domingo, 27 de julio de 2014

IN THE GHETTO



Según la lógica israelí yo, occidental, demócrata, debería identificarme con Israel, según ellos el único estado verdaderamente democrático que defiende también supuestamente los valores que yo también defiendo y sobre todo las libertades que disfruto, frente a la barbarie islamista que representa Hamas y cuya visión del mundo, de la vida, en efecto, no puede resultarme más lejana y abominable. Así pues, esa identificación, esa comunidad de intereses con Israel, me debería hacer ver con buenos ojos el empeño de Israel por defenderse de Hamas, y ya puestos también de los palestinos por extensión ya que éstos son los que nutren a dicha organización "terrorista" y han dado debida muestras de odio "gratuito" hacia Israel. Esta identificación no es sino la piedra angular sobre la que sustenta todo la argumentación de la propaganda israelí y sus "amigos", así en general casi toda la derecha occidental, la que apenas antes del Holocausto no dudaba en manifestarse como furibundamente antisemita. Esta argumentación también es compartida por los biempensantes por principio que ante la duda se decantan de inmediato por la equidistancia, "Israel no lo está haciendo bien; pero es que Hamas...", haciendo bueno una vez más el famoso aserto de Desmond Tutu que dice “Si eres neutral ante situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor". Porque la realidad de los hechos es que el "amigo" israelí, el estado "hermano" del Próximo Oriente, tan demócrata y garante de los valores occidentales, es el mismo que se ha construido a sí mismo sobre la espalda de unos parias que se reclaman palestinos, esto es, originarios de la tierra que sus antepasados habitaban antes de que los judíos llegaran en masa tras la II Guerra Mundial -si bien existía ya un buen número de ellos de siempre y nunca dejaron de afluir otros antes incluso del Holocausto- . Una realidad a la que corresponden otras menores como la propia existencia de Gaza, en esencia:

"Alrededor de 1,5 millones de habitantes viven en la franja de Gaza (1 500 202 estimados en julio de 2008), muchos de los cuales son descendientes de los 190 000 palestinos que huyeron de Israel tras su creación como consecuencia de la guerra del 1948-1949 (el 26% del total de refugiados generados en ese conflicto).4 Su densidad de población es de 4.118 personas por km². Su población está creciendo alrededor de un 4% al año. La mayoría son musulmanes, con un pequeño número (menos de 1%) de cristianos.El 6 de marzo de 2008, varias ONG pro-derechos humanos presentaron un informe en el que consideraban que la situación de la población de la Franja de Gaza era la peor desde la Guerra de los Seis Días, calificando a la Franja como "una cárcel". Según este informe, el bloqueo llevado a cabo por el ejército israelí contra la Franja de Gaza influyó negativamente en el empleo, llevando la tasa de paro hasta el 40%; en la industria, suspendiéndose el 90% de la actividad industrial de la Franja; y en la capacidad económica de sus habitantes, que dependen en un 80% de la ayuda humanitaria extranjera.5 La declaración de la Franja de Gaza como "entidad hostil" por parte de Israel supuso el corte del suministro de electricidad, combustible, mercancías y agua. Debido al bloqueo que sufre la Franja,7 la zona continúa dependiendo económicamente de la ayuda humanitaria de la ONU, que llega a través de Israel, aunque los bloqueos militares dificultan esta ayuda.8 Las mujeres de Gaza trabajan por lo general en las labores del hogar, construyendo así la base de la sociedad (educando a los niños) o en las industrias locales de artesanía, ya que el hombre tiene la responsabilidad de mantener a su esposa e hijos."

Una realidad que es imposible que no evoque otra muy parecida y significativa:

"El gueto de Varsovia tenía una población estimada de 400 000 personas,1 un 30 % de la población de Varsovia, que se encontraban hacinadas en una superficie equivalente al 2,4 % de la misma ciudad. Durante los tres años de su existencia, el hambre, las enfermedades y las deportaciones a campos de concentración y de exterminio redujeron su población a 50 000 habitantes. Este gueto fue el escenario de la mayor acción de la resistencia judía contra el genocidio, conocida como el Levantamiento del gueto de Varsovia, iniciada en la noche de Pésaj del 19 de abril de 1943 y acabada el 16 de mayo del mismo año, siendo este alzamiento una de las primeras revueltas contra el nazismo en Europa."

De ese modo, cómo podría yo calificar de simples terroristas a los combatientes de Hamas, pese al rechazo que me provoca la ideología de esta organización integrista y sus modos, y a sabiendas de que es la única resistencia armada al ataque despiadado y criminal del ejército Israel sobre la población civil, con argumentos tan propios del comandante de las SS durante el levantamiento judío en el Gueto de Varsovia, Jürgen Stroop, el mismo que acusaba a los combatientes judíos de obligarle a arrasar con fuego las casas del gueto porque éstos se escondían entre los civiles, cuando esta acusación era también la preferida de las autoridades nazis para referirse a éstos y todos los resistentes de los países ocupados por ellos (los cuales, evidentemente consideraban a los judíos tan infrahumanos como para despreciar la vida propia y de los suyos llevados por su fanatismo). Acaso hacerlo no sería condescender con los argumentos del opresor, justo lo que hacían los biempensantes de los años cuarenta, los mismos que tienen por costumbre ponerse del lado del poderoso, la autoridad, por pura inercia o conveniencia. Cómo no sospechar en esa demonización de la resistencia palestina, sea Hamas o cualquier otra, propaganda a servicio del opresor. Y cómo no, por muchas reticencias que suscite Hamas y todo lo que representa, alegrarse de un probable victoria táctica de Hamas sobre el ejército israelí que cambiaría a la fuerza las condiciones a las que Israel somete a todos los habitantes de la franja de Gaza.

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