viernes, 8 de julio de 2011

RETRATO DE UN PAÍS ESENCIALMENTE CUBISTA: DE CABEZAS DE CUBO



Escuchaba hace unos días la entrevista que le hacían al director del Museo Picasso de Málaga, José Lebrero. Le preguntaban por una encuesta hecha acerca de la figura de Pablo Picasso, una encuesta en la que un número significado de ciudadanos españoles reconocían no tener ni pajolera idea de quién fue el artista español más reconocido en el mundo. Peor aún, a muchos les sonaba única y exclusivamente del Citroen Xsara Picasso. Así están las cosas, concluía resignado el tal Lebrero. Y lo hacía sin llevarse las manos a la cabeza, tal y como parecía sugerirle la periodista radiofónica, porque, como él mismo decía, es lo que hay, qué esperábamos: los paises que invierten en educación tienen una ciudadanía educada, los que no lo hacen, apenas ciudadanos.

Pero no se limitaba al comentario poco más o menos condescendiente, ese tan del gusto de la gente fina y educada que mira por encima del hombro al resto de sus conciudadanos. No, daba datos, entre ellos el hecho que del cómputo general de visitantes a su museo tres cuartas partes hayan sido de ciudadanos extranjeros, y más en concreto, de países del norte de Europa, que no son sólo los que mejor y más dedican a la educación de sus ciudadanos, sino también aquellos a los que más a desmano les pilla Málaga en comparación con la inmensa mayoría de los españoles.

Claro que dicho así, en seguida se imagina uno a la peña echándose al cuello del señor Lebrero. ¿Qué es eso de llamarnos ignorantes a la mayoría de los españoles? ¡Será faltoso y engreído el señorito? ¿De qué va, seguro que ese no ha cogido un pico y una pala en su vida? Porque, en efecto, el españolito medio puede ser, y por lo general lo es, un ignorante en casi todo, ni más ni menos lo que producen nuestras escuelas y no te digo ya nada en lo que atañe a esas generaciones que se educaron en el nacionalcatolicismo, donde la doctrina lo era todo y encima la peor de todas. Sin embargo, ya sea por el carácter intrinsicamente individualista del español, por ese poso ancestral del honor mal entendido, el honor del Siglo de Oro, ese no se gana uno con su esfuerzo y/o ejemplo, sino que se nace con él y punto, por el complejo heredado de hidalgos, de querer o creer ser siempre "algo", el caso es que pocas cosas ofenden más al españolito medio como que le saquen los colores por su escasa instrucción o su insensibilidad generaliza hacia cualquier aspecto de la vida. Lo peor de todo es que esta soberbia innata y generalizada hace que abunde el peor espécimen humano que podamos encontrar, aquel del que ya nos habló Machado en su tiempo, el ignorante autosatisfecho, ese que desprecia todo cuanto ignora e ignora todo lo que desprecia. De ese modo sólo hay que reparar en lo más chusco de la fauna ibérica que tanto se ha prodigado y se prodiga por estos pagos: constructores y simples negociantes, cada cual más chungo, perdonavidas, inmoral, que se autotitulaban de empresarios sólo porque manejaban dinero, gente que con la chequera por delante creían que no había límites para su codicia y para la del prójimo, politicuchos que antes incluso de tomar posesión del cargo se ufanaban del rendimiento que le iban a sacar a la cosa, y también, también, ciudadanos medios que se escudan en la creencia de que todo es una mierda, todo está corrompido, todos los políticos son lo mismo y en ese plan, para aplicar las mismas recetas de la picaresca en su ámbito privado porque, como todo el mundo lo hace...

En fin, país chusco y chapucero como pocos, ahora estamos pagando las consecuencias, que nos creíamos señores, hijos de algo porque manejábamos cash a nuestro antojo, y cuando todo se ha ido a la mierda porque apenas era un espejismo, un camelo, nos hemos dado cuenta de no somos como los alemanes, los envidiamos y hasta odiamos, porque su economía como las de otros remontas bien que mal, mientras la nuestra permanece estancada porque no producía nada, no innovaba, todo lo más humo, casas y más casas, pura mierda. Pero qué bien mientras no hizo falta hincar los coros para sacarse una maestría, cuando sólo con coger un pico y una pala te lo llevabas crudo a casa. De ahí esa obsesión, ese sumun conceptual de la existencia del ciudadano medio español reducido a la capacidad de cada cual de poder coger mejor que bien un pico y una pala, si puedes vales, eres un hombretón, los tienes bien puestos, bienvenido a la manada, si no, a tomar por culo, maricón o algo peor, gafapasta o perroflauta.

Porque darle al coco ya es otra cosa, aunque no haga falta pasar por la universidad, aunque uno pueda estudiar un oficio en el que verter todo su talento, innovar, crear, producir. Y si encima lo haces sabiendo qué lugar ocupas en el mundo, cuál es la tierra que pisas y qué, cómo, quién hizo esto o aquello que te rodea, pues mucho mejor, más disfrutarás de la vida, conocer tu entorno y a ti mismo siempre contribuirá a hacerte mejor persona, siquiera sólo más abierto de mente. Pero claro, eso te lo tienen que dar ya de pequeñito en la escuela, luego también deberías tener la oportunidad de poder estudiar aunque no dispongas de los medios económicos. De lo contrario sólo podrán acceder al conocimiento los de siempre, los que pueden sufragarse los exclusivos colegios de pago y las todavía más excluyentes universidades de relumbrón. Si, en cambio, lo público es una puta mierda, masificado, provisional, ineficaz, precario; pues qué quieres que te diga, con tu diploma te lo comas. Claro que si encima te toca vivir en una comunidad autónoma como Madrid, Galicia, Murcia o Valencia donde aprovechan que hay que meter la tijera para hacerlo en educación, no ya para no contratar profesores, sino para deshacerse de cuantos más mejor, ya te puedes dar por doblemente jodido. Quizás puede que te quejes a tus mandamases, pero para qué, si les han votado en manda y eso les da carta blanca para hacer y deshacer, sobre todo esto último, a su antojo. Y a ellos, no lo olvides, no es que se la traiga floja lo público, simplemente no creen en ello, ellos están por lo privado, lo que funciona porque lo otro ya se encargan ellos de que no lo haga. De ese modo, si alguien tiene que recibir una buena educación, colocarse en los mejores puestos de salida del mercado laboral y tal (si hace falta hasta les separa por sexo para que rindan más, están el ello. Al fin y al cabo es lo único que importa, rendir, los números, cualquier otra percepción de lo que debe ser la educación es como poco digna de esa cosa apestosa llamanda Educación para la Ciudadanía, vade retro!) seguirán siéndolo las personas decentes que los apoyan y jalean, los que tienen el dinero o los contactos para poder ir a este o ese otro colegio privado, para acceder a esta o esa otra universidad, colegio profesional o lo que sea. Los demás que se jodan, a ver si encima les van a sufragar la existencia, no ya a los hijos de los obreros, sino incluso a los moros o a los payoponis.

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