miércoles, 4 de agosto de 2010

LA VERSIÓN MODERNA DEL VIEJO TIMO DE LAS RELIQUIAS



Escapada hasta el Monasterio de San Millán de Suso en la Rioja donde explotan a conciencia lo de las Glosas famosas para cobrarle al visitante sus cuatro euricos previo paso por la oficina de venta de entradas al recinto, souvenirs del lugar, quincalla religiosa y demás pijadas.

El paraje donde se haya el monasterio es precioso, entre montes a los pies de la Sierra de la Demanda, antiguamente conocida también en su tiempo por la población vascofóna del lugar como Arandio. El monasterio que visitamos es el de Yuso, esto es el de abajo e en contraposición al de Suso, el de arriba, también en romance o castellano antiguo. El de arriba o de Suso es el más antiguo y de ello dan fe sus influencias visigóticas y mozárabes. El de abajo o de Yuso es del 1053 aunque el edificio actual es una reconstrucción en gran parte barroca del original rómanico. La leyenda atribuye la construcción de este segundo monasterio de San Millán a pocos metros del original al rey García IV de Navarra, el cual pretendió trasladar el arca a Nájera, capital entonces del reino. Según la tradición, los bueyes que tiraban de la carreta no pudieron con la carga y se interpretó que el santo deseaba permanecer allí por lo que el rey ordenó construir un nuevo monasterio.


Aunque al monasterio de Yuso y sus alrededores le dicen "El Escorial Riojano" en una de esas exageraciones tan del gusto de los nativos, la verdad es que el conjunto no es especialmente original como edificio. El verdadero atractivo, como todos sabemos, son las glosas en lengua romance y vascongada encontradas en los libros de culto del monasterio por lo que el lugar ha sido titulado desde entonces como cuna del castellano y del vasco.

Ese es el reclamo y de eso vive el monasterio por encima de sus riquezas artísticas o monumentales, que ya digo que no son ni mucho más espectaculares ni ricas que tantos y tantos otros monasterios de los alrededores. Las Glosas Emilianenses son pequeñas anotaciones manuscritas, realizadas en varias lenguas (latín, romance y euskera) entre líneas o en los márgenes de algunos pasajes del códice latino Aemilianensis 60 a finales del siglo X o con más probabilidad a principios del siglo XI. La intención del monje copista era probablemente la de aclarar el significado de algunos pasajes del texto latino.

No obstante debido a falta de rigor filológico las glosas en romance se atribuyeron a un primitivo castellano. Hoy en día, ningún filólogo serio defiende esta teoría (digo serio porque seguro que los hay a sueldo del gobierno de la Rioja para intentar afirmar todo lo contrario...), sino que estas glosas están escritas en navarro-aragones, en su variedad riojana, que es lo lógico de acuerdo con su localización geográfica y su vínculo histórico con el antiguo reino navarro. Por otro lado, hace ya tiempo que se sabe que los primeros textos con verdaderos rasgos castellanos se encontraron el los Cartularios de Valpuesta, al norte de Burgos y limitando con el occidente alavés (en estos cartularios encontrados en una zona también de profunda impronta monacal a la que pertenecía parte de lo que hoy es la zona de Valdegobía en Álava, aparecen también nombres o expresiones de tipo vasco como Anderazo o Minaya, esto es, mi "anaia", mi hermano", demostrando una vez más la implicación entre ambas lenguas.

Ahora bien, atendiendo a la insitencia con que la simpática guía de la visita al monasterio insiste en afirmar que aquello es la cuna del castellano, todo lo anterior parece ser meras pejigueras académicas de cuatro listillos dispuestos a joder la fiesta y sobre todo el negocio. Digo yo que por no ponerse a retractarse o a corregir todo lo escrito hasta ahora tras décadas de dar la murga con lo de "la cuna del castellano", convertido no sólo en un topicazo acuñado y refrendado por la RAE y las difentes administraciones, sino sobre todo en el reclamo del que vive el monasterio.

A decir verdad este reclamo de las glosas como cuña del castellano y no como simples glosas romances en un dialecto latino ya casi extinto, no dejan de ser la versión moderna del negocio/timo de las reliquias sagradas como las que también atesora el monasterio en los supuestos huesos del Santo Millán nacido en el vecino pueblo de Berceo. Basta recordar la devoción que durante toda la Edad Media y hasta más tarde generaba la posesión de supuestos huesos y organos sagrados de santos, espinas o maderos de la cruz de Cristo y demás casquería religiosa. Dicen los entendidos que el absurdo de la existencia de tanto elemento sagrado repartido a lo largo y ancho de los territorios de la cristiandad era de tal que calibre, que hubieran bastado todos los trozos del madero de la cruz de Cristo guardados como reliquias para construir un puente de madera que cruzara Europa de norte a sur; por no hablar del hecho de que el número de número de huesos atribuidos a un santo habría servido para construir un ejército de clones de cada uno de ellos. Pero claro, a ver qué iglesia, monasterio, convento, ermita o simple capilla estaba dispuesta a privarse de su correspondiente reliquia para eso de atraer devotos y sacarles los cuartos.

Pues eso, esto de las Glosas otro tanto, la versión moderna del timo de las reliquias. Y es que a quién le importa el rigor científico, la honradez intelectual o cualquier otra pijada cuando hay parné de por medio, y si no, y de la misma manera que antaño los lugareños te podían correr a palos como se te ocurriera dudar de la autencidad de los huesos del patrón de su pueblo, hoy en día ya se encargará la correspondiente administración o institución, académica y todo, de defender y promocionar el bulo por encima de toda evidencia científica, a ver sí ahora va a resultar que la ciencia lingüística va a ser más importante que la parafernalia propagandística, riau, riau.

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