martes, 30 de diciembre de 2014

A CABALLO A GANADOR...




A mí me da que buena parte del fenómeno Podemos, no tanto el de los militantes como el de los supuestos simpatizantes, compone un soufflé bastante curioso. Por mi parte es más una impresión que una opinión, la que deriva de ver cómo gente que habitualmente decía pasar de política, que decía no entender, que se descolgaba con un lugar común del tipo "todos son iguales, monta tanto, tanto monta...", de repente se posiciona, confiesa lo que antes no se le habría ocurrido confesar por el miedo al qué dirán: a quién va a votar. Y lo hace, me temo, a rebufo de lo que se cree de buen tono, lo que pega ahora, como que está tan de moda que confesarte ahora partidario de Podemos es prácticamente lo mismo que decir antes que "yo de política no entiendo, paso, para mí son todos los mismos". Más aún, sospecho que la simpatía casi que generalizada hacia Podemos responde en buena parte a una percepción harto curiosa del fenómeno, esto es, que muchos ven a la formación de Pablo Iglesias no como una opción política, sino como la "antipolítica". Todavía peor, creo que sólo desde esa percepción de Podemos como la "antipolítica" se puede entender la tendencia a meter a todos los políticos en funciones y sin excepción en el mismo saco. Por eso también intuyo que el fenomeno Podemos no tardará en deshincharse como un globo de aire en cuanto la masa empiece a reconocer a diario los rostros con nombres y apellidos de los "políticos" de Podemos a todos los niveles, cuando se empiece a saber del currículo y/o capacidades de cada cúal, esto es, con sus declaraciones diarias más o menos afortunadas y sus más que previsibles aciertos y defectos como todo hijo de vecino. Para rematar incluso, y esto basándome en una encuesta personal y por lo tanto completamente subjetiva y limitada, prueben a preguntar por la orientación ideológica de Podemos, en concreto si la creen más vinculada a los postulados de la izquierda radical de inspiración bolivariana o a la socialdemocracia primigenia en plan escandinavo y así, pero no lo hagan al simpatizante política o ideológicamente convencido de siempre, crítico con el sistema de atrás, no, ese merece todo mi respeto, sino a aquel al que nunca sospecharon veleidad politica alguna, el que decía pasar de la política como de la peste, el que decía que todos eran iguales, el que quería poner a todo el mundo un pico y una pala en las manos para sacar el país adelante. Háganlo y verán, verán cómo la cara que se les queda suele ser de un: "¿pero de qué me estás hablando, eso qué es lo que es?"

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