sábado, 21 de junio de 2014

CHAPARRADA



Menuda la que cayó ayer nada más llegar a Vitoria, una chaparrada diluviana con piedra, cascarria, granizo incluido; que se aboya el coche, que se aboya, anda y no seas histérica, que no llega ni al tamaño de una canica, para granizada aquella volviendo de Bilbao por Altube, que tuvimos que parar el coche en el arcén y sujetar el parabrisas con las manos, claro que éste tenía entonces una grieta y... Pero la gorda de verdad ya en Berrozti, la luz a tomar por saco durante cinco horas, y ni una puta cerilla o un miserable chisquero en casa de mis viejos. Velas todas las que tú quieras. Así que a oscuras en cuantico se gastaron las baterías de los móviles. Claro que fue volver la luz a las doce o así y no parar de irse y venir todo el rato. Loquitos los móviles y demás cachivaches, porque de repente otra chaparrada del copón bendito y vuelta a empezar, los críos que si había llegado el fin del mundo, yo que no, que es que en Vitoria cuando llueve lo hace siempre así, a mala hostia, adaptándose al terreno.

Y entretanto la música del Azkena Rock que llegaba desde la explanada de Mendizabala para irse y volver todo el rato, que servidor, que es de un empático que asusta, pensando no ya sólo en los pobre rockeros, my brother entre ellos, que debían estar ya empapados por dentro y por fuera, temiendo que anularan el concierto de The Scorpions a sabiendas de que debía haber venido gente de todo el orbe para verlos, sino también en los pobres organizadores del festival, los dueños de los bares de los alrededores, las madres de todos estos, el colegio de los niños... Prueba irrefutable de que uno, si no peina canas, es porque ya no tiene ni pelo...

Luego ya a la mañana veo en El Correo digital el reportaje fotográfico de Rafa Gutierrez Garitano http://www.elcorreo.com/alava/ (momento pelota: ¡cuánto talento hay en esta familia, cuánto! -va en serio-) con el título de "Bajo el agua en el Azkena". Y sí ahí están los rockeros talluditos con sus barbas y sus barriguitas, sus camisetas negras sacadas del baul de los recuerdos y...chubasqueros en lugar de chupas negras. Impasibles al temporal, qué tiempos, qué katxis, qué nostalgia, qué coño, pura envidia. Y servidor en la cama a oscuras sacando todo su jugo al ebook, su luz más bien, devorando "Reportaje a pie de horca" de Julius Fucik. Un libro impresionante, algo habrá que escribir al respecto. ¿Pero por qué, para qué, para quién? Pues no sé, en uno de estos raticos mientras espero como ahora a que mi pareja se duche para bajar a la city, siquiera ya sólo por eso que el paisano de Fucik, el ínclito Kundera, decía de la grafomanía, la manía de escribir de todo y a todas horas sin ton ni son. A ver si va ser una verdadera tara. No lo sé, tampoco me importa mucho, al que no le guste que no me lea, que me tache de su lista incluso por sobas, pero sospecho que gracias a parrafadas como ésta luego ya no me quedan ganas de dar la tabarra en vivo y directo a los de siempre, siquiera que me controlo un poco.

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