martes, 8 de septiembre de 2015

ASTURIAS PATRIA QUERIDA



Hoy es el Día de Asturias, día de fiesta que sirve de propina a los peques para empezar más tarde el cole y celebración de una identidad simpática, amable, acaso más folclórica que otra cosa, siquiera por la mayoría, como es la asturiana. Nada que ver en principio con otras como la vasca o la catalana que vienen a resultar a una buena parte del resto de españoles todo lo contrario, esto es, antipáticas e incluso hostiles a fuerza de reivindicativas y acaso también demasiado diferenciadas, esto es, de exaltación de todo aquello que hace que lo vasco y lo catalán, también lo gallego, se aleje de la uniformidad castellana con algún que otro ribete o colorido autóctono, vamos, de lo esencialmente folclórico. Así pues, la asturiana es una identidad que cae bien, homologable para el señorito madrileño de turno, resulta incluso acogedora para los de fuera, siquiera porque no ve incompatibilidad alguna en que ondeen la bandera propia y la rojigualda juntas como en los otros casos, cosa muy de agradecer por el jacobino de turno. Pero claro, a uno le pasa como decía hace poco Rafael Sánchez Ferlosio, "La ostentación de la españolez me provoca náuseas", que toda muestra de exacerbación identitaria, de cualquier tipo y origen, me resulta sumamente desagradable y sospechosa, puede que hasta peligrosa. Me da igual que sea la celebración de una victoria de la selección española que una romería patriótica vasca para reivindicar lo que sea. En realidad tengo más querencia por lo peculiar que por lo identitario. Eso y además pocas ganas de explicarlo porque cada vez me revienta más tener que rendir cuentas al prójimo de nada.

En cualquier caso, sirva también constatar cómo ve uno las cosas. Como digas que el Día de Asturias, e incluso lo asturiano en general -si bien ya adelanto que no es mi caso para todos aquellos que todo lo leen en clave personal, esos que decía Umbral que no entienden que el yo en la escritura no es sinónimo de dato autobiográfico sino simple y puro estilo- te la trae al pairo, ya la has hecho buena. En seguida te saldrán con lo de que a ver qué te has creído, que cómo se nota que no eres de aquí y sí de allí, siempre el origen como excusa y por encima de la personalidad de cada cual, que no entiendes, no sabes, no sientes, que mejor calladito. Y te lo dirán ofendidos, sí, cómo si les hubieras mentado la madre. Te lo dirán además, y esto es lo más curioso y grotesco, gente que presume de cosmopolita el resto de año aunque no sepas en razón de qué, porque ni acostumbran a viajar mucho, ni hablan otro idioma que no sea el materno, ni parecen tener mucho interés por lo de fuera de no ser lo que se cuece en la Premier League inglesa, Il Calcio y en ese plan tan de marcar el paso de lo que algunos dictan como lo correcto, lo "in" para no desentonar, no tenerla en una sobremesa con mayoría de biempensantes o seguidores del discurso oficial, vamos, de El País, El Mundo y un tal Marhuenda.


Lo digo porque voy a cometer un sacrilegio a conciencia. Sí, afirmo alto y tajante que odio con todas mis fuerzas el Asturias Patria Querida, y lo hago porque la pasada noche del sábado al domingo, estando en Ortiguera, preciosa villa costera del occidente asturiano, justo cuando llevaba un par de horas durmiendo plácidamente, con lo que me cuesta a mí dormir y todavía más en cama ajena y ajada, de repente a eso de las seis de la mañana, y tras haber conseguido mantenerme dormido varias horas a pesar del ruido de la verbena que llegaba del otro lado de la ría en lo alto del pueblo, a los de la orquesta no se les ocurrió otra que subir el volumen de sus artilugios sonoros para rematar la velada con el Asturias Patria Querida, se supone que con la intención de que se pusieran a berrearlo, no sólo los presentes en la plaza, sino también los que hasta ese momento estábamos en la cama, y me da a mí que no sólo los del pueblo, sino todo quisque desde Ortiguera hasta Rivadeo. De modo que sobresalto en la cama... "quién estuviera en Asturiaaaaas, en todas las ocasioneeeees". Tu puta madre, cabrón, así me salió del alma en ese momento. Seis de la mañana y ya desvelado hasta la amanecida mientras escucho el murmullo del patriótico éxtasis colectivo de las voces berreando:

" Tengo de subir al árbol,
tengo de coger la flor,
y dársela a mi morena
que la ponga en el balcón,
Que la ponga en el balcón,
que la deje de poner,
tengo de subir al árbol
y la flor he de coger.


Así que no me queda otra que reparar en la letra. Y claro, a poco que repares en la letra de una canción, no te digo ya si está ha dado en himno regional, en seguida te das cuenta de lo chorra de la misma, pero chorra de necesidad, chorra sin ambages, chorra hasta decir basta; eso de "que la ponga en el balcón, que la deje de poner": ¿os vais a estar quietos con la puta flor o qué pasa aquí?. Si al menos hubiera sido la versión que le cantaba un asturiano de las Cuencas a mi amigo L, "tengo que subir al árbol, tengo que coger el fusil, para luchar hasta la muerte contra la Guardia Civil, contra la...". Pues oye, hubiera tenido su gracia, su punto irreverente e irónico; pero claro, como que con la Ley Mordaza de marras la cosa no está para muchas hostias, pues mejor no, no vaya a ser que...

Pero bueno, como "yes" Txema, "tamos en fiestes, ho" (aunque en Ortiguera se habla un dialecto gallego que llaman "A Fala", eso o cualquier otra cosa antes de reconocer que es gallego, exterior como el de Sanabria y el Bierzo, insisto que los nacionalistas ombliguistas siempre son los otros...). Si, sí, todo muy simpático, emotivo, no pasa nada por una noche, total, si no duermo ninguna. Claro que si eso pasa en fiestas de Berroztegieta, que de repente a las seis de la mañana suben el volumen en la verbena para poner firme a todo cristo cantando el Eusko Gudariak puño en alto, no te digo yo los comentarios de mi señora asturiana o de cualquier otro que pasara por allí; que si fanáticos poscarlistones, patrioteros de txapela, etarroides, etnomaniáticos y todo por el estilo, del libro de estilo de cierta prensa, claro. Pero bueno, vas a comparar un himno que habla del amor a la tierra y a la moza que la representa, que habla de árboles y flores, con otro que lo hace de soldados que siguen una bandera en la lucha por la liberación de su patria irredenta, uno oficial y otro bajo sumario.. Pues sí, mira, los comparo por dos razones, porque las letras de ambas son igual de chorras, grotescas, y porque, para qué negarlo, las dos son en esencia canciones de borrachos, esto es, gente que berrea a las tantas de la mañana para joderle el sueño al prójimo, gente hostiable hasta que le sangra a uno la mano y casi también que hasta que se te ve el hueso. Y sí, nada tiene que ver que uno también, en su tiempo, aquellos cubatas del Xabier o el Idoia en lo viejo, la persiana bajada a las tantas, el arrobo beodo de la manada alegre y combativa: "eusko gu....

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