro.
Luego ya me he despertado entre sudores, porque a mí todo esto de soñar cosas pasadas siempre me pone muy malo. Suerte que cuando me he preguntado a santo de qué habría sido el sueño, enseguida he recordado que por haber hablado el día anterior con mi hijo pequeño de las amistades a sus años y también, y casi que de rebote, de la dichosa cancioncita del de Granada. En adelante sólo pienso hablarle de música barroca, por si acaso.

ERRESISTENTZIA


 

- Ez, laztana, gurea ez da alkoholismoa, bai zera!

- Ezetz? Orduan zer dela eta ematen duzue egun osoa ardoa zurrupatzen?

- Gu zurrutero aktibistak gara!

- Zelan?

- Trumpek ardoari ipinitako arantzelei aurre egiteko borrokan ari garela!

- Noski, noski, zuena ez da arlotekeria hutsa, ez, militantzia politikoa baizik.

- Horixe!

- Mozkorrontzi lotsabakoak!

- Ez, maitia, ez, Gu erresintentzia gara! "Biva Rioja Biva Naparra Arkume onaren iztarra, Emen guztiok anayak gera. Ustu dezagun picharra. Glu glu glu glu glu glu glu glu...!"**

* Joaquin Sorollaren "Mozkorra, Zarautz. 1910"

** Jose María Iparragirreren "GLU, GLU, GLU.

"LOS QUE TANTO TE CRITICARON TE APLAUDEN"


       El título que encabeza este comentario no es otro que el del fantástico artículo -lo de fantástico no por bueno, sino por pertenecer al género de la fantasía pura y dura-, o puede que sólo "preventivo", de un tal Iriondo en el GARA (del mismo modo que el crío repelente del Sexto Sentido decía "A veces veo muertos", también yo "a veces leo el GARA...). Mejor motejarlo de "preventivo", sí, porque a medida que lo leía no me cabía duda de que lo había redactado a todo correr, a saber si por encargo, en previsión de que, después de las imágenes del acto de homenaje en Gernika a los parlamentarios de la primera legislatura con motivo del 45 aniversario del Parlamento Vasco, y en las que también aparecían las de la "aguerrida" Herri Batasuna de entonces recibiendo la medallica, o lo que fuera, de rigor en mano de la actual presidenta del Parlamento Vasco -o Vascongado como decían ellos...-, algo tenían que escribir a todo correr desde la izquierda abertzale para justificar ante su grey el contraste entre el evidente regocijo de la vieja guardia de la izquierda abertzale proetarra, y esas otras imágenes de las décadas en las que los de HB solían acudir a las sesiones del parlamento vasco única y exclusivamente para montar su show reivindicativo y sobre todo deslegitimador, tanto del propio parlamento vasco, o vascongado, como del resto de instituciones emanadas del Estatuto de Gernika del que han estado echando pestes hasta hace cuatro días. Y como muestra un botón, en concreto las imágenes en blanco y negro de los parlamentarios de HB saboteando la visita del Borbón hoy emérito y expatriado al son de la letra del Eusko Gudariak con el puño en alto; entrañable, en serio. ¿Que cómo lo justifica Iriondo para consumo de su grey? Pues diciendo que los parlamentarios de entonces fueron unos pioneros, adelantados, en la crítica al Borbón putero y corrupto -sí, ya, puede que esto último sea una perogrullada genética en toda regla; pero, "me se entiende"- a la luz de lo que más tarde se ha sabido.

