Hace tiempo, mucho, un pariente me dejó sobre la mesa una carpeta que contenía una recopilación de títulos, diplomas y demás menciones que atestiguaban que la persona cuyo nombre y apellidos encabezaba la mayoría de ellos se había dejado lapiel durante años en su consecución. Pues bien, mejor para él, pensé, mejor lo tendrá para ganarse la vida, o no, y en todo caso, ¿a mí qué? Claro que para colmo de titulitis, siquiera ya sólo como parodia de la misma, el diploma que le dieron a mi hijo en la guardería donde se certificaba que el nene había asistido a la misma durante dos años y en los que había adquirido diferentes conocimientos como saber identificar los colores o sentarse en la taza del váter a hacer pipí. Bien, pues todo esto me vino anoche a la cabeza releyendo este párrafo de Extinción de Bernhard:
""Hace tiempo le dije a Gambetti que los austriacos y los alemanes no valoran a los hombres sino sólo los títulos y los diplomas, en efecto, llegan incluso a creer que no surge el hombre hasta el momento en que ha obtenido un título o recibido un diploma, ante no es hombre. Gambetti encontró esa afirmación mía demasiado crasa, la llamó exagerada, pero en el curso de nuestras lecciones le probaré aún que en absoluto exagero y que eso no ocurre sólo en Austria, como vuelvo a pensar precisamente, sino en toda Europa y, con el tiempo, con aterradora rapidez, ocurrirá también en el mundo entero. Pero esa manía de los diplomas y títulos no es, naturalmente, una invención de este siglo, los hombres los han perseguido siempre. Como se valoraban a sí mismos demasiado poco, un día, hace ya siglos, se presentaron como diplomas y títulos para poder existir a sus propios ojos. Mi tío Georg decían muy a menudo: siempre que voy a Austria, creo, como me siento en el tren, que sólo van sentados títulos de catedrático y de doctor en el compartimento, no hombres, que sólo van por las calles hordas de diplomas, no jóvenes, sólo consejeros aúlicos, no ancianos."
Thomas Bernhard - Extinción
""Hace tiempo le dije a Gambetti que los austriacos y los alemanes no valoran a los hombres sino sólo los títulos y los diplomas, en efecto, llegan incluso a creer que no surge el hombre hasta el momento en que ha obtenido un título o recibido un diploma, ante no es hombre. Gambetti encontró esa afirmación mía demasiado crasa, la llamó exagerada, pero en el curso de nuestras lecciones le probaré aún que en absoluto exagero y que eso no ocurre sólo en Austria, como vuelvo a pensar precisamente, sino en toda Europa y, con el tiempo, con aterradora rapidez, ocurrirá también en el mundo entero. Pero esa manía de los diplomas y títulos no es, naturalmente, una invención de este siglo, los hombres los han perseguido siempre. Como se valoraban a sí mismos demasiado poco, un día, hace ya siglos, se presentaron como diplomas y títulos para poder existir a sus propios ojos. Mi tío Georg decían muy a menudo: siempre que voy a Austria, creo, como me siento en el tren, que sólo van sentados títulos de catedrático y de doctor en el compartimento, no hombres, que sólo van por las calles hordas de diplomas, no jóvenes, sólo consejeros aúlicos, no ancianos."
Thomas Bernhard - Extinción
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