lunes, 21 de abril de 2014

RECUENTO



Algo grave, cuanto menos de siquiatra, me debe pasar cuando viniendo de vuelta a Oviedo en coche mi señora me pregunta qué tal lo he pasado esta larga Semana Santa y, en lugar de rememorar los sitios donde hemos estado, los momentos y anécdotas con los amigos y la familia, lo primero que me viene a la cabeza son las cazuelicas de chipirones en su tinta y el bacalao al pil-pil en "lo viejo" de Bilbao, la ensalada de pulpo con catarelus, revuelto de hongos y foi, los chipis al Oporto y los pimientos rellenos del Erkiaga (casi también que hasta el revuelto de bacalao sobre salsa de perretxikos que...) en Gasteiz, las raciones de rabas y las cazuelicas de ajoarriero, marmitako y más chipis en negro de la calle San Pedro en Hondarribi, el confit de pato y la ensalada con queso de cabra a la plancha bajo los soportales de Bayona mirando al Nive/Errobi, la tortilla de patatas, la paella de conejo o las lentejas picantes con morcilla, la merluza en salsa verde o el bacalao con tomate y pimientos de mi madre en Berrozti, los pintxos aquí y allá con el Silencio del Erkiaga siempre en lo más alto.., la morcilla y las chuletillas al sarmiento en el Jatorrena de Labastida, las pochas que no me dejaron comer... En fin, nada en exceso y muy casero, nada de zumbar el bolsillo que no estamos para muchas hostias, nada que no se baje después de comer con una caminata por el paseo marítimo de Hendaya, el pantano de Uribarri-Ganboa o echando un partido al baloncesto con el mayor, eso y un yogur para la cena.

-"¡Comida, solo comida! ¿Es que eso es lo único de lo que acuerdas después de una semana de vacatas?

-Hombre, pues no, claro que no, también me acuerdo del cosechero Murillo Viteri de Cenicero en "lo Viejo" en Bilbao, las tres botellicas del de Villabuena (nunca me acuerdo del nombre y me jode porque hay que poner el nombre de los que hacen el vino, pura cortesía) en el Erkiaga y los gintonic en el Bodegón y en algún sitio más por Vitoria, las otras tantas de sidra guipuzcoana (qué gozada, qué bien entraban una tras otra a la noche en la calle S. Pedro y qué cambio después de tanta sidra asturiana sin que la una desmerezca a la otra y viceversa), los txakolines del poteo en la misma y mítica calle hondarribitarra, la jarrica de Burdeos en Bayona, las Keler y Alhambra de rigor en casa a todas horas (imprescindibles para resarcirse de la característica insipidez de las cervezas al otro lado de la muga, vamos, que odio la Kronenburg y demás gabachadas por el estilo, yo no lo llamaría cerveza...), los blancos en Briones con Dioni, el crianza Urkidi de Labastida y el copazo de patxarán casero del Jatorrena, el zurrakapote que hizo mi padre como gentileza hacia mi señora y del que nos hemos traído media garrafa... Pues eso, comer, beber, caminar, leer a salto de mata, charlas con unos y otros del tipo "todo una puta mierda, no se qué de los ERES, del tuyo y del mío, el año que viene todos a la puta calle, suma y sigue, venga pues, saca más patxarán...". Vivir, para qué más mientras lo permitan. Vacatas, seguro que hasta te reprochan que las tengas, fijo que ya hay algún lumbreras con máster de economía tóxica bajo el brazo elucubrando cómo convencernos de que tenerlas es un lujo que no podemos permitírnoslo.. Y ahora, pues lo que toca, pensando ya en el plato de pasta de mañana, a ver cómo o con qué lo preparo, en el pollo al ajillo, las fabes con almejes, el pote asturiano, ese pixín rebozado, el entrecot de buey...; ¿a qué jode tanto epicureismo de provincias? No sé a otros, a los de la Cofradía de la Santa Frugalidad fijo que sí, puritanicos, pero lo enumero y juro que como si oyera recitar poesía.

-"Pues sí, el lunes, además de ponerte a dieta, te me vas a ir de cabeza al siquiatra..."

Y sí, es muy posible que en mi lecho de muerte la retrospectiva famosa consista esencialmente en una sucesión de jamadas desde mi primer potito de recién nacido al último ya de abuelete; eso si no caemos por el camino, en plena calle o bajo el techo de una taberna de lo viejo, una bodega o sidrería, quiero decir, de un infarto de esos durante los postres.

*ilustro la foto con un individuo cualquiera de poteo por Gasteiz, Capital Gastronómica este año y en ese plan. Y el caso es que la cara me suena...

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