Mira tú qué bien, que resulta que lo del Eusko Gudariak fue también un sabotaje, no tanto como manifestación del rechazo de la izquierda abertzale promili al Estatuto de Gernika aprobado por la mayoría de los ciudadanos vascos y del que el rey de España no era sino el máximo garante por una cuestión de mero protocolo constitucional, sino más bien "en previsión" de lo que se iba a saber décadas más tarde acerca de la figura corrupta del jefe del Estado... español. De modo que la medallita en cuestión en mano de los parlamentarios de HB de entonces casi que podía pasar por un agradecimiento por su amplitud de miras, su capacidad para predecir el futuro, o ya sólo por contribuir al conocimiento de la lírica vasca en su versión "cánticos patrióticos y en especial marciales".
Luego ya escuchaba a mi paisano Iñaki Ruiz de Pinedo, uno de los parlamentarios batasunos de entonces, hablar sobre aquellos tiempos como el que habla de sus pecadillos de juventud, vamos, que el vasco que de joven no ha sido antitodo lo que venga de España y además un poco o mucho pro terrorismo y así, lo de pretender imponer tu visión de las cosas a tiros y bombas, es que no ha vivido la vida como hay que vivirla a poco rebelde que seas y tal. Ya luego con los años y las canas pues eso, a darse la mano y echar risas con aquellos cuyos compañeros fueron asesinados por vuestros amigos con capucha, el brazo armado y CEO de todo el entramado, y no sólo no dijisteis nada sino que seguisteis justificándolo con el mantra del "contencioso" hasta, como quien dice, hace cuatro días.
Y no es que me parezca mal, todo lo contrario, me parece necesario e incluso conmovedor por su evidente carga simbólica a lo de por fin vivimos en paz, que ya era hora y ojalá no se vuelva a repetir nunca. Claro que ya a toro pasado supongo que algunos también tendremos derecho a recordar las cosas desde nuestro propio punto de vista, que parece ser lo que tanto molesta a muchos, y sobre todo a apostillar a los Iriondo de turno, por si les da por pensar que el relato blanqueador que se han hecho ellos para consumo propio ha sido asumido ya por el conjunto de la ciudadanía vasca como el oficial, que lo ha sido siquiera por pura desidia para no molestar y sobre todo no ser molestado con acusaciones de estar contra la paz, la reconciliación, en realidad a favor del borrón y cuenta nueva, en un país donde los herederos de la vieja izquierda abertzale son la segunda fuerza política y de ahí la percepción de tantos y tantos ciudadanos vascos todavía hoy de que el pensamiento mayoritario, siquiera ya sólo el que impera en determinados ámbitos a los que no conviene tocar mucho las pelotas con pejigueras como la memoria histórica que les atañe y así, sigue siendo el que fue, si eso como mucho adaptado a los tiempos. Vamos, todas esas cosas que le espetan en la cara a uno, de palabra y por escrito, cuando le da por apostillar lo que haya que apostillar a cuenta de nuestro pasado más reciente y no precisamente ejemplar.
En todo caso, unas imágenes las del acto de Gernika con los viejos bardos batasunos recibiendo su medallita por su granito de arena en la consolidación del parlamentarismo vasco, y por lo tanto de uno de los pilares de su tan denostado Estatuto de Gernika, que casi parecería de chiste, para echar risas, pelillos a la mar, si no fuera por todas las víctimas y el dolor incalculable generados por su brazo armado, ETA; no se nos vaya a olvidar por la razón que sea, y sobre todo porque a algunos les convenga hacerlo.


 

AZKEN ARABERADUNA?

 


https://www.eitb.eus/eu/telebista/programak/herri-txiki-infernu-handi/arratzua-ubarrundia/bideoak/osoa/3658108/bideoa-arratzuaubarrundiako-euskaldun-zahar-adinekoena/?fbclid=IwY2xjawJkWx9leHRuA2FlbQIxMQABHi3Jc8F634kXvrB_JR-kpYs6pAB5Nj1mTU6hgF-6nfA5qciv8BmTwZyhXy5J_aem_9fyYEwsSmLnanljDqeTG4A

    Aurtengo martxoak 25ean Nafarraten jaiotako Garbiñe Diaz de Mendibil Biteri andrea hil zen Betolatza herrian 92 urterekin. Garbiñe bertako azken euskaldun zaharra zen, Legutio inguruko herrixketako berbetan egiten zuena, Legutio hiribilduko euskaratik bereiz xamarra hain zuzen, nolabait ere, funtsean, Arabako Ipar Lautadan mendetan zehar mintzatutakoa. Garbiñe Erronkariko, Saraitzuko edota bertze edozein nafar bailaratako azken euskalduna izan balitz euskaltzale gehienek ezaguna izango zatekeen. Izan ere, euskal hizkuntzalari gehienek mota guztietako ikerketak eta egingo zizkioketen bere hizkeraren nondik norako guztiak ondo baino hobeto jasotzearren. Tamalez, Garbiñe arabarra zen eta bere "euskerie" ia inork ez aditutako Mendebaldeko euskararen aldaera ahaztu eta baztertu bat omen zen. Izan ere, euskaltzale gehienek, Arabakoek barne, "esakixien be Legutio inguruen oindio bertako euskeries eiten eben inor euenik." Ba hori, "bizkaikiputzek" esan ohi dutenez: Araban Gaztelan lez; "Moroak ziren behelaino artean..."

