viernes, 28 de febrero de 2014

"MÉTETE A PUTA..."


"Métete a puta o da a tu hija en adopción" le dice el concejalillo del PP a una parada que acude a él por ayuda. No sé si a estas alturas lo han puesto ya de patitas en la calle, siquiera porque a diferencia de esa otra miserable hija de su padre, un tal Fabra, un tipo ejemplar, la cual aconsejó desde su escaño parlamentario al conjunto de los parados que se jodiesen sin excepción, éste creo que no pasa de ser un pringadillo del tres al cuarto, ideal para un lavado de imagen mediático si se lo propusieran. Pero ya, ya, ingenuo soñador que es uno, si ya han salido los suyos en tromba amenazando que tomarán acciones legales contra la susodicha y acusando al Partido Socialista de utilizar políticamente el drama de esta familia y de haber dado cobertura en las redes sociales a "una invención". Seguro, seguro que se lo ha inventado, tiene todas las pintas, y si no, mira tú qué mala gente que soy, que yo me lo creo. No me lo voy a creer si es todo un estilo de ir por la vida, de tratar al prójimo, de gobernar incluso. Hace ya tiempo que uno se ha dado cuenta de que esta gente del PP no es equiparable, homologable, a ninguna derecha de nuestro entorno, que no hay sustrato ideológico alguno en lo que hacen o dicen, a saber cuántos de los que se dicen liberales han leído a Popper, Mises, Hayek o compañía, cuántos han oído hablar siquiera de la democracia-cristiana y son capaces de citar alguno de sus teóricos o políticos más destacados. Esta es una derecha hispánica, terruñal hasta la médula. No son de darle al coco, su órgano preferido es bien otro, es el español por excelencia, sus santos cojones. De hecho lo suyo es toda una cosmología testosteronica que da sentido a su manera de estar en el mundo. Así pues, es una derecha no sólo de convicciones testiculares, sino de un arraigo en las esencias de su patria que abruma, en concreto en esa concepción de España como una sociedad meramente estamental, su época dorada es un eterno Antiguo Régimen, los de arriba y los de abajo, la gente que vale, de bien, con pelas, y el resto como que pura morralla, prescindibles. Una derecha de atavismos con mantilla y sable, con mucha gomina falangista pese a todo, muy de Don Tal y Don Cual, sólo hay que oírles en sus medios afines, maneras de señoritos o de guardianes de finca, tienen el alma de barbecho, el lustre que les sacan a sus zapatos y para de contar. Pero sobre todo, es una manada de canallas como puede haber pocos sobre la faz de la tierra. Toda su retórica torticera huele a hipocresía, a falsedad, a que cuando hablan de víctimas sólo hablan de las que les conviene -un millón de muertos a manos de sus papas o abuelos para ellos es poco más que una anécdota histórica-, apelan a la gente sencilla que está en sus casas sólo para apropiarse de su opinión por las buenas, desprecian incluso a los que les han concedido su voto, no sólo actúan con una crueldad inusitada contra los más débiles sino que encima afirman que lo hacen por su bien, no porque les importen una mierda, sino porque no hay otra, su jefe incluso tiene la osadía, a saber si sólo mera ignorancia, de responder que la mejor política para sacar a la gente de la miseria es que los que más ganan sigan ganando todavía más, ignorando que eso no se debe en exclusiva a que los que ganan generan riqueza por sus propios méritos como que en este puto país llamado España toda una clase social se aprovecha desde hace décadas de sus componendas para con el poder, que de libre mercado nada de nada, apaños y sólo apaños, esa sí que es su marca, la verdadera. De modo que, siquiera sólo por una vez, casi que hasta se agradece la sinceridad de tipejos como el concejalillo de Villarrobledo, siquiera por si todavía a alguien le cabe alguna duda acerca de la catadura moral de esta gente, que seguro que sí, que no hay más ciego que el no quiere ver y éstos les votan y lo seguirán haciendo tal cual, a ciegas. Pues eso métete a puta y date prisa que como tardes y nosotros sigamos donde estamos igual ya ni eso.

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