Pues sí, oiga, Irán era lo peor de lo peor, no sólo ya un estado islámico enemigo por principio de todos nuestros valores judeocristianos y bla, bla, bla (los wahabitas saudíes no, esos nunca; esos son unos hijoputas, pero son nuestros hijoputas), sino también el verdadero eje de mal que propagaba por todo el urbe islámico el odio a Occidente y sufragaba cuantos grupos terroristas estuvieran dispuestos a golpear a éste. Irán era un remedo en pequeño, mucho, de la URSS en el imaginario de cualquier norteamericano de los de banderita al canto en el pórtico de su casa, en el tejado, el patio trastero, incluso en los calzoncillos para ir a tomarse unas Budweiser al pub del pueblo. Así lo establecían los mandamases de EE.UU y los de casa obedecían sin dudarlo: Irán malo, malote, lo peor. Pero, llegó Obama y mandó parar... Irán ahora es nuestro aliado. Y hacia allí ha volado la delegación española con sus ministros, con su ministra debidamente "enhijabizada", luego ya de vuelta si eso discurso feminista al canto... Porque donde dice USA digo, vete a saber luego lo que dirá. Y conste que aquí no hay indignación o rasgadura de vestimentas alguna, ni siquiera asombro. Todo lo más la enésima constatación del inmenso circo en el que vivimos y lo mucho y bien que nos toman el pelo los payasos al mando.
lunes, 7 de septiembre de 2015
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