viernes, 29 de abril de 2011

COMO JACOB O DAVID EN EL BERLÍN DE LOS AÑOS 30


Ya me pasó algo parecido durante el Mundial con la victoria de la Roja, que, antes que por consideraciones ideológicas o identitarias, las cuales en aquel momento me la traían al pairo, hartico estaba pues, que como no estaba acostumbrado por una mera cuestión de costumbre, siquiera porque en mi ciudad no se estila tanta efusión por semejantes colores y si se hace como que por los bajines, no vayamos a tener problemas con el Arzalluz de turno, veía banderas españolas por todas partes y algo se me reconcomía por dentro sin saber el qué, vamos, que sin proponérmelo empezaba a sentirme raro, raro, a miles de kilómetros de lo conocido, en Manchurria o por ahí.

Pues este jueves otro tanto tras la victoria del Barça contra el Real Madrid. Ya en la cafetería de todas las mañanas un paisano de edad avanzada, lo que viene a ser un viejales en toda regla, que le espeta a un grupo de currelas si la razón de que parezcan cabizbajos se debe a la cagada de ayer de su equipo del alma, el Real Madrid. Pues sí, no se equivocaba el abuelo, los currelas en mono junto a la barra y la plana mayor de los allí presentes estaban de morros precisamente por eso; puto Barça. Aunque puede que no tanto por la derrota del equipo blanco como por la victoria del en la actualidad el mejor equipo del mundo, lo que para ellos, esto dicho por algunos a voz en grito, venía a ser lo mismo que un robo por parte de los de siempre, esos seres repulsivos del noroeste de la piel de toro, los putos catalanes, esa gentuza que, o no se siente española o al menos no lo suficiente o como creen algunos que está mandado, mandado tipo Tribunal Constitucional y en ese plan.

Bueno, bueno. Yo a mis noticias y corriendo a casa a ponerme al ordenador. Ya luego a la tarde, de vuelta de mi paseo vespertino, que paro en el bareto que hay en la esquina de enfrente de casa por mi cervecica de las ocho y pico y mis diarios por lo de leer otra cosa que no sea el panfleto pijipogre que compro a diario, yo qué sé por qué, supongo que porque de entre lo que hay tampoco es lo peor. El encargado del local un chico super majo, vamos, un asturianón al uso, tanto que la primera vez que entré en su local, si llego a estar en Vitoria y me encuentro con un camarero tan amable y servicial como suele serlo él, lo primero que hago es preguntarle si el camarero de verdad ha tenido que salir por una urgencia y hay que aprovechar que tenemos barra libre a ver quién la coge más grande o por el estilo. Porque, pase que nada más entrar a su minibar, ya que el local es mínimo, te encuentres colgadas del techo dos banderazos rojigualdos, que, ¡ojo!, me hubiera dado igual ese o cualquier otro trapo del estilo, a lo estanco o edificio oficial. Pero, que siempre hay un pero por ahí, no deja de resultar curioso que un tipo que solía frecuentar lugares donde no colgaban precisamente ese tipo de banderas, a no ser que fueran para quemarlas poco después a lo date prisa que ya vienen ya sabes tu quién, ya oigo las sirenas, se le va a hacer, así era la peña, la época y el lugar, haya acabado tomándose unas birras bajo la bandera del estado represor ese del que oía hablar en su ambiente a todas horas y a todo el mundo.

No pasa nada, que por obsesionarme ya tengo temas de sobra, que servidor ya se abonó hace mucho al escepticismo, y sobre todo al fastidio, el hartazgo, acerca de todas estas cosas de los colores patrios y demás chorradas. Sin embargo, es servirme la birra y darme cuenta de que el camarero y su parroquia estaban atentos a la diatriba inconexa y casi que demencial, sin casi más bien, del inefable entrenador luso del Real Madrid que en ese momento salía en la caja tonta colocada encima de la puerta. Entonces vino el acabose, toda la peña de la minitasca a una con el portugués, que sí, que qué razón tiene el Mou, están todos confabulados contra la Casa Blanca, conspiración a escala planetaria, los árbitros de la Champions comprados por el capital polaco, estos unos hijos de mala madre sin lugar a excepciones, el Pep un baboso de mierda al que habría que caparle si es que ya no lo está, España una, España grande, España que se rompe, ay, ay, ay, qué pupa...

Para echarse a temblar, sobre todo si, en un exceso de malta o lo que fuera, se me ocurre abrir la boca para comentar que anoche yo también estuve viendo el partido, que quería que ganara el Barça por principio, qué cojones, porque después de los equipos o equipillos de mi tierra, pobrecicos, es el que más me pone por pura simpatía o acaso simple empatía, y déjate de hostias, así como la mayoría de sus jugadores, Messi, Iniesta, Puyol, Xabi, el novio de la Shaky y hasta el Alves, oy, oy, oy, qué he dicho... Eso y lo que pienso humildemente del puto Real Madrid y de algunas de sus lumbreras, figuras quería decir, como el Sergio Ramos, por no continuar con ese entrenador bocazas, faltón, falso, llorica y mal bicho que es el Mourinho, la antítesis en todo del Pep, escolta tu, listo, humilde, currela, sincero, de palabra y tal, mes maco e amb quant de seny.... En fin, el contrapunto de ese caradura resultista que ha convertido a los blancos en un equipo de lo más bajo de la tabla, siquiera sólo de espíritu…

Pues eso, que tocaba callarse por si acaso, a ver si me van a echar del barrio, porque ayer como nunca, uno, entre tanto exabrupto patriotero de barra y carajillo mañanero o cubata vespertino, como si hubiera jugado la Roja esa contra Beluchistán, se sentía algo así como un pez fuera de la pecera o por el estilo, por no decir como un judío el la Alemania nazi, qué barbaridad, ahi, ahí, pasándome mil pueblos, aunque casi...

Pero bueno, para qué engañarnos, como que a veces uno no sentía algo parecido en aquellos ambientes de lo viejo y de por ahí que solía frecuentar de joven, de más joven, digo, donde la cosa solía ser tan espesa, tan monofanática, brumosa, que había momentos que hasta daba ganas, siquiera sólo por joder, de cantar:

Mi querida España
Esta España mía,
Esta España nuestra
De tu santa siesta
Ahora te despiertan
Versos de poetas
¿dónde están tus ojos?
¿dónde están tus manos?
¿dónde tu cabeza?

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