viernes, 26 de diciembre de 2014

CUENTOS DE VIEJAS Y NAVIDAD



Para cuento de Navidad ayer a la tarde haciendo cola en la pescadería. De repente una señora.. una puta vieja para no andarnos con remilgos, que se la arma a una chica negra porque decía que le había sustraído la bufanda del carro. Y no, pedazo boba, no, es que se le había caído al suelo, no la veía y... ¿Y qué es lo primero que se le pasa a la tierna abuelita por su cabecita? Pues que de todos los que estábamos presentes haciendo cola, si había una negra esa tenía que haber sido la ladrona, faltaría más, blanco y en botella, negro más bien. La chica le canta las cuarenta, los demás miramos a la vieja con gesto de reprobación; ella, por supuesto, no sólo no se disculpa sino que además sigue despotricando contra la otra porque a ver qué es eso de ponerse así por una equivocación, joder con estos negros, que parece que se creen que hay tratarlos como personas normales y toda la hostia. 

Pues eso, así está la cosa por Vitoria. Y Maroto echando leña al fuego para que los tarugos con cuatro luces, y no precisamente navideñas, tengan munición a la que acogerse, ahí, ahí, ahondando en los prejuicios.

Y por si fuera poco, que por lo que fuera ayer en el centro comercial de rigor los abueletes estaban de lo más sueltos, vamos, saltándose la cola cada dos por tres, mareando a las empleadas a base de bien, revolviendo todo sin cuidado alguno, "¿que no me gusta este centollo que tengo en la mano?, pues lo tiro donde caiga y a otra cosa mariposa, mañana es Nochebuena y a ver quién no me dice que ésta va a ser la última", a empellones con todo cristo; de repente que me coge una vieja del brazo, me empuja y sin mediar saludo o disculpa alguna: "¿qué número tienes tú'?". Bueno, bueno, no me toque, señora, no me toque, que abusa porque sabe que no le voy a devolver el empujón, que si fuera otro igual acabábamos a hostias encima de los besugos y los bogavantes...

Pues eso, FELIZ NAVIDAD a todo quisque.

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