Un parque periurbano en las inmediaciones del monte. Una pareja de señores mayores caminando como si lo hicieran por la calle Uría de Oviedo, esto es, en contraste con el resto de caminantes ataviados con ropa y calzado deportivos como para escalar ochomiles. Parejas de adolescentes sentados alrededor de una mesa de madera como esta en la que me encuentro; ellas lucen pantalones cortos hasta la rodilla y camisetas más o menos ceñidas, melenas sueltas o recogidas, una seguridad aplastante, siquiera frente a ellos con su indumentaria cuatro o cinco tallas más grandes y sus caras de pánfilos: no lo saben, puede que sí, pero hace nada que han dejado atrás la infancia y ahora sus relaciones con el otro género serán siempre sobre el campo de batalla de los malentendidos o las medias verdades. Un paisano mayor recoge manzanas en varias bolsas del super provisto de un palo adaptado para la ocasión, parece guiarse por el principio de "lo que es de todos lo es sobre todo mío". También hay muchos perros sacando de paseo a sus dueños; yo, por si acaso, no me acerco a acariciarlos que igual muerden.
viernes, 8 de septiembre de 2017
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