domingo, 7 de noviembre de 2010

FELIPE X


Por si no fuera poco con la resaca de esta mañana, casi me atraganto con la entrevista -ya la supongo famosa- al antiguo presidente del Gobierno de España, Felipe González Márquez- Lo primero lo he podido llevar mal que bien gracia a la ingesta de media tarta casera, lo segundo ni con bicarnonato, creo que ni con cal viva, ya se pueden hacer una idea de por dónde van los tiros.

De entre todas la perlas de abuelito cuentabatallitas metido ahora a oráculo a sueldo, destaca, como la han destacado, la de que <em> "Tuve que decidir si se volaba a la cúpula de ETA. Dije no. Y no sé si hice lo correcto".

Parece ser que tenían localizada a la cúpula de ETA de entonces en un lugar del sur de Francia y que a él y a sus asesores de la cosa antiterrorista les rondó por la cabeza ponerles una bomba en plan matar la araña. Y no sólo lo dice tan pancho, confiesa que no tiene muy claro lo de que mandar a matar a terceros fuera un crimen, sino que adémás se justifica con el argumento de que la idea de poder haber evitado tantos asesinatos a gente inocente le quitó el sueño durante mucho tiempo. Este es, por supuesto, el argumento dirigido al subconsciente emotivo de los españoles. ¿Para qué? Para que comprendan e incluso alaben al presidente de un país teóricamente democrático que estaba dispuesto a hacerles pagar a unos criminales con su propia moneda. La ley del Talión que tan del gusto es del hombre corriente, simple, la mejor o la única que entienden las inteligencias de corto recorrido, la que más nos acerca a nuestros antepasados astrolopitecos, la que lejos de solucionar el problema lo perpetúa hasta el infinito porque siempre habrá otro que se sienta con derecho a aplicar la suya.

Ahora bien, este ex-presidente tan dado a repartir consejos y bendiciones a diestro y siniestro, tan pagado de sí mismo y en especial de su gestión, con especial predilección por la cosa global y así, resulta que ahora nos confirma su escasa, nula, perversa, ya no moral, que también -ya incideremos en ello, ya- sino sobre todo visión de estado. Con la eliminación por las bravas de la cúpula etarra de entonces, no sólo habría provocado un conflicto mayúsculo con el país vecino, el mismo que después de mucho tiempo por fin empezó a colaborar en la lucha contra ETA y al que se le debe, es de justos reconocerlo si es que eso tódavía está en el ánimo de los españoles, su cuota en el éxito actual contra ETA; tambíén habría contribuido de un modo decidido a aumentar hasta verdaderas cotas de no retorno, de ruptura ya definitiva de los vínculos siempre en tensión entre el País Vasco y España, el clima de desafección hacia el Estado, tan álgido en aquellos años en casi todo el País Vasco por mucho que ahora se quiera hacer creer todo lo contrario desde algunos ámbitos, y sobre todo, sobre todo, de, si no el apoyo y hasta la colaboración directa, también la comprensión y/o indiferencia hacia los crímenes etarras.

Por otro lado, la eliminación de la cúpula etarra bien podría haber evitado muertes durante una temporada más o menos larga, pero que duda cabe que, como lo ha hecho siempre, habría acabado por renovarse con nuevas caras y no digamos ya bríos, todo ello gracias a semejante acción tan poco "escrupulosa" de Felipe y compañía, con la garantía de tener asegurado el relevo para futuros descabezamientos durante lustros.

Pero lo más escalofriante de todo, lo que de verdad me provoca verdaderas arcadas, es la facilidad, displicencia, cuando no pura chulería, con la que el eternamente endosiado González se refiere a actos no sólo delictivos, a la misma altura de los de los terroristas, sino al uso para los mismos de los fondos reservados, los cuales ya sabemos todos, todos menos él por lo que parece, como que sigue dudando de la culpabilidad de Vera y Barrionuevo, adónde fueron a parar en su mayor parte, a qué bolsillos, para pagar a qué Amedos y mercenarios franceses.

Es leerle y, como en un examen de matemáticas en que dudas hasta poco antes de sonar la campana, acabar despejando la X definitivamente. Si consideró la idea de volar con una bomba a la cúpula etarra, qué otras cosas no habría considerado antes, él, que dijo que se enteró de todo por los periódicos, que negaba la implicación de los aparatos del Estado en los GAL aunque aparte de los mercenarios el resto de los implicados fueran todos funcionarios del mismo.