BARCO A LA DERIVA CON UNO DE LLODIO A BORDO


     Me cago en la mar salada, y nunca mejor escrito. He tenido durante toda mi vida un sueño recurrente, aunque tampoco lo calificaría de pesadilla. En ese sueño rememoro siempre una de mis múltiples frustraciones de la infancia. Me refiero al día que no pude embarcar en un barco de pesca para acompañar a unos arrantzales en su faena mar adentro. Nos lo habían prometido a mi padre y a mí sus parientes de Mutriku tras haber subido en el puerto a bordo de uno de los barcos donde trabajaban los maridos de sus primas. Así que, ante la impresión de ver el cebo vivo que tenían allí en una especie de peceras, y la ilusión desbordada que me hizo pensar que al día siguiente embarcaría en lo que para un mocoso de mi edad no podía ser otra cosa que el anuncio de una gran aventura, pues no he sido yo y soy poco fantasioso ni nada, debí creer que por fin se iba a cumplir uno de mis grandes sueños.

Sin embargo, al día siguiente nadie vino a despertarme para bajar al puerto. Mi desilusión fue tremenda. Creo recordar que la excusa de los mayores fue que los marineros se levantaban a las cinco de la mañana, demasiado pronto para un niño. De modo que habían pasado de mí y de mi viejo como de la mierda. Tiempo después empecé a mosquearme con la de idea de que el verdadero motivo para no haber embarcado aquel día no fue otro que el viejo debió pasarse la noche anterior con los tragos en alegre comandita con sus primos y compañía. Claro que también cabe la posibilidad de que en realidad nunca hubieran tenido intención de llevarnos con ellos a bordo, que todo había sido una tomadura de pelo a un mocoso al que habían visto exorbitádamente entusiasmado con la idea salir a faenar en aquel barco, siquiera ya solo un modo de complacerlo con una pequeña mentirijilla.
Pues bien, lo dicho, semejante nadería ha sido uno de mis sueños recurrentes desde entonces; sufro una y otra vez la decepción de quedarme en tierra, lo que se dice con dos palmos de narices y la gente a mi alrededor casi que choteándose a mi cuenta. No podía ser de otra manera porque yo he sentido siempre una atracción irresistible por las cosas de la mar. Una atracción azuzada sobremanera por el hecho de que de entre mis primeras lecturas, llamadas de adultos, estuvieran, cómo no, las novelas de tema marinero de Baroja, y más en concreto "Las inquietudes de Shanti Andia" y "La Estrella del capitán Chimista."
En todo caso, y a pesar de que pude satisfacer ese deseo de navegar con creces mucho tiempo después, la escena del barco pesquero partiendo de buena mañana del puerto de Mutriku sigue apareciendo en mis sueños de tanto en tanto como cuando chico. Esta noche pasada, sin ir mas lejos, durante el primer tramo de la noche. Nada que objetar porque de eso van los sueños recurrentes. Lo curioso es que después de revivir por enésima vez la decepción de quedarme en tierra tras apenas haber dormido esperando los primeros rayos de sol del día siguiente, durante el segundo tramo de la noche he soñado que viajaba en el ferry que me llevaba de vuelta de Dublín a Liverpool para seguir desde allí el camino de vuelta a casa.
Resulta que aquel día había un temporal del carajo en el mar de Irlanda. Parecería mentira porque se trataba de un ferry, esto es, un auténtico mastodonte marino al que por su volumen se le supondría inmune a las tempestades. Pero no, el ferry se movía como si se tratara de un barquito de vela en medio de la tempestad. Yo no sabía donde meterme porque había sacado el pasaje más barato que no te daba derecho ni a un asiento entre el pasaje, como mucho a tirarme en el suelo y esperar a que pasara todo con mi bolsa de viaje a modo de almohada. Entonces me encuentro con uno de Llodio, todavía recuerdo su corte de pelo a lo rockabilly y chupa de cuero marrón con borreguillo, con el que había coincidido varias veces por los pubes de Temple Bar de Dublín. El colega estaba pillado, mucho, demasiado, por una chavala de Urnieta o de por ahí que solía ir en mi grupo de amigos, por lo que no dudaba en pegársenos en cuanto tenía la ocasión. Nada del otro mundo. Pero parece ser, y juro que todavía no acierto adivinar a santo de qué, o sí, vete a saber, a partir de un determinado número de pintas ya cualquier cosa, que el de Llodio estaba convencido que yo también andaba detrás de aquella giputzi de la que sólo recuerdo que tenía una preciosa melena negra