viernes, 14 de febrero de 2014

TEATRO


Dicen que Diego Costa del Atlético y Pepe del Real Madrid se llevan a matar, que lo suyo es un odio inveterado o algo así, que viene de cuando el primero estaba de cedido en no sé qué equipo modesto y tuvo una entrada chunga con su compatriota, que la segunda vez que se enfrentaron sobre el terreno del campo quiso devolvérsela y así desde entonces cada vez que coinciden en un partido. Ahora el primero es la estrella de su equipo y el segundo casi que el icono del juego sucio, marrullero, del segundo. Son jugadores de élite, sus partidos son vistos en más de medio mundo y aún así no desaprovechan la ocasión cada vez que se ven para dar rienda suelta a su mutua ojeriza, para zurrarse como el no quiere la cosa, "jogo sujo, moito sujo". De ese modo, ya es todo un espectáculo, un espectáculo además paralelo al que juegan sus respectivos equipos, asistir a las mil y una maneras que tienen de infligirse daño sobre el terreno de juego y siempre procurando no ser vistos por los árbitros y no sé yo si pensaran en las cámaras, o sí pero por todo lo contrario, echar más leña al fuego, que sea por lo que sea pero vamos para leyenda. "Que parezca un accidente", esa es la divisa de esta pareja. Hay entradas con patadas, empujones y codazos más fuertes de lo normal, sañudas, con mensaje incluso, "ahí te va esa, cabrón". Hay muecas que no sólo quedan en la cara sino que también vuelan en forma de mocos o esputos, vamos, que el su odio mutuo no solo se huele sino que también repele, mancha; cómo se puede ser tan guarro, joder, mataros si queréis pero no seáis tan cochinos. Y la verdad es que se trata de una pugna que cautiva por lo que tiene de teatrillo a escondidas de los pitidos del árbitro, con sus amagos, disimulos y gestos de disculpas o indignación, "¿yo pisarle la cabeza a éste. árbitro? ¡Es él quien la ha puesto debajo de mi bota", puede que hasta de la autoridad de sus respectivos entrenadores a los que no le debe hacerles ninguna gracia que sus jugadores, su estrella en el caso de Simeone, se expongan a ser expulsados por el "esta vez te vas a enterar, hijo de puta". En todo caso un aliciente para cuando el partido no da mucho juego; "a ver cómo se la devuelven esta vez". Eso y que como uno es de imaginación desbocada no puede evitar fantasear con la idea de que todo es una comedia para hacer más llevadera la rutina balompédica, que seguro que en el fondo el Costa y Pepe además de paisanos también son amigos fuera de la cancha, que puede que hasta se reúnan los fines de semana con sus familias alrededor de una barbacoa y se partan el eje recordando las judiadas que se hacen sobre el terreno de juego (en la foto seguro que Pepe le dice al Diego: "este fim de semana temos porco assado no jardim da minha casa na Moraleja, nâo se esqueça a cachaça..."), que oye, cada uno se alegra la vida como le viene en gana y los demás como que también.

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