lunes, 9 de junio de 2014

RAGNAR Y COMPAÑÍA



Pues sí, servidor está que no... duerme con los chicos de Ragnar y compañía de la serie The Vikings que echa el Canal Historia en su segunda temporada. Y curioseando, curioseando, destaco las siguientes reseñas sobre las andadas de los hombres del norte en la Península Ibérica. De entre estas los episodios del secuestro del rey navarro García Iñiguez, el hijo del primer rey navarro Iñigo Arista, por una banda de vikingos al mando de un hijo de Ragnar que remontó el Ebro desde su desembocadura hasta Pamplona, la derrota de otra banda de salvajes rubios o así en manos del rey asturiano Ramiro I, y la derrota todavía más estrepitosa ante los "blamemn", hombres morenos, del califa cordobés Abderramán II. Señalar que hay autores que tienen a los hombres del norte como verdaderos propulsores del libre comercio durante la Alta Edad Media, si bien hay que reconocer que de haberlo sido -de hecho sus asentamientos a lo largo de Europa fueron verdaderos "puertos francos" de intercambio de todo tipo de mercancías- al principio lo fueron a base de hostias y por el estilo, vamos, para variar.


"Primera expedición, año 844 

La primera gran expedición documentada que llegó por nuestras costas fue bastante nutrida, a juzgar por las bajas que fueron dejando. Fue en el 844, y, después de pasar por las costas de Asturias y Galicia, donde fueron repelidos por los hombres de Ramiro I, continuaron su viaje costero hacia el sur, ya en los dominios de Al-Andalus, llegando hasta Lisboa y después a Sevilla, a la que saquearon después de destruir sus murallas. Pero llegaron las tropas musulmanas de Abderramán II desde Córdoba, capital del emirato omeya., y los vikingos perdieron 500 hombres y 30 barcos; fueron seguidos y nuevamente vencidos, cogiéndose muchos prisioneros, que fueron ejecutados, y 30 barcos más, que fueron quemados. No debieron regresar los supervivientes muy contentos de su encuentro con aquellos "blamenn" (hombres negros), como ellos llamaban a los sarracenos. Pero sí hablarían de todas las riquezas que habían visto. 


Segunda expedición, 859-862 

La segunda expedición debió estar muy bien planeada desde el principio, ya que duró 3 años, desde el 859 al 862. Esta es la más larga campaña de saqueo conocida y fue protagonizada por Bjorn Costilla de Hierro (hijo de Ragnar Lodbrok) y Hastein. Las costas gallegas, portuguesas y andaluzas volvieron a ser testigos del paso de los vikingos daneses, pero esta vez se adentraron por el Mediterráneo, haciendo que los habitantes de las islas Baleares, habituadas a lo largo de su historia a todo tipo de piratas meridionales, conocieran también el terror nórdico. Remontando el río Ebro y algunos de sus afluentes, llegaron a Pamplona, donde secuestraron al rey de Navarra, García Iñiguez, por el que consiguieron un buen rescate. Invernaron en la zona francesa de la Camargue y continuaron después hasta la ciudad italiana, ahora inexistente, de Luna, que, posiblemente confundieron con Roma. En el viaje de vuelta, ya habían perdido más de la mitad de los barcos. 


Tercera incursión, 966-971 

Las siguientes expediciones se realizaron en distintas oleadas entre 966 y 971, y estaban compuestas por daneses procedentes de Normandía, donde habían ayudado al rey Ricardo Sin Miedo a luchar contra los franceses. La más importante fue la del 968, con 100 barcos y unos 8.000 hombres, al mando del "jarl" Gundraed, en tiempos en que los nobles del reino cristiano se desentendieron entre ellos y los vikingos estuvieron durante dos años saqueando una y otra vez las costas gallegas, llegando en el 970 a tomar la ciudad de Santiago de Compostela. 


Otras incursiones, finales X-XII 

La siguiente incursión se atribuye nada menos que a Olav Haraldsson, que más tarde sería rey de Noruega, cristianizaría su país a la fuerza y llegaría a ser canonizado. Tal vez se le santificó tan rápidamente por haber sido toda su vida el prototipo del guerrero vikingo y, por lo tanto, un héroe a imitar por los demás; parece ser que hizo suficientes méritos como para que la Iglesia de Roma le perdonara todas las tropelías y crueldades cometidas previamente contra los cristianos, laicos y religiosos, desde que participó en su primera expedición de saqueo a la edad de 12 años. Tras otra oleada de drakkars, en tiempos en que Galicia estaba gobernada por los obispos y algunos nobles, los vikingos llegaron a quedarse en tierra una temporada, intentando establecer aquí algo parecido a lo que habían hecho en la Normandía francesa; incluso encontraron partidarios entre los nobles gallegos, que seguramente veían en esa alianza el fin de los asaltos, pero finalmente fueron expulsados por las tropas dirigidas por el conde Gonzalo y el obispo Rosendo. Hubo otras incursiones posteriores, ya entrados en el siglo XII, que se atribuyen a los habitantes de las islas Orcadas (que continuaron con esta forma de vida cuando los demás nórdicos ya la habían abandonado) y a los noruegos del rey Sigurd en su camino a las cruzadas (que no debían saber que los habitantes del norte de España era cristianos como ellos)."

Fuente(s):
Historia universalis

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