lunes, 7 de junio de 2010

CERRADO POR RAZONES DE FUERZA MAYOR: VIVIR LA VIDA


Precioso y soleado finde en el terruño. Tras semanas de orbayu/sirimiri se nota el fulgor del verde y lo frondoso de la vegetación por todo el norte. Yo, además de fijarme durante todo el trayecto desde Oviedo a Vitoria, qué cambio con los últimos años de sequia, me maravillé ya en Vitoria durante el pequeño trayecto desde Mendizorrotza a casa de mis padres en Berroztegieta, qué precioso estaba el campo entre la ciudad y los montes, cómo refulgía el paisaje al caer de la tarde; estamos en los inicios del verano y el paisaje y la vegetación de un fulgor primaveral poco habitual por estas fechas.

Luego ya el sábado a la mañana y aprovechando un solazo tan agosteño, salimos as usual de pintxoteo. Gozada de día, gozada de ambiente por el Casco Viejo, probablemente, y aún siendo consciente en todo lo que hay de exageración o impostura en ello, el único rincón del mundo en el que me siento verdaderamente en casa. Cómo está cambiando nuestro antiguo territorio comanche, nuestro botellodrómo particular, el barrio maldito, marginal y hasta apestado de nuestros años mozos. Yo lo cuento, lo veo, y me emociono, de ahí las foticos que luzco al lado de estas entradas. Desde luego que no me encontrarán al lado de los que se cagan en la madre del tal Arroita por intentar hacer de nuestra pequeña y aún y todo valiosa joya medieval un sitio por lo menos habitable, visitable incluso, un lugar para todos, y cuando digo todos también me refiero a los eternamente cabreados, en guerra permanente con todo y con todos, mientras no maten o amenacen al prójimo allá ellos y sun txiringuitos, con sus kalimotxos se los paguen.

Y en esas estábamos cuando propongo a T acercarnos hasta el Erkiaga en la Herrería. Más que nada por lo majo que es el que lo regenta y lo bien que nos atendió hace tres semanas. Pues nos quedamos con las ganas. Fue llegar hasta allí y ver ya de lejos que estaba chapado de arriba abajo. Como había un pequeñor cartel colgado en la puerta uno se temió lo peor, es decir, un cierre por exceso de celo policial con los decibilios o los chicos de Ares, el consejero de interior, que vieron la foto de un primo del dueño que vegeta en el Salto del Negro y claro, ertzainazo al canto. Pues no, al acercarnos hasta la puerta la foto que exhibía el cartel era el de una niña que venía a decir más o menos tal que así.

HOY SÁBADO HE CONVENCIDO A MIS AITAS (PAPAS) PARA QUE ME LLEVEN A LA PLAYA. DE MODO QUE PIDO PERDON POR LAS MOLESTIAS, YA ABRIRAN A LA VUELTA. MUXUS.

No me podrá negar nadie que es precioso, cerramos porque sí, porque hace un solazo de la hostia y nos vamos a la playa con dos cojones, el cubo y las palas, ahibalahostia. , ya haremos caja otro día, joder, será por dinero. Lo digo completamente en serio, me parece precioso, tierno incluso, que los dueños del bareto decidan así a botepronto cerrar el chamizo para irse de asueto a la playa. Por qué no, acaso está antes la caja que la familia. Uno se imagina de tabernero diciéndole a su padre que cierra el negocio porque sí, porque se me pone en los cojones y punto, y al rato corriendo a urgencias porque el hombre no lo puede asimilar. Y además qué, ya a la noche ya de vuelta y de arena playera hasta arriba, más contentos que Basagoiti con una consejería, seguro que abrieron e hicieron su caja como de costumbre, lástima que enfriara a la noche por lo del servicio de cenas en la terraza. Lo dicho, a uno que le han educado en la cosa loca esa tan del terruño, entre lo rústico a secas y lo calvinista avant la lettre, , lo de que el deber es siempre para con el bolsillo, ni siquiera, con
el trabajo y para de contar, corazonadas de este tipo poco más que lo reconcilian con la especie humana y casi, pero sólo casi, con su paisanaje.

Por lo demás, toco tomar uno de esos pintxos de diseño en la Malquerida, ensalidita de viera con no sé qué hostias, una pendejada de cuidado, y un foi con salsa de frutos del bosque y pasas; las pasas se quedaron en el vaso, el foi de lamerse hasta los huevos como siempre, por lo que me reafirmo en mi ceño fruncido cada vez que leo cartas del tipo de la Malquerida, no me hagas literaturas con el foi, ponme uno como está mandado que ya solo es una maravilla. Por cierto, el ambientazo de la Correria el sábado a la mañana, con feria de lo que sea o no, una gozada, no tanto por el trasiego de especímenes de todo el tipo como por la impresión que da de estar ya en julio, festival de jazz mediante, camisetas y shorts por doquier. Eso y que la sombra del callejón de la trasera de San Miguel no sólo es un rincón con encanto, es el rincón y punto.

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