y la bordería casi que consustancial a las de su tierra. En cambio, lo que sí recuerdo sin apenas lagunas, es la hostilidad en plan gallo de corral que el tipo me dedicó durante las pocas ocasiones que coincidimos en las calles de Dublín. Una hostilidad que me resultaba demasiado gratuita, a ratos hasta grotesca, y sobre todo absurda teniendo en cuenta que yo entonces también andaba muy pillado con otra giputzi, una de Oiartzun, barrio Ugaldetxo para más sellas, y no pongo el número de la casa, ni la talla del sujetador, porque ni procede ni me acuerdo. Dos o tres años, no me acuerdo, de cuelgue con aquella canija pelirroja, cabezona y borde como sólo..., en fin. El caso es que a poco que se hubiese fijado el tipo, y a pesar del disimulo de rigor al que acostumbrábamos cuando estábamos delante de terceros, se tenía que haber coscado sí o sí de esa cosa que emanan las parejas al comienzo de su relación que consiste básicamente en poner cara de asesino en serie cuando cuando uno de los dos se muestra demasiado complaciente con un tercero; no olvidemos que de esto hace treinta años y que entonces todas las relaciones de pareja debían parecer, o puede que lo fueran, tóxicas a los ojos de la muchachada de nuestros días.
Con todo, supongo que como siempre he sido una persona muy social y he tratado con todo el mundo, el de Llodio se pensaría que por simpatizar con la mujer objeto de su deseo yo ya pretendía otra cosa que no fuera interesarme por mi prójimo y compartir algunas risas en exclusiva; lo que viene a ser socializar y para de contar. En fin, ya se sabe que la juventud es un estado de gilipollez transitoria que cuando afecta a las cosas de la entrepierna alcanza sus cotas más altas.
De modo que, de repente, me lo encuentro en uno de los pasillos del ferry en pleno vaivén sobre las olas del mar de Irlanda. Entonces ambos dudamos si dirigirnos la palabra o liarnos ya directamente a hostias. Pero, como a decir verdad resultaba ridículo, patético incluso, hacernos los longuis en medio de aquel barco y sobre todo en aquella situación, decidimos mantener la típica conversación entre fulanos que como poco se conocen de vista.
- ¿Menudo temporal, eh?
- Ni que lo digas, se nos va a hacer eterna la travesía.
- ¿Y si vamos al bar a tomar algo?
- Dabuten, así gastó las libras irlandesas que me quedan.
- Y yo las mías..
A los cinco minutos ya estábamos echando risas y puede que ya con la tercera pinta de Guinness encima de la barra. De modo que a la hora o algo así ya teníamos un hermoso pedo, un pedo elegante, de muchas risas y a saber si también hasta con algún cántico al uso, en medio de la tempestad. De hecho, no estoy muy seguro si eran las pintas las que resbalaban sobre la barra a causa del temporal o éramos nosotros los que lo hacíamos incapaces mantener el equilibrio. También es verdad que acabaron cayendo varios "black&white", es decir, pintas negras con un chupito de whiskey Jameson dentro, por lo que me inclino por lo segundo.
Al día siguiente, ni qué decir, tremenda resaca. Y no digamos ya las agujetas tras haber dormido unas pocas horas tirados en vete a saber qué rincón del ferry, no pregunten si con la papillita de rigor al lado o no, que i don´t remember. Todo esto en el autobús de línea que nos llevaba desde Liverpool a Londres para luego coger otro hasta Devon con la intención de coger el ferry al continente; menudo palizón. Luego ya antes de bajarme en Vitoria el preceptivo intercambio de teléfonos y direcciones y hasta hoy, para variar; ya me dirás tú que hace uno de Gasteiz de visita en Llodio si no es por compromiso, castigo o algo así.
En cualquier caso, un sueño que no ha tenido nada de pesadilla, sino más bien de simple recordatorio de cómo lo que entonces amenazó con ser una noche de perros, de miedo a naufragar, sobre todo dentro de mi ignorancia sobre las cosas de la mar, acabó siendo una noche de farra, de camaradería de ocasión y para de contar. Eso y acaso también una moraleja como en las fábulas de Esopo o de mi paisano Samaniego, al fin y al cabo los protas del sueño eran un cabestro de Llodio y un buitre de Vitoria, acerca de que en los tiempos que amenaza tempestad siempre hay ocasión para sobreponerse al miedo del modo que sea y con quien menos te lo esperas. Eso o ya sólo cogiéndose una curda de mil pares de cojones y para de contar, fabular, que tampoco es cosa de ponerse más estupendo de lo normal.

