A mí me da que buena parte del fenómeno Podemos, no tanto el de los
militantes como el de los supuestos simpatizantes, compone un soufflé
bastante curioso. Por mi parte es más una impresión que una opinión, la
que deriva de ver cómo gente que habitualmente decía pasar de política,
que decía no entender, que se descolgaba con un lugar común del tipo
"todos son iguales, monta tanto, tanto monta...", de repente se
posiciona, confiesa lo que antes no se le habría ocurrido confesar
por el miedo al qué dirán: a quién va a votar. Y lo hace, me temo, a
rebufo de lo que se cree de buen tono, lo que pega ahora, como que está
tan de moda que confesarte ahora partidario de Podemos es prácticamente
lo mismo que decir antes que "yo de política no entiendo, paso, para mí
son todos los mismos". Más aún, sospecho que la simpatía casi que
generalizada hacia Podemos responde en buena parte a una percepción
harto curiosa del fenómeno, esto es, que muchos ven a la formación de
Pablo Iglesias no como una opción política, sino como la "antipolítica".
Todavía peor, creo que sólo desde esa percepción de Podemos como la
"antipolítica" se puede entender la tendencia a meter a todos los
políticos en funciones y sin excepción en el mismo saco. Por eso también
intuyo que el fenomeno Podemos no tardará en deshincharse como un globo
de aire en cuanto la masa empiece a reconocer a diario los rostros con
nombres y apellidos de los "políticos" de Podemos a todos los niveles,
cuando se empiece a saber del currículo y/o capacidades de cada cúal,
esto es, con sus declaraciones diarias más o menos afortunadas y sus más
que previsibles aciertos y defectos como todo hijo de vecino. Para
rematar incluso, y esto basándome en una encuesta personal y por lo
tanto completamente subjetiva y limitada, prueben a preguntar por la
orientación ideológica de Podemos, en concreto si la creen más vinculada
a los postulados de la izquierda radical de inspiración bolivariana o a
la socialdemocracia primigenia en plan escandinavo y así, pero no lo
hagan al simpatizante política o ideológicamente convencido de siempre,
crítico con el sistema de atrás, no, ese merece todo mi respeto, sino a
aquel al que nunca sospecharon veleidad politica alguna, el que decía
pasar de la política como de la peste, el que decía que todos eran
iguales, el que quería poner a todo el mundo un pico y una pala en las
manos para sacar el país adelante. Háganlo y verán, verán cómo la cara
que se les queda suele ser de un: "¿pero de qué me estás hablando, eso
qué es lo que es?"
martes, 30 de diciembre de 2014
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