Es ahí donde el ex-presidente permanentemente subido a su atalaya agorera demuestra a las claras, de puro soberbio, su verdadero calado humano y su más que dudosa competencia. Como presidente, político, contribuyó no solo a alargar la pesadilla terrorista, él que no conciliaba el sueño por las víctimas inocentes, con la ayuda de los GAL y su desvergonzaba cobertura a todo tipo de sinvergüenzas y criminales como los que torturaron y mataron a Lasa y Zabala (etarras a los que tras torturarlos decicidieron deshacerse de ellos por el mal estado en que los habían dejado, de ahí que los llevaran hasta Alicante, les hicieran cavar su propia tumba y los mataran de un tiro en la nunca; y encima nos habla Felipe de Galindo como un gran tipo... aunque dice que nunca lo visitó en Intxaurrondo y otros sí, esto es, en el cuartel donde durante décadas se perpetraron todo tipo de torturas contra los detenidos) los que en colaboración de un famoso abogado hicieron todo un montaje para hacer creer a los que sólo querían creérselo, que un tan Mikel Zabaltza, que nada tenía que ver con ETA, se habia tirado al Bidasoa el solito con las manos atadas a la espalda, y qué decir del secuestro del jubilado francés, Segundo Marey, para "presionar" o "canjear" a los etarras por uno que ellos habían perpetrado previamente, bonita manera de actuar de acuerdo a la ley y bla, bla, bla. Fue por este secuestro equivocado -eso, encima de criminales también inútiles-, que solo condenaron a Vera y Barrionuevo, y es al hablar de Marey, cuando el ex-presidente demuestra su peor catadura moral lanzando la sospecha de que aquel jubilado francés, con el cual hasta los implicados reconocieron haberse equivocado, diciendo que: nadie ha estudiado ni va a estudiar por el momento, ni yo lo pido, qué era o qué significaba Marey en la cooperativa de Bidart...-. Dice que sus amados Vera y Barrionuevo nunca participaron en asesinatos, que solo fueron condenados por este secuestro, el cual recuerdo que fue realizado en el nombre del GAL....

En fin, valiente sinvergüenza, no sólo su política antiterrorista alimentó a la serpiente etarra durante años al concebirla como una batalla militar y no policial, por convertir a ETA en un enemigo contra el que valía todo, en especial ponerse por montera el estado de derecho que ellos querían/quieren destruir, con lo que, no lo olvidemos, no podemos hacerlo porque de lo contrario no se entendería nunca esta trágica historia, también legitimó indirectamente a ETA delante de una gran parte de la sociedad vasca, que puesta a elegir entre una banda que decia luchar contra la represión del estado y un estado que encima le daba la razón en eso, a quién iba a apoyar, pues está claro, al pariente, el vecino, el de su mismo pueblo, nunca a las fuerzas de desorden que le puteaban en los controles, le sacaban a hostias de los bares o entraban a registrar en su casa a lo bestia. Que no tenían muy claro quién era el malo de la película, probablemente; la condición humana es igual de instintiva y gregaria en el País Vasco que en cualquier otra parte.

Tanto presumir de hombre de estado y no fue capaz de ver el camino que ha acabado con ETA, al menos políticamente, y que no ha sido otro que el repudio paulatino -esto último, insisto hasta la saciedad, aplazado o dificultado durante un par de décadas por políticas como las de Felipe X-, de los métodos de ETA y sus secuaces. Sólo la verdadera lucha policial contra ETA, dentro de la legalidad y cumpliendo todas las garantías democráticas, han logrado que ETA se revelara de una vez por todas delante de los vascos tal y como era, son, una banda de fanáticos totalitarios, solo la evidencia de que no había nada de justicia o romanticismo en la autoproclamada lucha armada, sino sólo dolor y muerte, abuso e intolerancia, fanatismo a raudales, ha conseguido que los vascos que entonces dudaban, así como los que callaban por miedo, e incluso mucho de los que les jaleaban, hayan acabado dándoles la espalda. Esa ha sido la base de su derrota, todo lo demás en una organización como la suya son meras circunstancias técnicas, polciales, necesarias pero aún así técnicas,y es que por desgracia matar es muy fácil.

Obvio, mucho, pero por lo que se ve no tanto para Felipe González, él estaba a otra cosa, a sus ecuaciones...

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