ON BILDUR


    Honatx buru buztanik gabeko bertso hauek, denon antzera egia esanda, azken garaiotako etengabeko berri txarren harira, bizi ari garen egoera historiko petral honen eta ez dago berri txarragorik XX mendearen erdialdeko "Gerra Hotz" delakora bueltatu egin gaituztela ia ustekabean, edo bestela esanda, laburbilduz, beste behin ere beldurra lege. Edo hobeto esanda, beldurra berriro aitzakia ekonomia sustatzeko, gizartea menderatzeko, eskubideak murrizteko, eta batik bat gizabanakoak etorkizunaren aurrean kokiltzeko. Orain bai, bertsook izugarri petralak direla ondotxo jakinda, baita poesiaren indar aringarria zeinen makala, hutsala, den ere, nire taxuzko aholku bakarra gainezka egiten digun egunerokotasun etsigarri honi aurre egitearren ardoari ematea da, eta ahal baldin dada Gonzalo de Berceo errioxarrak XIII mendean idatzitako "Los milagros de Nuestra Señora" poemategi klasikoan aipatu zuen D(ON) BILDUR izeneko ardo honekin are hobeto:
IPARRAGIRRE BETI GOGOAN
Jaio nintzen
Zin egin zidaten
Beti zainduko nindutela.
Hor kanpoan dena zen okerbide.
Beldurra gara
Hazi nintzen
Behin irakatsi zidaten
Biziak beti samintzen duela
Bizirik izatea nahitaezko atsekabe
Beldurra gara
Zahartu nintzen
Aski ohartarazi zidaten
Izu-ikara beti kanpotik datorrela
Arrotz eta berria den oro balizko hondamen
Beldurra gara
Hil nintzen
Birus bat iragarri zuten
Haren beldur bizia ozpindu zitzaidan
Azkenean Don Bildur nire buruaren jaun eta jabe.
Berpiztu naiz.
Errusia omen dugu etsai
Kit bat prestatzeko eskatu dit Von der Leyenek
Beldurra berriz gerra nuklearra.
"Biba Rioxa, biba Naparra,
arkume onaren iztarra,
hemen guztiok anaiak gera
hustu dezagun pitxarra.
Glu, glu, glu..."

IBILIAN


 -Arratsaldero ibilian. Nora joateko, iristeko?

