jueves, 25 de abril de 2013

PINTAMONAS TOCAPELOTAS





 
Conducir por Vitoria desde hace meses, y máxime si encima vienes cada tres semanas y no te has acostumbrado a lo que hay, es tener un juramento en la boca de continuo acompañado del correspondiente sobresalto o viceversa. Han convertido en vías de doble dirección muchas del centro que antes eran de una sola, han cubierto el asfalto de señales y dibujos que nadie consigue descifrar ni con un manual en la mano, han puesto pivotes por todas partes y en todas partes la gente se los ha cargado con el coche, y, lo más sangrante, han vuelto a eliminar montón de plazas de aparcamiento con la excusa del carril bici de los cojones y así ya de paso que se llenen los aparcamientos de nuestros amiguetes. Y todo con el pretexto de que esta ciudad es la pera en cuestiones medio-ambientales, que apuesta como ninguna otra de su tamaño y entorno por la cosa ecológica, a tope con los de la bici, los mismos que en su inmensa mayoría pasan de los "bidegorris" (carriles de bici) como de la mierda, que si alguien ve a algún ciclista circulando por uno que avise, puede que haya premio. Y lo más curioso de todo, que imaginas al lumbreras de turno proponiendo la idea convencido de que va a ser la bomba, va a encantar en Europa, que se note que "semos" la Green Capital esa, a ver si nos sacan en las revistas del ramo, que nos visiten que hay canapés para todos y así ya luego les devolvemos la visita. ¿Y los ciudadanos? Qué pasa si con estas medidas hacemos su cotidianidad más difícil, incómoda, que ya no tienen donde aparcar al lado de su trabajo, que se siguen haciendo la picha un lío cuando se meten en el centro y ven dibujitos por todas partes, que tienen que dar cien vueltas para llegar adonde antes les costaba una, que están todo el rato con el corazón en un puño porque a poco que te descuides aparece de frente un coche por donde antes íbamos todos tan panchos en dirección única. Pues a esos, a los ciudadanos, que les jodan, los señoritos del Hay-untamiento están a otras cosas antes que a lo de hacer la vida más cómoda a quienes les votan. Están para eso que decía antes, para figurar, darse el pego por ahí fuera, green capital a tope. No, si va a ser cierto lo que decía cierto escritor llodiano, ésta es la capital más paleta de todo su entorno, empezando por los soplapollas con traje y masteres en chorradas de todo tipo que la gobiernan.

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