domingo, 24 de abril de 2011

NO TE PAGO PARA QUE PIENSES...


Leo hoy en uno de esos suplementos dominicales una cosa que debería hacernos recapacitar y mucho sobre el trasfondo socio-cultural de muchas de las expresiones que usamos a diario de un modo mecánico o casi. Decía una chica catalana, que trabaja en Suecia como creativa de Ikea, que el estancamiento del espíritu emprendedor de España se refleja a las claras en muchas de las expresiones de uso corriente en el seno de las empresas, más en concreto en esa tan manida de "no te pago para que pienses", tan del gusto del primer idiota que llega a tener un puesto de mando de o en lo que sea y que lo primero que procura a toda costa es que nadie le haga sombra, sobre todo un subordinado con ideas propias, no se le vaya a ocurrir algo que mejore el negocio y luego se lleve los laureles, que aquí el espíritu de empresa es lo que es, la pica de Flandes de cada uno dentro del organigrama, cuando no la suma de incompetencias varias, un magma de envidias y vanidades que pugnan entre sí para que nunca destaque el otro, el talento ajeno nunca es la materia prima de la empresa, más bien un peligro para los intereses particulares de los de arriba. Así nos va, decía la creativa a modo de conclusión tras comparar su experiencia laboral en España con la que se había encontrado en Suecia.

Pues eso, cuánta verdad hay de nosotros mismos en las expresiones que utilizamos a diario.

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