-Inora ez. Nire patutik urruntzeko nabil, batez ere Heriorengandik, ahalik eta urrunen...
-Hara bestea, ahoberokeria galanta zurea, oraindio gazte zara-eta!
- Gero eta zaharragoa norbaitzuen erruz...
- Esan gura duzu zure gertukoen erruz ohikoa baino azkarragorik zahartzen ari zarela, horrexegatik arin-arin ibili ohi duzula?
- Ez, hori ez, bai zera! Zu bezalako kuxkuxero porrokatu aluengandik ihesi ibiltzen baiz bakar-bakarrik.
- Ondo ba, ederto; baina, noruntz?
- Udaberri alderuntz!
- Hori da, gaur somatu ditut hor nonbait aurreneko zantzuak.
- Udaberria: sagastiak loretan eta txoriak kantuan.
- Eta txoriburuak bidean omen...

NO OTHER LAND

    Escuchaba al historiador Gaizka Fernández Soldevilla comentar que, en puridad, los seres humanos seguimos siendo los mismos desde el Egipto clásico a nuestros días, y que por eso, porque la condición humana no ha cambiado en lo sustancial, seguimos y seguiremos cometiendo los mismos errores independientemente del grado de desarrollo social o tecnológico del momento histórico en el que nos encontramos. De hecho, sólo así se puede entender que después de lo ocurrido durante la II Guerra Mundial del pasado siglo, eso que decían de que después de Auschwitz el mundo ya no sería igual, si no lo va ser tal cual, porque nada se repite como fue, pero si se parece mucho a lo que fue, estemos asistiendo hoy en día y prácticamente delante de nuestros ojos a través de las pantallas, a un genocidio perfecta y sobre todo largamente planificado por parte además de los descendientes, siquiera ya sólo putativos, de las víctimas del Holocausto. Un genocidio por parte de ese otro ultranacionalismo de nuestra época que llamamos sionismo. Un ultranacionalismo que en lo sustancial se parece muy mucho al nazismo, si bien su inspiración no es tanto étnica como esencialmente religiosa, pero que, al igual que el otro, se sustenta en una mitología demencial, en este caso en la que hace creer a pie juntillas a millones de personas que los individuos que profesan el judaísmo en todo el mundo son los únicos o verdaderos descendientes de los antiguos hebreos que habitaban la Palestina romana antes de la Diáspora. Eso y que los nacidos en Palestina, antes de que los sionistas empezaron a llegar en oleadas, están en su propia tierra poco más que de prestado, y eso aunque su arraigo se pueda remontar en muchos casos hasta incluso la misma época de la destrucción del Templo de Jerusalén. Mitos que los historiadores serios, científicos, y para más inri sobre todo israelís, han demostrado que son más falsos que el tebeo, de hecho son lo más parecido a un tebeo. Pero es sobre esa mitología falsa, perversa, que el sionismo justificó la creación del estado de Israel, un hecho consumado y por lo tanto sin marcha atrás por mucho que la resistencia palestina enarbole el famoso lema de "From the sea to the river", y también sobre la que sigue justificando la creación del Gran Israel, un estado exclusivamente judío en el que los palestinos, incluso los árabes nacionalizados israelís, o no tienen cabida o si la tienen será siempre como ciudadanos de segunda al más genuino estilo del Apartheid surafricano. Así que de eso va y no de otra cosa la limpieza étnica de Gaza, y encima con el patrocinio de Trump, y también esa otra ahora ensombrecida por la primera que es la que Israel lleva haciendo desde hace años subrepticiamente en Cisjordania, donde no son los fanáticos de Hamas quienes mandan sino la Autoridad Palestina supuestamente reconocida por todos los organismos internacionales e incluso el propio estado israelí. Es la limpieza étnica cuya crudeza, y sobre todo hipocresía, evidencia la oscarizada película "No other land", dirigida mano a mano por dos directores, uno israelí y otro palestino. El palestino, Hamdan Ballal, es la noticia de ayer; primero fue linchado en su casa por un grupo de colonos israelís -sí, esos que venidos, por lo general, de cualquier parte del mundo se dedican a echar de sus casas y tierras a los palestinos que viven en ellas desde hace generaciones con la escusa de que no les pertenecen por no ser judíos, y luego detenido cuando una ambulancia lo estaba atendiendo por sus heridas, por soldados israelís. Si este arbitrariedad no os recuerda a lo que hacían los nazis con la disidencia de los países que ocupaban, si el asesinato