miércoles, 13 de abril de 2011

ICH BIN DEUTSCH!


Decía hoy un artículo de un periódico cualquiera que un informe de la OCDE ha llegado a la conclusión de que los países con jornada laboral más corta son los que antes y mejor capean la dichosa crisis. El ejemplo de estos, cómo no, Alemania, seguida de Dinamarca y así por el resto de países del norte. En cuanto a España:


"En España se trabaja mal. Sobre todo en el sector servicios se sigue teniendo la concepción antigua de que echar muchas horas en la oficina es sinónimo de productividad, y no es así", dice Martínez Lázaro. A sus alumnos en el Instituto Empresa les pone un ejemplo: "Si vais 30 a hacer una zanja en el asfalto con pico y pala tardaréis mucho y no es porque seáis vagos, es por otras razones". Son tres, explica, los factores clave de la productividad, los medios de que dispone el trabajador, los procesos del trabajo y la formación para desempeñarlo correctamente. "Así que, si en lugar de pico y pala hay una taladradora adecuada, se sabe qué permisos hay que pedir para taladrar, cómo recoger el material extraído, y el trabajador conoce el uso de la herramienta, con uno solo y en poco tiempo la zanja estará abierta y con más calidad", ejemplifica. Pero, según dice, en España se sigue valorando las horas de oficina, aunque el trabajador esté consultando cosas privadas en el ordenador, o viendo fútbol. "Sin embargo, aún se percibe al trabajador que resuelve desde casa como alguien que está escamoteando sus funciones", añade.

Imposible estar más de acuerdo. Lo sabemos, lo sé, lo he experimentado cuando estaba sometido a un horario. Ocho horas en las que sólo se curraba, cuando había curro de verdad, la mitad. El resto a ver las musarañas o ya directamente el porno en Internet. Eso en el import-export, que en la agencia de viaje a saber por qué abría por las mañanas, si lo que tuviera pendiente sobre la mesa lo resolvía a primeras horas de la tarde antes de que empezara a entrar la marabunta a partir de las seis, cuando todo quisque empezaba a salir del trabajo.

Pero no lo digas, ¡sacrilegio, sacrilegio! En España trabajar nunca ha sido una cuestión de productividad, de eficacia. Aquí no se concibe cumplir el cometido para el que te pagan y adiós muy buenas, a otra cosa mariposa, casi siempre más edificante como tu familia o tus aficiones. De hecho, la expresión que más se usa para referirse al trabajo lo dice todo. "meter horas". No importa cómo o para qué, lo que importa es que sean muchas, cuantas más mucho mejor, más papeletas para la medalla al trabajo.

Tengo para mí que debe ser algo de la cosa agraria que nos caracteriza, un país urbanizado a partir de los sesenta donde la inmensa mayoría son campesinos trasladados a la ciudad, hijos o nietos de éstos. En el campo se trabaja de sol a sol, se trabaja así porque no queda otro remedio, siempre hay algo que hacer, y el campesino que no volvía a casa deslomado al final del día, malo, muy malo, era un baldarra, un vaguetas. Pues en eso estamos, en la jornada de ocho días como sustitución de la de sol a sol. Sales a tu hora y poco importa que te hayas tocado los cataplines todo el tiempo, has cumplido con horario preestablecido y estás satisfecho, eres un ciudadano de bien, decente, un trabajador, que te dejen conque si no has terminado lo que tenías entre manos o que si lo has hecho mal, eso ya mañana, ahora toca a casa a tumbarse o de potes por el barrio.

Luego no es de extrañar que el currela al uso frunza el ceño ante el currela por cuenta propia, que lo envidie tanto como lo desprecia; ¡claro, a saber cuántas horas mete...! No lo concibe, trabajar sin un horario, lo que para muchos viene a ser sinónimo de no madrugar, sin la tutela de un jefe o al menos la obligación de dar parte en todo momento de lo qué hace y cómo lo hace. Y es que el trabajador por cuenta propia sólo responde ante sí mismo, se organiza a su antojo o necesidad, no tiene más obligación que para con el calendario que acepta o pacta, tampoco explicaciones a nadie de cómo, cuándo y por qué hace su trabajo. Y por si fuera poco, no le queda otra que hacer su trabajo lo mejor que puede o sabe, hacerlo cuanto antes mucho mejor para poder hacer más. ¿Resultado? Consigue hacerlo en menos tiempo y mejor, le sobra tiempo para otras cosas porque no se ve interrumpido por otra cosa que no sean sus necesidades fisiológicas o las llamadas de las operadoras telefónicas de turno, tiene tiempo para entradas como ésta, para otros menesteres domésticos y no, y a veces incluso se pasa y sobreproduce por si acaso. Pero no nos pasemos, que no somos japoneses, todo lo más, y a la vista del informe OCDE, somos ALEMANES.

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