martes, 3 de agosto de 2010

TIMOFONICA


Voy a recuperar el espíritu que animaba en un inicio este blog, es decir, el blog del quejica. Y esta vez con motivo, porque desde que llegué a casa de mis padres estamos a vueltas con Telefónica y su mamoneo pirata-administrativo. Resulta que el viejo se dio de baja hace meses del servicio movistar de conexión externa, eso que mi señor padre llama "el pincho", es decir, un pendriver, para acogerse a una oferta de ORANGE que le prometía telefóno y wifi a un módico precio. El técnico de ORANGE le aseguró que ya se encargarían ellos de darle de baja con TELEFONICA, que no se preocupara de nada. Y en efecto, al día siguiente ya no tenía conexión externa a internet por mucho que metiera el pincho al ordenata en plan vudú. Luego resultó que no había manera de poner el WIFI en Berroztegieta, a menos de diez kilómetros de Vitoria, tiene cojones. De modo que tras mucho marearle fueron y le dijeron que adios hasta más ver, no le daban de alta y allá se las compusiera él.

De modo que mi señor padre corrió a reengancharse a TELEFONICA, y estos que ahora te vas a joder, para obtener de nuevo el número de teléfono que habían tenido siempre tenía que espera un par de semanas... Tres meses ha esperado, y cuando ya le han devuelto su número e instalado el wifi, gracias al cual puedo colgar estas entradicas, va y le envían las facturas de esos meses por el servicio de mantenimiento de la conexión externa a internet, el "pincho" de los cojones.

Doy gracias a todos los dioses habidos y por haber en la imaginación humana desde Atapuerca hasta nuestros días por no haber estado presente en el momento que mi poco templado y paciente progenitor se enfrentaba telefónicamente a la maraña enredadora y tocahuevos del servicio de atención a clientes de TELEFONICA; estoy convencido de que el operario latinoamericano que le atendía al otro lado del hilo telefónico no había escuchado en su vida tantos caguendioses seguidos en la misma frase, a poco que fuera creyente me lo imagino santiguándose de aquí a final de año.

Así que ha sido llegar y cargarme el muerto, por lo que ya me he tenido que enfrentar al monstruo ese del servicio de atención al cliente dos veces, razón por la que, a parte de mis problemas de tensión, la promesa que le había hecho a T de ser más mesurado en cuanto a juramentos y tal de cara a la buena educación de mis retoños se ha ido directamente a tomar por culo. No sólo no hay manera de que me proporcionen la fecha y el certificado de cuándo dieron de baja en el servicio de marras a mi padre, sino que además me dicen que nunca se dio de baja y eso aunque les he insistido que no tiene acceso desde hace tres meses y al consumo cero les remito. Ni puto caso, el paciente telefonista que me atiende desde el otro lado del Atlántico, y al que tengo me pedirle de continuo que suba el volumen porque no le oígo lo que no me quiere decir porque hay un desagradable ruido que hace especular con una técnica de disuasión de clientes pesados ideada por un ex-miembro del MOSAD o por el estilo, no está dispuesto a darme otra solución que no sea mandar un fax firmado a un número sin dirección, que no me la quieren proporcionar ni aunque les amenace con la ley en la mano, sino que encima lo único que consigo, tras acabar comprobando que con la edad cada vez me parezco más a mi padre, y de ahí que en sólo una llamada le haya alcanzado ya en el ranking de clientes bordes y mal hablados, esto es, en proferidor de cangüendioses varios a grito pelado Claro que ahora vete a reclamar a ORANGE su parte de responsabilidad en el cese de la conexión de marras, no son poco amables ni nada el resto de las telefonías cuando dejás de ser su cliente para convertirte ya definitivamente en su enemigo, como que éste es un país maravilloso en cuanto al trato al consumidor y demás quimeras.

Y en esas estamos, burufax por si las moscas y a la espera de una respuesta por parte de TIMOFONICA, aunque creo que voy por un millón de veces que le he aconsejado a mi progenitor que de momento ordene al banco que eche para atrás todos los recibos en cuestión. Entretanto, observo que en Internet se acumulan las quejas y demandas a TIMOFONICA por cuestiones de la mismo índole, de modo que sólo puedo llegar a la misma conclusión que miles de usuarios habrán llegado ya hace mucho tiempo, estamos completamente desprotegidos, a la intemperie legal, de esta empresa y sus colegas, las cuales practican a gran escala el fraude por los bajines, esto es: seguir facturando servicios de los que ya se ha dado de baja el cliente, cobrar por otros que no se han pedido o el abuso de confianza de gente como los mayores -y entre ellos un servidor- para los que el trato por teléfono o la compresión de su papeleo supone un verdadero suplicio del que se aprovechan a conciencia. He escrito.

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