Un telefamoso cocinero se mata hace una semana practicando una modalidad de salto al vacío similar al que hacían los desgraciados que probaban los modelos con alas diseñados por Da Vinci, Ayer un gabacho de diecinueve años pasa a mejor vida tras lanzarse al mar desde un acantilado con su bici para que le grabara un amigo. En fin, como veo que se han puesto de moda los deportes de riesgo, yo no voy a ser menos, de modo que me estoy preparando para salir en breve de vermutes por el centro de Oviedo con mi señora y mis hijos. Ríete tú del salto al vacío, lo mío sí que tiene peligro, mucho más que lanzarse desde el campanario de la catedral disfrazado de Pato Donald o cualquier otra gansada por el estilo. Ahora bien, no es que esté a falta de chute de adrenalina alguno, que sienta que mi vida está tan vacía que tengo que rellenarla poniendo en peligro mi vida y por ende también la de mis seres querido. No, es que hace un calor de la hostia y el cuerpo pide cañón de clara con cerveza bajo la sombra del toldo de un bareto de lo antiguo.. Eso y que yo, otras cosas no, pero sí soy un padre responsable.
domingo, 15 de junio de 2014
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