martes, 15 de junio de 2010

ACUASTURIAS


Parece ser que la tormenta continua que nos azota por Asturias -eso mientras otros nos azotábamos el pasado domingo por dentro con otra más dañina, de deliciosos alcoholes varios- responde a un fenómeno que los metereológos denominan convección profunda, la cual no se refiere a un congreso de médicos o por el estilo de varias semanas y barra libre con azafatas lígeras de cascos, sino a una inmensa masa de nubes de desarrollo vertical, que puede alcanzar un espesor vertical de entre cuatro y cinco kilómetros.

El Waterzentralle, o servicio de meteo alemán, ha denominado a la tormenta que nos toca como Doris, siguiendo la costumbre de dar nombres femeninos a los fenómenos naturales que causan todo tipo de catástrofes, muy propio. En cualquier caso la señora se las trae y cómo, sólo había que ver las inundaciones por el oeste asturiano, en especial Vegadeo y El Vao de Navia, o lo ocurrido en Gozón. Por lo demás, las lluvias han arrasado campos de cultivos, carreteras y casas, muchas casas.

Esto en cuanto al fin de semana pasado, porque desde ayer estaba anunciado otro temporal, eso cuando los embalses estaban ya por encima del 90% de su capacidad, cuando todavía no se había achicado la acumulada en muchos sitios o se empezaba a limpiar el barro dejado en algunos sitios. Un desastre, todo se desborda y no precisamente de alegría.

Y claro, uno ve todo esto por el televisor, se solidariza con los afectados y por muy crudo que resulte también se congratula de no ser uno de ellos y hasta de vivir en el centro de una ciudad donde en teoría siempre se está a salvo de ese tipo de desgracias, las cuales suelen afectar al campo donde todo se nos antoja siempre más a merced del río de turno o de la ladera que se desprende a la primera de cambio, por no hablar de los riesgos de hacerte tu molona vivienda en el cauce de un río o al borde de un alcantilado.

Eso parece, pero a veces no, a veces te estás tomando el café de la mañana junto a la ventana de tu cafetería habitual y en una de esas ves que por la carretera que pasa delante del portal de tu casa baja una corriente de agua inaudita, porque no ha parado de llover en seis días, porque recuerdas que cuando todo se sale de madre tarde o temprano tambièn toca a los urbanitas. Y claro, suerte que vives en un tercero, que todavía estás a tiempo de ir a alquilar una barca o por el estilo, de hacerte un cursillo rápido para buzo por si mañana hay que comprar el pan de esa guisa, y te cagas en todo por haber pagado el bono para todo el verano de la piscina, con lo fácil que va a ser el acceso desde la ventana del salón, venga niño, ponte el flotador y date un garbeo, hazte unas brazadas, y si en una de esas cae un salmón o hasta una merluza, mejor que mejor, mañana comemos gratis que el pescado está por las nubes, será por no saberse adaptarse a las situaciones, en peores garitas hemos pescado...

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