domingo, 14 de noviembre de 2010

PUTOPONIMIA???


No sólo de mirar el paisaje vive uno, siendo de letras es imposible no fijarse en la toponimia de los lugares por donde se pasa. De esta guisa, y teniendo en cuenta la proverbial tolerancia que existe en Asturias hacia el sector del ocio genital, al menos a los ojos de un oriundo de tierras más pacatas, islote vaticanista que le decían antaño, lo cual se refleja tanto en la ostentación y abundancia de los carteles anunciadores de grandes centros comerciales del amor prepago en la periferia de la capital asturiana, como en la frecuencia con la que uno amanece con el parabrisas del coche a rebosar de publicidad de más de lo mismo con bonitas ilustraciones a todo color de las profesionales del sector (por no hablar del caso bastante paradójico y a la vez ilustrativo de la doble moral que rodea todo el tema, es decir, de que el mismo ayuntamiento que critica a otro vecino y eternamente rival de frívolo, guarro, inmoral y todo lo que se tercie por acoger un festival erótico, sea el mismo que luego permite en el boletín de fiestas de la ciudad la publicidad a todo color de un conocido lupanar de la misma), la imaginación empezó a disparárseme hasta grados de verdadera obscenidad mental. Como para no hacerlo al recorrer pueblos con nombres tan sugerentes como: La Maja, Picalgallo, Las Rubias, Picaroso, Foyedo, Folguerinas (digo yo del asturiano "folgar", esto es, "holgar con hembra", se entiende), Vichabona, El Peligro, La Barrosa, Relamiego, Mirallo de Arriba, y ya para rematar, el más inequívoco de todos: Villazorrina,


*Y menos mal, me cuentan, que el Principado no aceptó las pejigueras lingüísticas de los de la Academia de la Llingua para adecuar los nombres de todo a la grafía asturiana, de lo contrario habríamos visto nombres como Polla de Llena en lugar de Pola de Lena.

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