LOEWE Y GOEBBELS, GOEBBELS Y LOEWE


Lo reconozco, el ya famoso anuncio de LOEWE me quita el sueño, y no precisamente porque yo asocie siempre esa palabra a LOVE, ¿me entiendes? Mira que pasan cosas, (al menos ahí fuera, que alrededor de uno cuanto menos mejor, total, en estos últimos tiempos si pasa casi siempre suele ser algo malo, el signo de los tiempos o algo así), que no son pocas ni nada los síntomas de que nos encontramos en pleno cambio económico-socio-cultural a escala planetaria y toda la hostia, entrando en una nueva era por obra y gracia de una globalización, la cual, mira tú qué bien, qué viejo, y al igual que en otros periodos de la Historia como el paso de la Edad Media a la Moderna o la Revolución Industrial, lo mismo que ofrece oportunidades nunca antes vistas, de aparente mayor acceso a la riqueza o al progreso en zonas tradicionalmente condenadas a vivir al margen (China, India...), también nos condena al resto a varios pasos hacia atrás, a deshacer mucho de lo bueno que ya teníamos para adaptarnos a lo nuevo y no precisamente para nuestro propio beneficio sino para los de siempre, que cuando hablan de adaptarse a los nuevos tiempos para competir en igualdad de condiciones con esas potencias emergentes antes citadas lo que quieren decir en realidad es en ponerse todo lo que pueda a su nivel, esto es, primero renunciar a derechos sociales, luego ya veremos con los políticos. Lo pueden hacer porque cuentan con la connivencia de una ciudadanía amedrantada, que teme por lo inmediato, el futuro propio y de los suyos, dispuesta a tragar con cualquier cosa para mamacita, mamacita, que si no me puedo quedar como estoy, por lo menos no mucho peor. Y todo por la pasta, como de costumbre, por la de unos pocos, a su eterno servicio, nunca al del conjunto, para qué, la vida es una jungla, y si no lo es porque para eso los que nos precedieron se pusieron manos a las obras para crear, cuanto menos, las bases de una sociedad un pelín más justa, pues entonces vamos nosotros, o nuestros esbirros en el gobierno tal o cual, y lo desregulamos. No resulta poco curiosa ni nada que buena parte de las clases, siempre pudientes por supuesto, que se apuntan encantados al neoliberalismo económico a lo loco, en España nuestras Esperancitas Aguirre y compañía, resulten ser las mismas, las de toda la vida, que lo mismo que se declaran fervientes creyentes católicas apostólicas y romanas en todo lo que tenga que ver con su concepción de la sociedad, en cambio en lo económico predican el darwinismo absoluto, que se jodan los que no tiene, los mal situados desde la cuna, los que no son de los nuestros.

Pero bueno, mira que me emparanoio a la menor de cambio, y todo esto para llegar a lo de Loewe y lo bien, puede que hasta bonito, que ilustra esta cultura de la frívola y ofensiva indecencia clasista que pretende hacer tendencia de la idiocia de las clases pudientes o de las que aspiran a serlo por imitación; mi tarjeta de crédito es mi crucifijo del niño jesús, oh sea. Claro que en todo esto que escribo va un montón de prejuicios en plena ebullición. Faltaría más, a ver si servidor no va a tener derecho a su cuota particular. Claro que ya que la tengo procuro que ésta lo sea, cuanto menos, de acuerdo a unos principios entre los que pretendo que prime cierto apego por valores que creo eternos por mucho que nos bombardeen a diario, gracias a sus medios, la vanguardia de su superstructura dialéctica (¡Dios santo, usa términos marxistas!) para convencernos de que eso de la igualdad, la solidaridad y en general el amor por tus semejantes, está demodé, ¡jo, tía! Claro que no nos lo sueltan a la cara tal cual, la cosa siempre es más sutil, consta de mensajes subliminales que te dicen que si no quieres estar out, vivir off o acabar down, tienes que aspirar a tal o cual, portarte como este soplapollas o ese otro, tener lo último de lo último y a ser posible también lo más in. En resumen, ser tú mismo cuando en realidad lo que están diciendo es que lo más parecido al individuo que mejor nos conviene para seguir haciendo caja; un homínido exclusivamente preocupado en tener suficiente cash para adquirir toda una amplia gama de productos innecesarios pero que le hacen sentirse no ya vivo, ni siquiera un triunfador, sino más bien completo, que como le de un día por bajarse del avión, no tenga un trapito para ponerse encima (se entiende que pijopollas del anuncio acostumbra a ir en los aviones en bolas), ni cash para maquillaje, ¡pumba, tas muerto, tío, qué fuerte!

Pero bueno, también es verdad que esta patochada elitista de Loewe me pilla no sólo a rebufo de lo que pasa a mi alrededor o de las malas noticias que produce en cascada la dichosa Crisis, en la convicción de que no sólo hay mucho de indecente e intolerable en la mansedumbre con las que nos están conduciendo a un estado de cosas que quieren hacernos creer ineludible, puede que hasta en la percepción de que la idea última es dinamitar de una vez por todas el famoso "contrato social" de Rousseau porque no sirve para que los de arriba, los que siempre caen de pie porque tienen de sobra para soltar lastre, sigan en lo suyo, en lo ya tan manido por un servidor de hacer caja, y de ahí su admiración por sistemas como el Chino e incluso, esto ya en los más finos y por tanto infinitamente hipócritas, en el mundo clásico donde la minoría disfrutó de cotas hasta entonces inimaginables de progreso material e intelectual, ahora bien, sustentada en el llamado sistema esclavista que se mantuvo mediante la fuerza bruta o simple miedo hasta que llegaron los bárbaros, y no precisamente en patera. Me pilla también con el tema de la publicidad ocupando buena parte de mis pensamientos, ya sea porque mi señora se ha enganchado a la serie MAD MEN que cuenta los entresijos de incipiente industria publicitaria de los años 50 (está tan bueno el prota, ya no hay machos como en los 50 a lo Gary Cooper y compañía....), como porque me ha dado por releer, a ver si ahora me hace gracia de verdad, el renombrado libro de Frédéric Beigbeder, 99 francs. Y me da que sí, que ahora, obviando todo lo que puedo la insoportable arrogancia gala del autor, le voy cogiendo el punto cuando hace mofa y befa de la industria para la que trabajó una buena temporada, la que disecciona con toda su mala leche y de la deja perlitas como la que sigue (en franchute no porque me cueste o me moleste traducir, que también, sino más bien porque soy un pedante de mil pares de cojones y para de contar, supongo...):

Permettez-moi de vous rappeler que si la publicité est une technique d´intoxication cérébrale que fut inventée par l´Américain Albert Davis Lasker en 1899, elle a surtout été développée avec beaucoup d´efficacité par un certain Joseph Goebbels dans les années 1930, dans le but de convaincre le peuple allemand de brûler tous les juifs. Goebbels fut un concepteur-rédacteur émérite. "DEUTSCHLAND ÜBER ALLES", "EIN VOLK, EIN REICH, EIN FÜRHER", "ARBEIT MACHT FREI".... Gardez toujours cela à l´esprit : on badine pas avec la pub.

Il n`y a pas une grande différence entre consommer et consumer.


Pues fíjate si fue eficaz la campaña del cojo de marras que todavía hoy tiene seguidores como el demente que ayer mismo mataba a tres niños y un adulto de una escuela judía de Toulouse.

Comentarios

  1. c,est formidable !! il faut lire pour savoir...Estamos alienados, inhertes.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares