domingo, 31 de octubre de 2010

EL PARAISO DE LOS SOPLAPOLLAS CON DINERO


Una pareja de recién casados suizos viaja de luna de miel hasta las islas Maldivas. Una vez allí bajo las palmeras, puede que paseando a lo largo de interminables playas de arena blanca y acaso también anodadados ante una refulgente puesta de sol sobre el océano, van y deciden renovar sus votos...a los pocos días de casados; o la pareja es de un empalagoso que da para atrás o es que uno de ellos todavía no estaba muy seguro de la sinceridad del otro... Sea como fuere, deciden recurrir al servicio que su hotel de lujo ofrece para estos casos, esto es, una ceremonia local en la lengua local, el dhiveni. El oficiante se dirige en un principo a la pareja en inglés, pero, al rato de ofrecerles un cocktel con coco, pasa a recitar una letania en dhiveni como supuesta parte de la ceremonia según el rito musulmán, religión mayoritaria en el archipiélago. Y ahí están los dos tortolitos con las palmas de la mano levantadas hacia el cielo según la costumbre mahometana, asistiendo todo pasmados a las palabras que les dirige el oficiante simulando leer versículos del Corán cuando en realidad sólo es el contrato del servicio del hotel, pero que no son otra cosa que exabruptos e insultos de su cosecha propia contra el matrimonio homosexual, la sodomización de los pollos y otras lindezas, además de llamarles "pareja de cerdos", desearles "que los hijos que nazcan del matrimonio sean unos bastardos" («les enfants qui naîtront de ce mariage seront des bâtards»), o augurarles "que comerán cerdo, tendrán acné"...

Como es habitual en estos casos hay presentes unas cuantas cámaras, por lo que el vídeo de tan peculiar ceremonia no ha tardado en ir a parar al youtube con el consiguiente escándalo. De ese modo, ha tenido que salir el ministro de exteriores maldivo, Ahmed Shaheed, declarándose "horrorizado" por el vídeo, el director del hotel pidiendo disculpas a la pareja, y muy en especial, una legión de lectores de medios en lengua francesa (la noticia la leo en www.lemonde.fr y de ahí que transcriba algunos comentarios del original por pura pereza traductora) aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid para despotricar contra las Maldivas, el turismo de lujo, los musulmanes, de la intolerancia innata de este colectivo, de la necesidad de una nueva cruzada contra el infiel y ya más en concreto contra las Maldivas y su industria turística, todo esto y demás tremendidades del tipo "yo les metía los minaretes que tienen en Zurich por..." que sólo demuestran lo mucho que estimulan estas noticias la imaginación del personal tan dado a indignarse por un quítame ahí estas mezquitas o caricaturas de mi Mahoma del alma y olé...

Así y todo, y a diferencia de la gran mayoría de los foros españoles donde lo que predomina es la descalificación y el exabrupto, donde el debate brilla por su ausencia y el que se manifiesta moderado o conciliador es tildado poco menos que de mierda a lo Pérez Reverte refiriéndose a Moratinos, bonito espejo del nivel de los foreros españoles y no digamos ya del folletinero mayor del Reino, en la mayoría de los foros francófonos los comentarios mesurados compiten con los que no lo son, y siempre hay mas de un "polito-sociologo" de ordenador intentando explicarnos las probables razones de tal o cual actitud de acuerdo con mil y una teorías de manual para el perfecto "enterado".

Pero no es la calidad intelectual de los foros lo que me interesa, sino el que intuyo como el verdadero transfondo de esta historia tan chusca, el cual además creo que nos lo adelanta a perfección el presidente de la asociación de empleados de turismo de Maldivas, Mahrouf Zakir, pues según él: se payer la tête des touristes en dhivehi est une attitude «malheureusement très répandue parmi le staff des hôtels». Même dans les établissements les plus luxueux. «Je l’ai vu moi-même, confie-t-il dans les colonnes de Minivan . Et pas seulement pour des cérémonies de mariages mais pour les anniversaires aussi. C’est quelque chose de stupide, je trouve ça fou.» Il estime que le personnel n’entend pas par ce comportement manquer de respect aux touristes mais simplement «s’amuser».. Lo que traducido a su mínima expresión vendría a ser que los empleados como el oficiante en cuestión simplemente aprovechan la ocasión para chotearse de dos pardillos occidentales que llegan a ser tan memos como para pagar 1.300 dólares por una ceremonía sin valor legal alguno, en una lengua que no entienden y sobre todo según el rito de una religión que no comparten.

Ni choque de civilizaciones, terrorismo islámico de baja intensidad, odio hacia occidente, ni hostias en vinagre. La reacción de un currela hasta los mismos de aguantar a ricachones soplapollas, tan frívolos como memos, para pagar una patochada que cualquier creyente musulmán bien puede tomarse como una tomadura de pelo de su religión; ¿no sería igual de chusco una pareja de musulmanes llevando un paso de Semana Santa o celebrando la Navidad en la intimidad de sus hogares? Pues eso, que toda esta bobería de occidentales en busca de emociones espirituales previo pago a más de mil kilómetros de casa me enerva de tal manera que si llego a ser yo el oficiante no te quiero ni escribir la rista de improperios que les hubiera dirigido a los dos tortobobos en lugar o además de couple de porcs...

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