miércoles, 13 de mayo de 2015

MARATÓN



Partimos de Vitoria de buena mañana para llegar a tiempo a Oviedo, con la idea de comer unos bocatas por el camino y estar en casa un par de horas antes de la presentación en LibrOviedo. Pues que casi no salimos de la ciudad. Vamos a atravesar Zabalgana viniendo de Armentia y la carretera cerrada. Así que marcha atrás hacia Mendizorroza. En el cruce un munipa de esos -y aquí que se ponga como se ponga el correspondiente corporativista de turno- que piensan que están para dar órdenes al ciudadano, cuando no ya en exclusiva para tocarle los cojones, que nos indica muy por encima y sobre todo fastidiado, parece ser que no le salía a cuenta hacer su trabajo con diligencia y educación un domingo por la mañana, que diéramos media vuelta y nos metiéramos por El Prado, que desde allí no había problema, lo cual hacemos para ir a parar al Portal de Castilla, también cerrado al tráfico. Entonces lo intentamos por Ariznabarra para incorporarnos desde ahí al Bulevar Euskal Herria salida a Bilbao. De nuevo nos damos de bruces con una barrera que nos impide el paso. Vuelta atrás, esta vez decidimos atravesar la ciudad por Salvatierrabide; imposible, a medio camino otra barrera. Pregunto todo airado a un voluntario que vigila la carrera a ver por dónde cojones podemos salir de la puta ciudad, que va ya para media hora que estamos dando vueltas como cobayas en una jaula. Que cojamos la autopista hacia el sur y luego nos desviemos hacia Bilbao a la primera ocasión, vamos, que vayamos unos cuantos kilómetros en dirección contraria y la gasolina ya si eso que la pague Martin Fiz, el campeón olímpico que da nombre a la maratón que hoy domingo a la mañana ha paralizado todo el tráfico en Vitoria porque así les ha salido de sus santos cojones a los organizadores en la convicción de que oye, no pasa nada por incordiar a miles de ciudadanos para que unos pocos vayan a trotar en pantalón corto y deportivas durante unas horicas. Todo por el deporte, sí, mens sana in corpore de otros. Que luego hay quien tiene prisa por salir de la ciudad, llegar a alguna parte, qué habría sido si hubiéramos tenido que llevar a urgencias a alguien hasta Txagorritxu, cómo cóño habríamos llegado y sobre todo cuándo. Pero ya digo, se suspende el derecho al libre tránsito de los ciudadanos durante unas horas a mayor gloria de los fanáticos de salir a pegar brincos en mallas, running la vida loca. Tres cuartos de hora dando tumbos de una punta a otra de la ciudad hasta acabar cogiendo el desvío hacia Bilbao en la autopista a la altura de Nanclares. No me cabían ya los juramentos dentro del coche y he tenido que bajar la ventanilla para que no explotara. ¿Tanto les cuesta organizar su puñetera maratón a las afueras, que mira que no hay parques, campo y monte para dar todas las vueltas que quieran y más. Pero no, oye, así entre lo verde como que no viste, lo que mola es el asfalto, sobre todo tener la ciudad entera a tu disposición, trastocar la vida al prójimo, montar atascos a mansalva y todo para que te vean lucir palmito o modelito, lo que sea, vamos, insisto, será por monte, pedazo de hij..

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