de 50.000 seres palestinos como venganza por la muerte de 7000 ciudadanos israelís no os recuerda a cómo se las gastaban los nazis cuando la resistencia de los países que ocupaban atentaba contra ellos, si el modo como se refieren los sionistas a los palestinos sin distinción como terroristas, o ya sólo simples ratas, no os recuerda a cómo se referían los nazis a los judíos, si el culpar a los propios palestinos de la muerte de sus familias por utilizarlas como escudos no os recuerda al cinismo de los nazis cuando reprochaban a los judíos la mansedumbre con la que iban al matadero en vez de rebelarse, pues, entonces, apaga y vámonos. Pero no hay cuidado, porque trazar esta comparación entre el sionismo y el nazismo nos convierte a muchos en antisemitas ipso facto por muy claro que tengamos que los verdaderos semitas de esta historia son los árabes por pura lógica antropológica y acaso también una pequeña parte de los que se reclaman como descendientes de los antiguos hebreos, y sobre todo que una cosa es el judaísmo como una religión más en el concierto de estas en el mundo, incluso aunque aceptemos, porque no queda ya otro remedio, el derecho a Israel a su existencia por muy funesta que haya sido ésta, y otra el proyecto esencialmente criminal por racista y supremacista que es el sionismo. Y sin embargo, todavía una buena parte del mundo consiente e incluso ampara este crimen contra la humanidad prolongado en el tiempo desde 1948 que es el proyecto sionista, y del que el actual genocidio de Gaza no es sino un nuevo episodio, cuando no también el inicio de la "solución final" con la excusa de los atentados del 7 de Octubre. ¿Por qué la derecha a escala mundial no sólo lo consiente sino que además lo ampara como hace Trump o sus homólogos francés o alemán, y en especial la propia Von der Leyen impidiendo una respuesta verdaderamente contundente, digna, comprometida de la Unión Europea, esa que blasona de defender los derechos humanos sobre todas las cosas, contra el gobierno ultrasionista de Benzion Mileikowsky? ¿Será que al igual que sucedía antes de la primera mitad del siglo XX, cuando el antisemitismo parecía ser la regla a escala planetaria, los palestinos de nuestra época son igual de detestados por árabes y mayoritariamente musulmanes, tratados como ratas, infrahombres que llamaban los nazis a los judíos para que al deshumanizarlos a los ojos de la gente todo lo demás contra ellos pareciera tener sentido, los cuales ponen en peligro la plácida y próspera cotidianidad del "democrático" estado de Israel por pura e intrínseca maldad, ni más ni menos que lo que se decía de los judíos de entonces, y en todo caso seres básicamente prescindibles y por lo tanto carne de genocidio sin opción al remordimiento? ¿Que exagero? ¿A quién detienen, expulsan o censuran por protestar contra el genocidio israelí, ya no sólo en los EEUU de Trump sino también en las democráticas Alemania, Francia, Polonia y otros incapaces de replantearse sus relaciones con Israel desde presupuestos estrictamente éticos, morales, por su inmenso complejo de culpa hacia la comunidad judía a la que, insisto, Israel no representa, sino que se aprovecha de ella para justificar su proyecto etnomaníatico y colonial? De modo que me temo que sí, que los humanos de hoy son igual de racistas y supremacistas que lo que pudieron ser sus padres o abuelos durante los años treinta y cuarenta del pasado siglo, No hemos evolucionado en lo sustancial por mucha pedagogía que se haya procurado hacer después de Auschwitz, puede que porque una parte muy importante de la humanidad es simple y llanamente impermeable a cualquier discurso contra el odio al prójimo, que no nos queda otra que asumir que millones de nuestros congéneres responden y responderán siempre de acuerdo con sus más bajos instintos antes que por esos otros relacionados con la piedad, la solidaridad, la justicia, siquiera ya sólo el respeto a la vida sobre todas las cosas, o cualquier otra consideración por el estilo, y que esa y no otra es la razón por la que una gran parte de la humanidad puede asistir indiferente, e incluso complacido, a un genocidio como el de Palestina

LINCHAMIENTO ONÍRICO

      He tenido una pesadilla de las gordas a cuenta de un encontronazo, o acaso sólo semi, que tuve a la mañana con una de las empleadas de...